Los juegos de mesa viven su auge en pleno contexto digital e, incluso, están ingresando como complemento a la educación formal.
Hablar de juegos de mesa, para muchos, es evocar la nostalgia, transportarse a tiempos del dominó con los abuelos, el carioca con los papás o al “Gran Santiago” con los amigos.
Para muchas generaciones la infancia suele estar asociada a los juegos y a los momentos en familia, que en la actualidad han quedado relegados por la aparición de internet y dispositivos tecnológicos.
A pesar del avance de la conectividad, los juegos de mesa no solo han sobrevivido, sino que han evolucionado y diversificado sus temas de formas increíbles.
Según datos entregados por Google Trends, plataforma de indicadores de búsqueda de términos a nivel mundial, su popularidad viene al alza desde 2017, aumentando sus ventas en Chile como nunca antes.
Cristóbal Pérez, gerente de marketing de Devir Chile, uno de los más importantes distribuidores de productos de entretención del país, explica que el juego de mesa Catán es uno de los que más comercializan.
El crecimiento de las ludotecas -espacios dedicados a los juegos- en los hogares chilenos se debe a una combinación entre la variada oferta existente y la necesidad de retomar las relaciones cara a cara sin tanta tecnología o digitalización.
Una jugada por la educación
Elías Carrasco, profesor de Matemáticas del Liceo Camilo Ortúzar Montt de Macul, destaca la importancia de los juegos de mesa y su vínculo con la educación y relaciones interpersonales.
“El juego es una parte muy importante de la educación. Los chicos enganchan de mejor forma, se sienten más cómodos y motivados. En definitiva, los niños aprenden de mejor forma jugando”, señala.
Según el Observatorio del Juego, fundación chilena que investiga y promueve las capacidades del juego para mejorar los procesos de enseñanza, este tipo de dinámicas potencian el aprendizaje y activan fuertemente el trabajo cerebral en aspectos como la concentración, relajo, creatividad y felicidad.
El profesor Carrasco enfatiza que “todavía hay personas que no lo vinculan [el juego] con la educación, por lo que no es utilizado como una herramienta. Creo que más adelante será como lo que actualmente es el PowerPoint, una herramienta complementaria de la educación”.
Ante la importancia que tienen los juegos como complemento a la educación formal, y principalmente los de mesa, por su carácter social y análogo, el profesor comenta sobre el desarrollo de un taller ACLE que potenciará nuevas habilidades en los estudiantes.
“La idea es que podamos avanzar y que los estudiantes puedan desarrollar habilidades de nivel superior, como el análisis o el uso de la información, y así quitar un poco esa percepción del juego como algo informal y que no va en sintonía con la educación”.
Sentados a la mesa
Los juegos de mesa tienen la capacidad de reunir a familias y congregarlas alrededor de las risas, conversaciones y la oportunidad de vivir un buen momento en compañía de los cercanos.
“Cuando las relaciones familiares no fluyen mucho, podemos jugar un juego de mesa. Y ahí, al estar en una misma mesa, comenzamos a compartir y se dan conversaciones más naturales”, comenta el profesor Elías.
“Aprendemos a tener tolerancia a la frustración, porque tendremos que aprender a ganar o a perder y, también, aprenderemos a compartir con los demás”, añade.
También recordó los tiempos de confinamiento en los que la relación con la familia era constante y diaria. “Los juegos de mesa resultaron importantes cuando la gente no sabía qué hacer con el tiempo. Les ayudó a mantener las relaciones interpersonales, compartir y pasar tiempo gratificante con la familia”.
Entretener a los más pequeños suele ser un desafío para los padres, pero lograr “despegarlos del celular” y generar comunicaciones efectivas es un desafío aún mayor que, de alguna manera, estos juegos logran sortear con éxito.
“Creo que los juegos de mesa son la manera ideal de sacarlos de las pantallas y contribuir al desarrollo de habilidades como la atención, concentración y memoria”, agrega Elías.
Hay muchas aplicaciones de los juegos de mesa a la dinámica familiar, por ejemplo, los niños logran aprender que las reglas son importantes.
Cada juego tiene sus propias reglas y deben ser respetadas para tener justicia y entretención. “A veces hay juegos que son cooperativos y que necesariamente tendremos que apoyar a una persona con la cual, quizás, no nos llevamos muy bien y podemos sacar un aprendizaje de eso”, finaliza el educador.
Al final del día aprenderemos de la derrota y la victoria, pero, por sobre todo, a reconocer lo que realmente importa, pasarlo bien con la familia y amigos.
Juegos recomendados para la familia
Rummikub
Un clásico en el que los jugadores deberán armar grupos y secuencias de números considerando el color y las sucesiones que armen los otros jugadores. Es como si el Dominó y el Carioca se combinaran.
• Duración promedio: 10 a 20 minutos
• Jugadores: 2 a 4
• Edad: Recomendado para mayores de 7 años
Fantasma Blitz
Juego de rapidez visual que contiene cinco figuritas y una baraja de cartas. Si el color o la forma de la carta coinciden con una figurita, gana el primero que la tome.
• Duración promedio: 15 minutos
• Jugadores: 2 a 8
• Edad: Recomendado para mayores de 8 años
Dixit
Juego de cartas que permite desarrollar la imaginación al intentar averiguar cuál de las cartas de sus compañeros inspiró la frase o la historia de misterio.
• Duración promedio: 30 minutos
• Jugadores: 3 a 8
• Edad: Recomendado para mayores de 8 años
Dobble
Un juego de rapidez visual en la que tendrás que encontrar el elemento común entre la carta que está en la mesa y la que vas a jugar. Siempre termina siendo una ¡locura!
• Duración promedio: 15 minutos
• Jugadores: 2 a 8
• Edad: Recomendado para mayores de 6 años.
Por Joaquín Castro, periodista