El 14 de mayo de este año, un programa de la televisión italiana La Lene emitió un reportaje del famoso juego ‘La Ballena Azul’ o el ‘Reto de la Ballena Azul’, originado en VKontakte, una de las más populares redes sociales de Rusia, muy similar a Facebook.
¿En qué consiste?
La ballena azul es un juego al que solo se puede acceder mediante perfiles en redes sociales. Una vez que se está dentro del grupo, los creadores asignan un administrador denominado ‘curador’, quien da las instrucciones y controla a los jugadores en el desafío de superar 50 retos en 50 días.
Las pruebas van desde provocarse lesiones, ver películas de terror, escuchar música psicodélica y experimental, privarse del sueño, subir a sitios muy altos y vincularse con otras víctimas que estén jugando, hasta llegar al suicidio.
No hay ganador en este juego, el único propósito es desmoralizar a la víctima, además de degradarla físicamente con el fin de conducirla a quitarse la vida lo más rápido posible. Existen testimonios de sobrevivientes que recibían constantes amenazas mientras jugaban.
De lo ocurrido en la red social rusa, han quedado registros de cómo los usuarios compartían en foros Web e Instagram fotos mientras se autolaceraban e iban avanzando hasta cumplir el reto final. Hubo dos casos que destacaron en los medios de prensa: El de Yulia Konstantinova de 15 años y Veronika Volkova de 16, quienes saltaron de un edificio de 14 pisos en la ciudad de Ust Ilimsk, a finales de febrero. Volkova, días antes, había subido una imagen de una ballena azul, mientras que Konstantinova había hecho publicaciones depresivas en sus redes sociales.
“Les ofrecí algo que nadie más les dió”
No solo el suicidio de adolescentes impactó al mundo, sino también el perfil y las declaraciones del presunto creador del juego: Philipp Budeikin, joven de 21 años que estudió psicología y luego ingeniería en sonido. Fue arrestado en noviembre de 2016 bajo cargos de incitación al suicidio.
Se le hace responsable de, al menos, la creación de ocho grupos de la ballena. Cuando se le preguntó por las 130 víctimas del juego, dijo que tenía constancia de 17 víctimas directas.
Consultado por sus motivaciones, dijo: “Para limpiar nuestra sociedad de gente y residuos biodegradables que no tienen ningún valor”. Y añadió: “Murieron felices. Les ofrecí algo que nadie más les dió”.
Vulnerabilidad de nuestros jóvenes
El primer caso en Chile salió a la luz pública el 26 de abril de este año. Policía de Investigaciones de Antofagasta comenzó la investigación del caso de una niña de 12 años que se habría realizado 15 cortes en su antebrazo, cumpliendo con los primeros desafíos del juego. La alerta fue dada inicialmente por su colegio, en donde se percataron de las lesiones y la llevaron a constatarlas.
Al día siguiente, un joven de la Región del Bío Bío publicó en sus redes sociales que cumpliría con el reto N°50, lo que generó que el FBI diera aviso a la PDI, alertando sobre un posible caso de suicidio. La situación fue posteriormente desmentida por el propio joven, quien señaló que solo pretendía obtener más seguidores al realizar ese tipo de publicaciones.
En la Región de la Araucanía también se generó un hecho. Una adolescente, junto a tres compañeras, confesó llegar hasta la etapa 10, que consistía en despertar a las 4:20 de la mañana y subir a un tejado. El aviso oportuno de la madre a Carabineros permitió evitar consecuencias lamentables.
Comunicación fluida al interior de la familia
Los jóvenes y adolescentes que fueron víctimas venían sufriendo mucho antes de ingresar al juego, explica Carla Insulza, psiquiatra jefa del programa de formación de psiquiatría del niño y del adolescente de la escuela de medicina de la Universidad Católica. Señala, además, que el suicidio tiene relación con la presencia de psicopatologías, el 90% de los casos, la depresión.
“Esto no quiere decir que la depresión siempre termina en suicidio, no, pero sí es un factor que podría desembocar en ello. El suicidio va relacionado con el intento previo de querer hacerse daño”.
La comunicación regular de los padres con los hijos es fundamental para prevenir, indica la especialista. Revertir este tipo de comportamiento -asegura-, exige tener una comunicación fluida al interior de la familia.
José Miguel Contreras, psicólogo clínico infantojuvenil del Centro de Salud Mental de Puente Alto (COSAM), explica: “Lamentablemente vivimos en una sociedad que no permite encontrarse con el otro. Hay personas que están viviendo sus emociones de una manera muy sola; no hay nadie que contenga, no hay nadie que se dé cuenta lo que están viviendo”.
“Lo más importante es que la comunidad se pueda refundar. La comunidad más básica es la familia, ellos deben tomar el rol de cuidadores y dejar de generar juicios al encontrarse con situaciones que los excedan”.
Al consultarle sobre la vulnerabilidad de los niños, indica: “Las víctimas son adolescentes y niños porque esta es una etapa normativa, lo que implica una mayor susceptibilidad a enfrentarse a este tipo de cosas, a diferencia de los adultos”.
Por Joaquín Castro, Periodista