¿Cómo ser fermento en la familia humana frente a las desigualdades sociales de América?
Para 2023, el P. Ángel Fernández, Rector Mayor de los Salesianos, propuso en su Aguinaldo «ser fermento en la familia humana de hoy», lo que implica que cada uno tiene un lugar y tarea específica en la construcción del Reino de Dios, como aquella levadura que hace crecer la masa. Pero ¿cómo ser ese elemento transformador frente a las desigualdades sociales que vivimos en el continente?
Doscientos un millones de personas viven actualmente en situación de pobreza en Latinoamérica. De ellas, la mayoría (45%) son menores de 18 años, indígenas (46%), afrodescendientes (30%) y de zonas rurales (44,1%).
Las estructuras económicas desiguales incrementan los niveles de pobreza y esto genera situaciones de vulnerabilidad con los sectores más desfavorecidos, condicionados, además, por su género, etnia y área de residencia. Según CEPAL, “los impactos sociales que ha traído aparejada la pandemia no ceden y la región no ha podido retomar la senda de crecimiento y reducción de la pobreza y desigualdad, en un escenario de incertidumbre y elevada inflación”.
“Muchos jóvenes no pueden estudiar, porque sus padres no tienen empleo o caen en el alcoholismo y drogadicción, no tienen apoyo”, comenta Kevin, quien asegura que antes de participar de la propuesta formativa del programa TESPA (Talleres Escuela San Patricio, de Ecuador) solo buscaba sobrevivir. Como él, miles de jóvenes, con diversas situaciones de vulnerabilidad, encuentran un camino para seguir sus sueños a través de las propuestas educativo- pastorales de las obras sociales salesianas.
En nuestros programas y servicios compartimos, día a día, la vida con jóvenes y familias que viven de cerca las desigualdades sociales de cada país y contexto. Podemos escuchar sus preocupaciones y conocer de cerca su realidad.
“El objetivo último de la misión de Don Bosco es, junto a la salvación de sus muchachos, la transformación de la sociedad”. Entonces, nuestra vocación no se trata únicamente de responder a necesidades o a problemáticas sociales puntuales, sino de ser aquella semilla que genera cambios estructurales. El Rector Mayor reflexiona que “el bien, así como el amor, justicia y solidaridad, no se alcanza de una vez y para siempre, sino que debe conquistarse cada día”.
El rol de los laicos en la labor salesiana es esencial para que la misión de Don Bosco siga en pie. La Iglesia necesita a los laicos y su visión para hablar el lenguaje del mundo, de la humanidad. El laico es un cristiano que santifica el mundo desde dentro, que trabaja en la construcción del Reino Invisible de Dios. Son aquellos educadores y educadoras quienes, con su dedicación y cercanía, siembran a diario aquella semilla de esperanza en la niñez, adolescencia y juventud.
Por Red América Social Salesiana