Día Internacional de los niños en situación de calle

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El 12 de abril, se conmemora el Día Internacional de los Niños, Niñas y Adolescentes en situación de calle. Esto hay que recordarlo porque es una realidad que sigue presente en nuestro país y, peor aún, se ha agudizado como consecuencia del deterioro de las condiciones de vida de las familias más vulnerables, la migración, la pérdida de los espacios públicos y la presencia de organizaciones criminales en los barrios con mayor marginalidad.

Esta situación – una infracción evidente al derecho de todo niño a un desarrollo integral– no está desvinculada de las necesidades de seguridad y lucha contra la delincuencia reclamadas en todos los espacios de debate público.

En efecto, todos quienes trabajamos directa o indirectamente en estos escenarios, somos testigos de cómo muchos niños y jóvenes son atraídos por la carencia y promesas de una “mejor vida” o, simplemente amenazados para ser parte de una determinada banda, todo lo cual se transforma en un círculo donde el espiral de amenazas y violencia es realidad y en el cual la renuncia no es una opción real.

Como consecuencia de lo anterior, cuando nos referimos a infancia en situación de calle, debemos ampliar el concepto y no asimilarlo exclusivamente a la falta de techo. Este criterio, ejemplificado en los niños viviendo en la ribera del río Mapocho, hace tiempo que dejó de ser el criterio válido de medición. Hoy el concepto “situación de calle” debe ser entendido de manera multidimensional ( estar en la calle, pasar gran parte del día en ella, sin espacios de recreación , sin verdaderas redes de protección y expuesto a sus riesgos). Este modelo es el que han desarrollado las múltiples y más actualizadas investigaciones al respecto.

En Chile tenemos el problema de miles de niños que tienen un techo, pero carecen de hogar. Niños y niñas que pasan gran parte del día en la calle, expuestos a un enorme riesgo por carecer de verdaderos soportes sociales que incluyan contención emocional, afectiva y educacional. Sólo como ejemplo, podemos citar un informe de la asociación de municipalidades del año 2016, a partir del cual nosotros podemos estimar en casi 390 mil, los niños y niñas que viven en los barrios críticos del país. Resulta obvio afirmar, entonces, que un gran número de ellos se encuentra en un altísimo riesgo por sus condiciones de vulnerabilidad.

En el contexto país en que nos encontramos, necesitamos que las políticas públicas que se adopten en relación a barrios críticos consideren la situación de niños y niñas en situación de calle y que, por lo tanto, las decisiones que se adopten para intervenir zonas, barrios o poblaciones incorporen programas preventivos, en horarios adicionales a la escuela y que se trabaje decididamente en la recuperación de los espacios públicos para cumplir la misión de proteger a la infancia en contextos tan difíciles.

En este orden de ideas, lo primero es, naturalmente, dimensionar la magnitud del problema e incorporar esta variable en las decisiones que se adopten. Solo un actuar decidido y de largo plazo nos permitirá proteger el futuro de nuestra infancia vulnerable que hoy está en riesgo. La visión preventiva, que busca que aquellos cientos de miles de niños que hoy tienen un techo, pero están a la merced de la calle, no terminen finalmente sin techo, y absorbidos por el narcotráfico, la delincuencia y la prostitución, es probablemente el objetivo social más importante que afronta nuestro país y al cual nuestros gobiernos no le han dado prioridad.

FUENTE: Fundación Don Bosco
 

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