Vivir en comunión la Espiritualidad Juvenil Salesiana

El Movimiento Juvenil Salesiano en Chile nace como propuesta de evangelización a los jóvenes: “Jóvenes para otro jóvenes”. Actualmente sus integrantes están llevando adelante un proceso que ha definido dos grandes desafíos: En primera instancia, comprenderse como movimiento en el grande y único movimiento de la Iglesia, viviendo una experiencia cotidiana, eclesial y misionera; y dar pasos concretos para la unificación de las experiencias asociativas juveniles que operan tanto en los ambientes de las obras de los Salesianos (SDB) como de las Hijas de María Auxiliadora (FMA).

Entre los jóvenes con servicios protagónicos dentro del Movimiento encontramos a Tamara Núñez y Gastón Madrid, ambos con participación activa en el MJS, ella desde la mesa de coordinación nacional en representación de las experiencias asociativas FMA y él como colaborador en la coordinación nacional de uno de los grupos asociativos de los SDB. A continuación nos ofrecen su testimonio respecto de este proceso de unificación.

Tamara: somos familia con un solo carisma y una misma espiritualidad
Ha sido maravilloso ver cómo Salesianos e Hijas de María Auxiliadora se unen para llevar a cabo actividades y experiencias de fe para y con los jóvenes. Para nosotras, que trabajamos junto a las hermanas, se nos han abierto puertas gracias a la conformación de una mesa en la que efectivamente existe participación de laicos dentro del Movimiento Juvenil Salesiano. Creo que así se apuesta por volver a creer en la importancia de continuar y vivir en comunión la espiritualidad juvenil salesiana en el movimiento, tanto consagrados como laicos. Plantear diversas miradas y aprender unos de otros ha sido, por una parte, un gran desafío, y una oportunidad para comprender que somos familia con un solo carisma y una misma espiritualidad.

Escribo estas líneas desde Montevideo, Uruguay, mientras participo en el Proyecto de Espiritualidad Misionera (PEM), ocasión en la que hemos podido conocer más de las primeras Hijas de María Auxiliadora que llegaron a América y corroborar que desde los inicios el trabajo fue en conjunto entre ambas congregaciones.

En este proceso de unificación, la primera tarea que emprendimos fue la carta de identidad del MJS Chile, proceso en el cual tuve la gracia de participar. Fue una oportunidad que nos permitió saber en qué estaba cada uno y comenzar a pensar, reflexionar y, por sobre todo, soñar y preguntarnos cuáles son las cosas que nos unen e identifican.

El documento logró plasmar nuestra identidad: Ser jóvenes para otros jóvenes que nos identificamos con la espiritualidad juvenil salesiana y la pedagogía de Don Bosco y María Mazzarello, que creemos en Dios Padre y en Jesucristo Buen Pastor y que queremos testimoniar a Cristo con otros jóvenes y alcanzar la santidad en lo cotidiano.

También se realizó CampoBosco, multitudinario campamento en 2015 en la localidad de Picarquín con motivo del cumpleaños número 200 de nuestro Padre Don Bosco. Más de 2 mil jóvenes de las obras FMA y SDB compartimos la espiritualidad y celebramos la vida durante cinco días. Lo viví como un relanzamiento de un trabajo en conjunto soñado por nuestros fundadores. Y no olvidar las Jornadas de Espiritualidad Salesiana (JES), trabajo que se realiza desde el año pasado y que da continuidad al deseo de vivir en conjunto la espiritualidad.

Este proceso de tres años ha sido para mí de mucho aprendizaje y me ha hecho sentir el llamado a ser verdaderamente una joven para otros jóvenes. También ha sido reconfortante, motivador y alentador ver cómo otros jóvenes, con el mismo carisma, tienen como eje central a Jesucristo.

Nos sentimos protagonistas en la continuación del legado de Maín y Don Bosco y de lo hecho por esos valientes y entusiastas jóvenes que en Chile, en 1974, en momentos convulsionados de nuestro país, ofrecieron un bastión de esperanza a través de las “Colonias Villas Feliz”, iniciativa que da origen al Movimiento Juvenil Salesiano y que luego se propagó por el mundo entero.

Gastón: crecer de forma integral
Inicié mi experiencia dentro del MJS en 2011, cuando un compañero de curso que participaba en las Comunidades Apostólicas Salesianas (CAS) me invitó. Comencé a gustar de la vivencia en comunidad y a visualizar que podía ofrecer algo a los jóvenes, entonces tomé parte de los equipos que existen actualmente en la obra salesiana de Macul. Para 2012 ya era animador de Infancia de Animación Misionera (IAM), Club Domingo Savio (CDS) y miembro activo de CAS.

Al principio me uní por el compartir con los hermanos y la ayuda a los más pequeños, pero al ir al colegio, cada viernes, comencé a descubrir algo, un sentimiento especial que no tenía antes, que con el paso del tiempo, con el trabajo en los grupos, con los encuentros y campamentos, me di cuenta que era la presencia de la persona de Cristo. Entendí que todo lo que aprendía y enseñaba era el ejemplo que Él quería que entregara.

Desde el comienzo el MJS me ha enseñado a querer, jugar, comprender, amar y ayudar. Creo que su propuesta verdaderamente nos ayuda a crecer integralmente, con una visión espiritual, apostólica y pedagógica, y con una metodología educativo-pastoral que se caracteriza porla mirada juvenil y el testimonio de Cristo para alcanzar la
santidad.

Si bien cada integrante tiene una experiencia particular, todos caminamos hacia el mismo objetivo y hoy con un fuerte énfasis en el trabajo conjunto entre los Salesianos y las Hijas de María Auxiliadora. Reconozco que falta mucho por hacer, pero lo avanzado hasta hoy creo que va por un buen camino. Así lo he visto en las experiencias en las que he podido participar, por ejemplo, como colaborador de la Coordinación Nacional del CDS. Puedo dar fe de que poco a poco se va sintiendo ese espíritu de un solo movimiento, una misma espiritualidad. Se siente ese llamado a forjar una sola identidad juvenil y a gritar a una sola voz quiénes somos.

Por Area de Comunicaciones Salesianos Chile

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