Renovar nuestra fidelidad en la iglesia y en sus pastores

Más de un centenar de personas de todo Santiago se congregaron en la capilla del Colegio Salesiano Patrocinio San José para celebrar los 204 años del natalicio de San Juan Bosco, renovando su fidelidad al carisma salesiano, este 16 de agosto.

Este 2019, el templo fue decorado con lienzos que representaban a los trece grupos que forman parte de la Familia Salesiana de Chile como símbolo de comunión: Salesianos de Don Bosco, Hijas de María Auxiliadora, Hogares Don Bosco, Exalumnas, Exalumnos, Canción Nueva, Encuentro de mamás en el espíritu, Salesianos Cooperadores, Voluntarias de Don Bosco, Asociación de María Auxiliadora, Encuentro de papás en el Espíritu, Asociación Damas Salesianas y Comunidad Misión Don Bosco.

La acción de gracias fue presidida por el Provincial de los Salesianos en Chile, P. Carlo Lira; y concelebrada por el Obispo Auxiliar de Santiago, Mons. Alberto Lorenzelli y hermanos salesianos.

Durante la homilía, el P. Carlo se refirió a tres rasgos importantes de la espiritualidad salesiana, agradeciendo a Dios por el Don del carisma entregado a Don Bosco y que hoy sigue germinando como una semilla de bien para los jóvenes.

El provincial expresó que lo primero que define a nuestro padre fundador es su plena confianza en Dios, “San Juan Bosco era huérfano y en esa orfandad descubrió que había otra paternidad; que hay un Dios que provee y que está detrás de todo. Los tiempos difíciles nos hacen dudar, pero hay que confiar en Dios, por que es el Señor de nuestra vida”.

El segundo rasgo característico Don Bosco era su caridad pastoral, “ese amor que sintió de Dios, lo pudo convertir en amor para los demás. Renovemos nuestra caridad pastoral buscando el bien”, invitó el P. Inspector.

El tercer rasgo del carisma salesiano es el sentido de ser Iglesia, que para el P. Carlo es un signo potente para los jóvenes . “Don Bosco no habría sido el que fue sin la Iglesia, no nos engañemos, es en la iglesia donde escuchamos la palabra de Dios, recibimos los sacramentos que alimentan nuestra vida espiritual y es en la iglesia donde formamos comunión de vida. Renovemos nuestra fidelidad en la iglesia y en sus pastores con la esperanza de que el Señor construye a la Iglesia, expresó.

Las ofrendas que se ofrecieron al altar, junto al pan y el vino, fueron los imágenes que pertenecen al escudo que pensó Don Bosco para la Congregación Salesiana: el ancla como símbolo de la fe que Dios sembró en el corazón de los hombres; la estrella, como reflejo de la esperanza de la felicidad en el tiempo y en la eternidad; el corazón ardiente que simboliza la caridad pastoral; la imagen de San Francisco de sales como modelo de vida a seguir y el lema “Da mihi animas caetera tolle” que nos invita a salvar almas.

La celebración concluyó con un cóctel, en el que los presentes pudieron compartir fraternalmente con la alegría del corazón de pertenecer a la Familia Salesiana.

FUENTE: Comunicaciones Salesianos Chile
 

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