Uno de los festivales más importantes del mundo vivirá su séptima temporada en nuestro país. Pondrá en escena, en abril de 2017, a más de 60 artistas extranjeros y nacionales en seis escenarios del Parque O’higgins. Expresiones artísticas, culturales y medioambientales convivirán durante dos días en uno de los parques más grandes de Santiago.
Lollapalooza es una experiencia que con solo una pulsera te hace sentir distinto al resto, desde que se abren sus puertas y durante las 12 horas imparables de música, una parrilla tan diversa en estilos, que transita por bandas emergentes de la escena nacional como “Tus amigos nuevos” (Indie rock / pop / punk), hasta las consagradas extranjeras, como la sorpresa de esta versión: Metallica (heavy y thrash metal).
A pesar de los años de este festival en Chile, todavía hay gente que se pregunta qué es Lollapalooza; los fanáticos responderán ´un estilo de vida´ y los menos entendidos ”un festival shuper loco con bandas desconocidas”. Independiente de las posturas, hay que señalar que es más de lo que podamos imaginar: un evento con estándar norteamericano donde todo funciona bien, con una producción muy bien cuidada que, junto a un gran equipo técnico, logran el desafío de hacer sonar a decenas de bandas, dar el soporte a las instalaciones de arte, colaborar con las activaciones de las diversas ONG´s que también tienen su espacio y, por si fuera poco, cuidar el entorno y a sus asistentes.
Siempre que se hace pública la cartelera de las bandas que participarán en Lollapalooza, emergen comentarios y críticas, y cómo no, si claramente es una selección. Acto seguido es la pregunta ¿Quiénes son?, y eso es lo mejor de estos festivales masivos, porque ofrece un abanico de nuevas propuestas que pone en evidencia el paso del tiempo. Los niños que asistieron con sus padres en 2011 ahora son adolescentes y, de seguro, estarán en el escenario principal disfrutando las bandas nuevas. En tiempos de abundante información musical, el ejercicio de estar actualizado se vuelve mucho más complejo.
¿Qué tipo de público participa de este festival? Al responder surge otra constatación: lo bien pensado que está el público objetivo. El mayor filtro son los precios de las entradas, elevadas para el común, pero, convengamos, no imposibles; existe la posibilidad de comprarlas en verde, es decir, antes de saber qué bandas vendrán el año entrante, se pueden adquirir con un descuento considerable, sin embargo, Chile es uno de los países latinoamericanos con los precios más altos para este concierto y para todo espectáculo masivo en general… así y todo, la participación es altísima.
El asistente estereotipado a Lollapalooza es motivo de burlas en redes sociales. Suelen circular MEMES con fotos de niñas rubias, ABC1, con coronas de flores, poleras fluor, mostrando el ombligo, acompañadas de frases alucivas a la banda fuerte de esta versión como “Metallica”. Si no la conocen, da lo mismo, igualmente podrán escuchar otros estilos y bandas como “Tchami”, que continúa dominando el circuito de festivales electrónicos. Convengamos que ello no quita que sí conozcan a los legendarios gracias a Youtube y que cumplan el sueño de disfrutarlos en vivo.
Los que critican en base a prejuicios no entienden que una virtud mágica de la música es la de otorgar un sentimiento de libertad. Las canciones son nuestro discurso. Lollapalooza es un negocio que se sustenta en esa lógica, estés o no de acuerdo: la idea de ver música al aire libre, con diferentes géneros, para diferentes personas, con diferentes discursos. La idea que vende la organización es que, de acuerdo a la selección que hacen cada año, verás a quienes te ayudan, con sus canciones, a comprender la manera que ves el mundo. Así de trascendente, filosófico y temerario, pero igualmente alcanzable.
Por Felipe “Lana” Valdés, Comunicador Audiovisual