Científicos alertan que el tradicional fenómeno climatológico tendrá en 2023 características nunca antes vistas. Provocará inundaciones, aluviones, pérdidas agrícolas, temperaturas elevadas e incendios forestales en gran parte del mundo. También en Chile.
Los meteorólogos lo bautizaron como “Súper Niño” o “Niño Godzilla”. Es el ya conocido fenómeno climático de El Niño, pero que este 2023 llegará intensificado, extremo y con consecuencias catastróficas a nivel mundial. Todo, aseguran los expertos, producto del cambio climático y de la acción humana.
Recordemos que es un evento natural y periódico (se da cada dos a siete años) que se caracteriza por el calentamiento anómalo de las aguas superficiales del océano Pacífico. Esta mayor temperatura provoca el aumento de las lluvias en algunas zonas costeras o episodios de sequía en otros sectores.
Pero el “Súper Niño” va más allá. Según los expertos, nunca antes en la historia se había registrado una evolución tan rápida y notoria en la temperatura de las aguas. El Centro de Predicción Climática de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) alertó recientemente que en el Pacífico tropical están 0,8 grados por encima del promedio.
Este aumento, aún en curso, dejará lluvias torrenciales, inundaciones, pérdidas pesqueras y agrícolas, aluviones y alza en las temperaturas en América del Sur y el suroeste de Estados Unidos. Pero también graves sequías en el Pacífico occidental, como Indonesia y Australia.
Según Petteri Taalas, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), se espera que en los próximos meses el “Súper Niño” eleve las temperaturas mundiales hasta límites desconocidos. “Esto tendrá repercusiones de gran alcance para la salud, seguridad alimentaria, gestión del agua y el medioambiente. Tenemos que estar preparados”, añadió.
Con todos estos antecedentes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya está tomando medidas. En una reciente conferencia de prensa advirtieron de la mayor propagación de enfermedades virales, como el dengue y el zika, que están relacionadas con el aumento de temperaturas y lluvias.
¿Cuándo llegará el “Niño Godzilla”?
Las autoridades internacionales de meteorología lo vienen anticipando desde 2022 y ya le pusieron fecha de inicio. De acuerdo con el último informe de la OMM, comenzará entre julio y septiembre de 2023.
Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, estima que el “Súper Niño” llegó hace rato a Chile. Prueba de ello son los megaincendios de febrero de 2023, las altas temperaturas de marzo y abril y las inusitadas lluvias, desbordes de ríos e inundaciones de junio recién pasado.
De acuerdo con el especialista, la temperatura superficial del mar está “muy alta” en Chile desde febrero pasado. “Por lo tanto, desde la perspectiva de Chile, El Niño ya comenzó. Ahora hay un 50% de probabilidades de que siga desarrollándose y se convierta en un Súper Niño. Que es cuando los Niños son particularmente intensos”, sostiene.
Agrega que “El Niño para Chile significa precipitaciones por encima de valores típicos. Al menos hace 20 años eso era así. Cada vez que teníamos El Niño, y en particular, Niños intensos como el del 97 y el 82, había no solamente lluvias, también inundaciones y aluviones en la zona central de Chile”, concluye.
¿Por qué es cada vez más intenso?
De acuerdo con Bin Wang, jefe del Departamento de Meteorología de la Universidad de Hawai, las aguas del oeste del Pacífico se han calentado desproporcionadamente más rápido que las del Pacífico central. Todo producto de la acción humana.
“Si el oeste del Pacífico se continúa calentando más rápido que el Pacífico central, entonces El Niño será más frecuente y su intensidad se incrementará”, advierte.
Su investigación evidencia cómo la acción humana puede conducir a mayores eventos extremos de El Niño en el futuro. “Si las causas que han generado este calentamiento en el Pacífico continúan con motivo de la acción humana, los eventos extremos de El Niño no solo serán más frecuentes, sino que dejarán profundas consecuencias socioeconómicas”, concluye.
Por Alejandro Manríquez, periodista