Entre las dimensiones más profundas de la acción pedagógica de Don Bosco están sus numerosos sueños. En ellos se plasmaba toda su fuerza carismática de la que brotaban sus más íntimos deseos y anhelos y en los que intuía la asistencia de la gracia divina. Todo esto es fruto de su continua y constante comunicación con Cristo, gracias a su oración frecuente y su amor por la Eucaristía.
Los sueños de Don Bosco son un tesoro de espiritualidad y de elementos de meditación y reflexión para todo el movimiento salesiano. Basta recordar el de los 9 años, que marcará a fuego su vida y le indicará el camino que la providencia le indicaba para ser anunciador de la palabra de Jesucristo a los jóvenes más pobres. En este sueño recibe a la Santísima Virgen María como guía y maestra.
Los sueños de Don Bosco fueron muchos y referían a muy variados y diversos temas, sin embargo, nos interesa revisar algunos que llamamos misioneros. En estos, aunque parezca increíble, se hace presente nuestro país. ¿Cómo sucede esto? ¿Cuáles fueron estos sueños y qué logra ver de Chile?
La noche que precede a la fiesta de Santa Rosa de Lima, (primer fruto de santidad americana), es decir, del 29 al 30 de agosto, Don Bosco tiene un sueño en el que es acompañado por un joven que le ayuda a recorrer gran cantidad de lugares de América del Sur. Dentro de este recorrido, ambos llegan al fin del mundo, describiendo el hecho de la siguiente manera:
“…Llegamos finalmente al estrecho de Magallanes. Yo miraba. Bajamos. Frente a mí tenía a Punta Arenas. El suelo, por varias millas, estaba totalmente lleno de depósitos de carbón fósil, de tablas, de vigas, de maderos, de grandes montones de metal, en parte elaborado y en parte aún en bruto. Largas hileras de vagones destinados para el transporte de mercadería aguardaban los cargamentos. Mi amigo me mostró todas estas cosas. Entonces pregunté:
-¿Qué quieres decir con esto ahora?- Me respondió: Lo que ahora es un proyecto, será algún día realidad…”.
Don Bosco soñará nuevamente con Chile la noche del 31 al 1 de febrero de 1885, sueño que contó a los miembros del Consejo General. Uno de ellos, Don Lemoyne, tomó nota de aquel relato y los puntos más directamente relacionados con Chile son los siguientes:
“…Sin saber cómo ni con qué medio, nos encontramos de pronto en América. Llegado al término del viaje, me encontré solo en medio de una vastísima llanura, situada entre Chile y la República Argentina. Mis queridos misioneros se habían dispersado por aquí y por allá a través de ese territorio sin límites… Cada uno de aquellos caminos partía de alguna de nuestras misiones. Al final de un larguísimo camino que asomaba desde Chile, yo veía una casa con muchísimos salesianos que se ejercitaban en las ciencias, en la piedad, en los variados artes y oficios y en la agricultura… vi en aquella llanura de Chile una gran cantidad de naturales dispersos en el Pacífico hasta en el golfo de Ancud, en el Estrecho de Magallanes, en el Cabo de Hornos, en las islas Diego Ramírez… quedaron junto a mí un buen número de Cooperadores Salesianos, entre los que distinguí al Vicario General de Chile”.
Don Bosco manejaba datos de nuestro país por contactos personales con chilenos y por las innumerables cartas que le escribían desde nuestra tierra en las cuales se le señalaba varios lugares geográficos. Esto acrecentó su interés porque sus salesianos se hicieran cargo de las numerosas propuestas evangelizadoras que le ofrecían en nuestro territorio. Por eso, Don Bosco le señala en una carta a Mons. Cagliero, el 10 de febrero de 1885, lo siguiente: “…Recuerda que Chile mira a los salesianos y los salesianos miran amigablemente a esa nación”.
Uno de los sueños más importantes con nuestro país está relacionado con las misiones. Tuvo lugar la noche del 9 al 10 de abril 1886, durante su estadía en Barcelona, el cual narró con emoción a Don Rúa y a Don Viglietti, siendo este último quien lo escribió con el fin de dejarlo como patrimonio espiritual. Es en este sueño donde la Providencia de Dios le traza el camino misionero para la Congregación que, increíblemente, tiene por punto de partida una ciudad de nuestro país. Desde allí se establecería la ruta que indicaría la presencia Salesiana en todo el mundo.
“…Vio una inmensa cantidad de jóvenes que corrían hacia él y le decían: Te hemos esperado tanto y ahora ya no te escaparás.
- Uno le dijo: ¿Qué ves? - Don Bosco respondió: - Veo montañas, mar, colinas y más montañas y mar. Leo un cartel: Valparaíso, otro que dice Santiago y unos niños leían Pekín. Y una doncella dijo:
-Tira una línea de Santiago a Pekín, pasando por el centro de África y tendrás una idea de lo que deberán realizar tus salesianos. Pero, para realizar esto, los salesianos deberán cultivar el amor a María…”.
Según nuestra cronología, vemos que la llegada de los salesianos a nuestro país es inminente, sin embargo, el corazón de Don Bosco lo hizo estar presente en Chile desde antes. En sus sueños tuvo la oportunidad de describir e, incluso, pisar nuestra patria, para que, desde ella, los salesianos proyectaran al mundo entero su anhelo de evangelización a los jóvenes más necesitados.
Por P. Sebastián Muñoz Olmos, sdb