El Gobierno de Michelle Bachelet, anunció a fines del pasado año un cronograma para la elaboración de la nueva Constitución Política para Chile, para lo cual, se iniciaron instancias de educación cívica con el objetivo de que la ciudadanía participe en este proceso de manera informada.
Estos diálogos ciudadanos comenzaron en abril de 2015 y tendrán lugar hasta el 2018, año en que las conclusiones se someterán a debate en el Congreso para ratificar la creación de la nueva carta fundamental.
Ante esto, la Iglesia se ha hecho parte, incentivando la participación de los católicos en estas instancias, a modo de promover, entre otros temas relevantes, el derecho a la vida, la defensa de los Derechos Humanos, el derecho a la libertad religiosa y el rol de la familia y el matrimonio.
El Arzobispado de Santiago socializó el texto ¿Qué necesito saber y hacer?, el que explica la importancia de esta reforma a la Constitución vigente y propone que “como ciudadanos y católicos, tenemos un compromiso de buscar y promover la verdad en la sociedad”.
“Es la primera vez en que los chilenos han sido directamente convocados a definir la ley fundamental. Si asumimos que la convocatoria es genuina y de buena fe, incluso quienes consideran innecesario reformarla tienen un espacio para decirlo”, sostiene el texto.
El texto del Arzobispado invita a conocer la Constitución, a generar instancias de conversación a nivel parroquial, en familia, a nivel escolar y universitario, y en el trabajo; además, insta a asistir a los diversos encuentros que se ofrezcan a nivel nacional, a fin de reflexionar e involucrarse en el proceso de la creación de la nueva Constitución para el país.
Otra de las campañas que apuntan hacia este fin es “Avíspate”, de la organización de Voces Católicas, la que plantea que “como país tenemos un patrimonio cristiano que tiene que quedar reflejado en la nueva constitución”.
Agrega que “para que exista la identidad cristiana, que es parte del ADN chileno, es necesario que participemos”.
En el numeral 183, en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium, el Papa Francisco señala que “nadie puede exigirnos que regulemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos”.
Fuente: Comunicaciones Salesianos Chile
