El salesiano sacerdote P. Leonardo Santibáñez, quien actualmente se encuentra en el noviciado de Uruguay, celebró sus 50 años de ministerio sacerdotal con una acción de gracias el pasado 6 de noviembre.
El P. Leonardo nació en 1944 en Santiago en el seno de una familia cristiana. Desde pequeño conoció a los Salesianos, pues estudió en el Liceo Manuel Arriarán Barros de La Cisterna y allí participó del grupo de acólitos.
Cursaba cuarto medio cuando comenzó a discernir profundamente su vocación. En ese momento se preguntó, ¿por qué no ser Salesiano? Le gustaba enseñar a otros y le atraía la manera de ser, el estilo y la cercanía de Don Bosco. Fue así como se decidió a partir al noviciado ubicado en ese tiempo en Quilpué, el 21 de enero del año 1961.
“Le avisé a mi mamá unos diez días antes de partir. No sé qué habrá pensado, pero sin decir nada preparó mi ropa y partí. Ella era una persona de fe profunda y desde niño me llevaba a la misa todos los domingos”, recuerda.
El P. Leonardo se ordenó el 6 de noviembre de 1971 junto al P. Bernardo Venegas y al P. Gerardo Poblete por imposición de manos del Cardenal Raúl Silva Henríquez. “Éramos ocho los compañeros de curso que llegamos al sacerdocio. De ellos, dos eran ecuatorianos y seis chilenos. Ese día nos ordenamos cinco y los otros tres posteriormente”.
Recuerda con mucho cariño su primer servicio pastoral como sacerdote, “atendía el sector alto de Lo Cañas, especialmente trabajé en una población llamada La Higuera. Tengo un recuerdo muy bonito de ahí. Íbamos con los novicios y estudiantes de filosofía a atender una comunidad de gente muy sencilla, humilde y pobre”.
Luego de cuatro años partió a estudiar Catequética en la Universidad Pontificia Salesiana (UPS) en Roma. Allí estuvo tres años y medio, en los que se integró a una comunidad neocatecumenal, la que define como “una experiencia muy interesante porque me permitió tener un trabajo pastoral junto al estudio”.
Cuando fue Director de la presencia salesiana de Valparaíso comenzó a vivir la experiencia del Encuentro Matrimonial, que a sus ojos lo hizo crecer mucho en el sentido humano. “Aquí hay un aprecio muy grande, una gran cercanía, pues no te miran como alguien lejano, sino alguien como ellos”, expresa el P. Leonardo.
Junto al P. José “Pepe” Forbes trabajó con jóvenes en los movimientos EJE y Escoge. En la Universidad Católica Silva Henríquez participó en la Pastoral. Estuvo seis años en el Teologado de Lo Cañas. Fue Vicario Inspectorial y luego Inspector de los Salesianos en Chile.
El P. Pascual Chávez, Rector Mayor de ese tiempo, le entregó un hermoso regalo luego de su servicio de gobierno y animación de nuestra Inspectoría. Ir donde él quisiera a tomar un tiempo de estudio y descanso. Escogió Jerusalén y allí estuvo siete meses en el Teologado Salesiano de la ciudad. Expresa que “fue un tiempo de mucha reflexión, de revisión de mi vida a la luz del Señor. Con un buen recorrido de trabajo hay una manera distinta de vivir el sacerdocio”.
Para el P. Leonardo su sacerdocio se ha cimentado en dos pilares, el primero, la celebración diaria de la Eucaristía; y el segundo es el acompañamiento a las personas. Acompañar jóvenes, enfermos, matrimonios en dificultades, etc. Su lema sacerdotal está tomado del Evangelio de Juan: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10:10). “Deseo llenarme de vida para poder compartirla con otros, así entiendo mi sacerdocio”.
Llegar a medio siglo de ministerio sacerdotal lo ha hecho reflexionar y mirar su caminar como Salesiano en perspectiva, “pensar en los cincuenta años ha sido un tiempo de reflexión, de mirar atrás y ver las cosas que podría haber hecho mejor. Creo que me faltaba la experiencia que me dio la vida y el trabajo y, sobre todo, entender la necesidad de estar con el otro y llevar el amor de Jesús”.
Este tiempo de celebración es, sobre todo, un momento de acción de gracias. “Doy gracias a Dios por el regalo de haber sido invitado a regalar la vida. Estoy contento de la elección que hice, hubo momentos difíciles, pero nunca pensé en que no era mi camino. Gracias a mi familia, especialmente a mi mamá, que fue un apoyo muy importante en mi formación humana y cristiana y a mis hermanos salesianos”.
FUENTE: Comunicaciones Salesianos Chile