Reinventar, reconstruir, hacer nuevo el Sistema Preventivo Salesiano.
La levadura viva y fresca conserva su eficacia leudante durante un tiempo, pero una vez abierta, se acelera la pérdida de su poder transformador.
Para la metáfora del Aguinaldo de este año vale también esta condición de la naturaleza. La dimensión laical del carisma salesiano que fermenta el mundo juvenil con el “poder leudante” del carisma salesiano corre el riesgo de marchitarse con el tiempo si no lo cuidamos.
El rasgo que identifica la acción de la levadura es, precisamente, “estar en medio” entre la misma realidad, ser presencia viva desde “dentro”, pero… estando con “poder”, con “sentido”, con “intencionalidad” de cambio y transformación en la masa de la familia humana de hoy, para hacerla justamente más humana y con alma de Evangelio.
No es sólo un problema nuestro
Este tema preocupó a Don Bosco en los últimos años de su vida. En la famosa Carta de Roma de 1884, los exestudiantes le formularon una alarmante pregunta en sus sueños: ¿Dónde están los salesianos? ¿Por qué no están presentes, o lo están de manera apática y desinteresada, en el “patio” de los jóvenes? ¿Qué otras preocupaciones o intereses los distraen de su misión?
El carisma salesiano, que es don vivo del Espíritu Santo, es también como la levadura dentro de nuestro propio corazón. Incluso puede envejecer, o deteriorarse, o perder su capacidad transformadora si no procuramos ser fieles al don recibido y desplegarlo lo más que podamos, desde nuestra conciencia activa, docilidad y compromiso en actualizarlo.
Hacer nuevo el Sistema Preventivo
El P. Pedro Braido, en su famoso libro “Prevenir, no reprimir. El sistema educativo de Don Bosco”, dedicó el último capítulo a este tema: la necesidad de restaurar, reinventar, reconstruir y “hacer nuevo” el sistema educativo de Don Bosco:
“El sistema preventivo está destinado hoy a medirse con un ‘mundo joven’ que solo desde el punto de vista cuantitativo presenta problemas que no admiten comparación con los del ochocientos (jóvenes huérfanos y vulnerables que Juan Bosco reunió en 1859 para formar una comunidad educativa en Turín).
Para que las grandes ideas inmanentes y las originales estrategias metodológicas de Don Bosco se conviertan en principios de una real ‘innovación educativa’ para los nuevos jóvenes, en tiempos profundamente cambiados, es necesario que sean profundizados, estudiados, integrados, puestos al día, de manera refleja y operativa.
Desde esta perspectiva es evidente la exigencia de una específica profundización teórica y técnica de la fórmula, ciertamente sugerente: ‘Buen cristiano y honrado ciudadano’”.
Un Aguinaldo que nos compromete seriamente
No basta con tener buena voluntad, entusiasmo personal, colectivo o motivaciones afectivas. Es necesario que comprendamos mejor la realidad, que nos formemos continuamente en los dinamismos del carisma, que nos dediquemos al estudio y al esfuerzo comunitario para actualizarnos y que convirtamos verdaderamente nuestros corazones.
Nacido y crecido a lo largo de los siglos en clima religioso, bíblico y cristiano, el sistema preventivo necesita una fuerte refundamentación antropológica y teológica que restablezca y refuerce el frágil fundamento práctico-moralista del ochocientos. La visión teológica supone una reflexión previa de carácter racional sobre el “ser hombre”, sobre el “ser hombre y mujer joven” hoy.
La reciente y gozosa celebración de la Pascua de Jesús, que con su vida nueva llenó de radiante alegría a nuestras comunidades, rejuvenezca y fortifique también el poder transformador de “nuestra levadura”. Es tiempo de renovación, es espacio para la creatividad, hay un horizonte abierto a la multiplicidad de experiencias que prueben y certifiquen la validez del carisma salesiano laical para los tiempos de hoy.
Por Luis Timossi, CSFPA