Por estos días el país atraviesa un efervescente descontento social a raíz del actual sistema de pensiones impuesto a inicios de la década de los ochenta, en el que los fondos y ahorros de los trabajadores son administrados a través de las AFP (Administradoras de Fondos de Pensión).
Después de casi cuarenta años desde su implementación, el actual modelo está siendo cuestionado por la ciudadanía, la que se ha volcado a las calles para demostrar su inquietud y exigir un cambio.
En el último tiempo se han llevado a cabo dos marchas familiares multitudinarias convocadas por el movimiento ciudadano “No + AFP”, que propone cambiar el sistema de capitalización individual actual por un sistema de seguridad social solidario tripartito, el que buscaría mejorar las pensiones con aportes del empleador, del trabajador y del Estado.
La primera marcha se llevó a cabo en Santiago, el pasado 24 de julio, a la que asistieron unas 90 mil personas. La última se desarrolló el 21 de agosto y convocó a cerca de 600 mil en la capital, sumando más de un millón a nivel nacional.
Como consecuencia de la primera marcha, el tema se instaló en el debate público. La Presidenta Michelle Bachelet anunció, en cadena nacional, una serie de medidas de carácter solidario para mejorar el sistema, entre ellas, aumentar desde el 10 al 15% la tasa de cotización de los trabajadores con cargo al empleador en un plazo máximo de diez años.
En la segunda marcha, Luis Mesina, vocero de “No + AFP”, llamó nuevamente a los chilenos a cambiarse al Fondo E y anunció un paro nacional para el próximo 4 de noviembre. El vocero explicó que trasladarse al Fondo E “es la única manera de refugiarse de los vaivenes bursátiles que hoy están arrojando pérdidas a los fondos de pensiones en todo el mundo”.
La Presidenta reaccionó señalando que el actual sistema “no se puede solucionar de la noche a la mañana, pero trabajaremos para que los cambios lleguen cuanto antes”.
“Jubilaciones éticas”
El Arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati, hizo un llamado al Gobierno a construir un sistema de “jubilaciones éticas” basadas en los valores de la justicia, la dignidad y la solidaridad.
En una entrevista publicada recientemente por Periódico Encuentro del Arzobispado de Santiago, Mons. Ezzati habló de “pensiones de hambre” y señaló que la principal preocupación de la Iglesia es que la vida de los pensionados sea lo más digna posible y que sus pensiones les permitan vivir la ancianidad con serenidad y con paz.
Mons. Ezzati propone “hacer un esfuerzo de justicia social, para que a nuestros ancianos se les reconozca una pensión que les alcance de verdad para vivir con dignidad. Como se ha hablado de ‘sueldo ético’, se está hablando también de ‘jubilación ética’, es decir, una pensión que alcance no solamente para subsistir, sino para vivir dignamente”.
Un sistema impuesto en los ‘80s
El sistema previsional chileno de capitalización individual, fue instaurado en noviembre de 1980 durante el Régimen Militar y fue ideado por José Piñera, el entonces Ministro del Trabajo y Previsión Social.
Esta modalidad vino a reemplazar el antiguo sistema solidario de reparto, vigente entre 1952 y 1973, que financiaba las pensiones con las cotizaciones de los imponentes que se encontraban activos y no con el ahorro de cada contribuyente.
En el antiguo sistema los fondos eran administrados principalmente por tres instituciones: La caja de trabajadores obreros, la caja de empleados particulares y la caja de empleados públicos, entre otras cajas de previsión. Cada una de ellas con una forma distinta de funcionar.
En el actual modelo, cada trabajador cotiza el 10% de su sueldo mensual, luego de haber firmado un contrato de trabajo. Estos fondos son administrados por las AFP, instituciones privadas que invierten los dineros en la bolsa de valores y mercados financieros chilenos y extranjeros para capitalizar y generar rentabilidad.
Verónica Soto, Periodista.