Aunque nació en Lille, Francia, hace 39 años, hoy es conocida en gran parte del planeta como la artista chilena del momento y una de las mujeres más importantes del hip hop. Ha sido nominada ocho veces a los Grammys y Grammys Latinos y es admirada por gente como la influyente intelectual Naomi Klein o músicos de la talla de Iggy Pop o Thom Yorke (líder de los británicos Radiohead). Invitada a exponer en las universidades más prestigiosas del mundo, sus letras han sido incluidas en textos escolares del Mineduc.
Pero no fue un camino fácil. En su hogar de padres exiliados siempre estuvo presente ese país lejano llamado Chile, al que regresó a instalarse recién a los 16 años. Su infancia con niños de distintas culturas la preparó para ese gran cambio, pero fue otro aliado el que cambió su vida: la afición por el rap que comenzó a cultivar en su adolescencia europea. Ya en Santiago, para 1999 y con 22 años era vocalista de Makiza, uno de los grupos que lideró el fenómeno que llevó por primera vez a este tipo de música a sonar en las radios nacionales.
“Mi mama me hablaba a mí del C-H-I, por allá bien lejos, donde yo nací” cantaba en “La Rosa de los Vientos”, una canción que se convirtió en un clásico chileno de finales de los 90. Makiza destacó por su sonido de calidad internacional y sus letras de compromiso social, pero terminó con el fin del boom de la música chilena de esa década.
Anita, como era conocida entonces, regresó a Francia. Necesitaba estar segura de dónde y cómo quería hacer su vida. Y decidió. Regresó a Chile e inició una carrera solista. Primero en colaboraciones con artistas como la mexicana Julieta Venegas y poniendo su voz a la música de la recordada serie infantil “Pulentos”. Luego con cuatro discos, que la han llevado a actuar en Europa, Norteamérica y toda América Latina, donde ahora es conocida como Ana Tijoux.
El saltó llegó con su segundo álbum, “1977” (2009) y la canción del mismo nombre (que alude a su año de nacimiento), incluida en la banda sonora de la exitosa serie “Breaking Bad” y del juego Fifa 2011. Para la salida de su más reciente album, “Vengo” (2014), ya había ganado un Grammy Latino con el uruguayo Jorge Drexler y se multiplicaban los elogios: la revista Rolling Stone la eligió “la mejor rapera en español” y el prestigioso New York Times dijo que era “la respuesta latinoamericana a Lauryn Hill”.
Además de popularidad, su música ha ido ganando en contenido: las luchas sociales, los movimientos estudiantiles, su maternidad (tiene dos hijos, uno de 11 años y otro de 3) y el feminismo forman parte central de sus letras. Las que la han llevado de los escenarios a exponer en salas de conferencia de universidades como UCLA, Duke o Harvard. “Los artistas que a mí me gustan, de cualquier rama del arte, son los que toman posición”, ha dicho.
Su posición hoy es la de una mujer, madre y artista latina que no teme tomar parte por las causas que cree justas y necesarias. Y que, pese a los males que denuncia en sus canciones, ve el futuro con esperanzas. “Creo que la única herramienta de resistencia que se tiene son los niños, darles alguna herramienta para que se puedan mover el día de mañana”.
En una de sus pocas y más recientes entrevistas admitió que ha recibido múltiples ofertas para radicarse fuera del país. “Y me lo pienso, me dan ganas de experimentar otras cosas, pero en realidad amo Chile, con todas sus falencias y sus problemáticas. Quiero estar acá, conocer mejor las regiones, que mis hijos vayan a la feria. No me quiero exiliar”.
Patricio Meza, Periodista.