Vida extraterrestre: ¿Desafío para la fe?

Ciencia

VERSIÓN INTERACTIVA

“No debemos temer que los jóvenes pierdan sus creencias debido al estudio de la ciencia o la posibilidad de descubrimientos de vida inteligente”.

Durante una misa matutina en 2014, en la Casa Santa Marta en el Vaticano, el Papa Francisco planteó una desafiante pregunta:

“Si mañana llegara una expedición de marcianos y algunos de ellos vinieran donde nosotros, digo marcianos ¿no?… Verdes, con esa nariz larga y orejas grandes, como los pintan los niños… Y uno de ellos dijera ‘yo quiero el bautismo’. ¿Qué pasaría?”.

Esta interrogante resurgió a mediados de 2023, cuando David Grusch, oficial de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y exoficial de Inteligencia, declaró, bajo juramento, que el gobierno de los Estados Unidos está en posesión de naves espaciales y restos biológicos de origen “no humano”.

Esta declaración provocó un gran revuelo mediático, principalmente en redes sociales, donde las palabras del agente estadounidense se viralizaron.

Hasta el momento no se han presentado pruebas concretas que respalden estas afirmaciones, no obstante, ha suscitado numerosas inquietudes, una de las cuales se centra en la existencia real de los extraterrestres y su posible impacto en nuestras creencias y fe.

Con el propósito de abordar la pregunta “¿qué pasaría?”, que planteó el Papa Francisco hace casi una década, junto a otras interrogantes, entrevistamos al P. José Gabriel Funes, sacerdote jesuita, exdirector del Observatorio Vaticano, doctor en Astronomía y licenciado en Filosofía.

¿Existe una postura oficial de nuestra Iglesia en relación a la posibilidad de la existencia de vida extraterrestre?

No existe una posición oficial de la Iglesia Católica en relación a este tema y, en mi opinión, no veo la necesidad de que se emita un pronunciamiento al respecto. Primero y, ante todo, es crucial esperar pruebas concretas de la existencia de vida extraterrestre, incluso si se trata de formas de vida primitivas.

Sería un descubrimiento de gran importancia si llegáramos a encontrar, por ejemplo, indicios de vida en Marte o en alguna de las lunas de Júpiter o Saturno.

En el caso hipotético de que lográramos establecer contacto con alguna de estas civilizaciones extraterrestres, ¿cómo cree que sería?

Consideremos el escenario hipotético en el que efectivamente hallamos vida, posiblemente incluso vida inteligente. Ahora, supongamos que esa vida inteligente logra establecer una comunicación con nosotros. En la Iglesia Católica contamos con un sólido marco teórico y teológico que nos permite abordar estos desafíos. Para ilustrar esto, podemos remontarnos al pasado, cuando los europeos entraron en contacto con los pueblos originarios en América.

En aquel momento se desencadenó un proceso de reflexión y diálogo. Desde el principio no se otorgó importancia a la dignidad y cultura de los pueblos originarios. Ese primer encuentro y los desafíos que conllevó ofrecen un ejemplo al que podemos recurrir.

Es muy plausible que nos enfrentemos a situaciones análogas. Y en caso de que existan seres extraterrestres, podríamos considerarlos también como criaturas de Dios y, como decía, tenemos los elementos dentro del pensamiento teológico católico que nos permiten abordar estos desafíos con claridad y pertinencia.

¿Cuál sería el impacto en nuestras creencias si se descubriera que existen seres inteligentes en otros planetas? ¿Cómo cambiaría nuestra comprensión de la centralidad de Jesucristo?

Yo creo que no tendría un impacto muy grande, y creo que la verdad es que la sociedad y la humanidad, en general, están preparadas para este tipo de hallazgos. Lo que sí podría suceder es que nos abriría un poco la cabeza, nos daría una perspectiva más amplia, una perspectiva cósmica. Es como a veces un niño que descubre que ha tenido un hermanito o que la mamá está esperando un hermano suyo y entonces tiene que empezar a compartir con su hermano. Es algo parecido.

Si se confirmara la existencia de vida extraterrestre, ¿cómo cree que podría impactar la forma en que las religiones y la sociedad abordan cuestiones fundamentales sobre la existencia y el significado?

Participé recientemente a través de Zoom en un congreso sobre exoteología en el mundo musulmán. Durante el evento aprendí que uno de los nombres de Dios es “el Señor de los mundos”. Esto nos sitúa frente a una pluralidad de culturas y civilizaciones, y creo que existen dos posibilidades: podemos abrirnos y aceptar la diversidad biológica, cultural y civilizatoria, o, por otro lado, podemos quedarnos atrapados en nosotros mismos, lo cual también es una opción. Sin embargo, en el fondo, no sé con certeza lo que podría suceder en nuestra sociedad o el impacto que podría ocasionar.

Por último, para aquellos que ante estas noticias quedan confundidos y con una fe perturbada, ¿qué mensaje les daría?

Existe un hermoso mensaje del Papa Benedicto XVI dirigido al mundo de la educación católica en Inglaterra. Aunque no aborda específicamente esta cuestión, sí se centra en la relación entre ciencia, fe y religión. Por un lado, destaca que las ciencias no pueden explicarlo todo, ya que existen temas y realidades que escapan de nuestra comprensión y para los cuales no tenemos una explicación científica y, por otro lado, señala que tampoco desde la religión se debe adoptar una postura fundamentalista.

Las enseñanzas religiosas pueden contribuir a la ciencia, no para mejorar el método científico en sí, sino para enriquecerla con una dimensión más humana y considerar aspectos que atañen a la humanidad en su conjunto.

Yo, desde los seis años, ya demostraba interés por la astronomía, y a los 15 ya había decidido estudiar esta materia. Viniendo de una familia católica practicante y habiendo estudiado con los padres escolapios, comuniqué a mis padres mi deseo de convertirme en astrónomo. Esto lo cuento para resaltar lo importante de fomentar las vocaciones científicas. Estas son beneficiosas tanto para nosotros, como individuos, como para la sociedad en su conjunto.

Por lo mismo, considero que en el ámbito de la educación católica tenemos la responsabilidad de promover tanto las vocaciones religiosas, esenciales para nosotros, como las científicas, que aportan un gran bienestar. No debemos temer que los jóvenes pierdan su fe debido al estudio de la ciencia o la posibilidad de descubrimientos de vida inteligente extraterrestre.

VERSIÓN INTERACTIVA

Por Joaquín Castro, periodista

Deja un comentario