Editorial 223

Editorial

VERSIÓN INTERACTIVA

Durante agosto, mes donde recordamos el natalicio de nuestro fundador y la creación del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, como Familia Salesiana estamos preocupados por la felicidad de los jóvenes, objetivo primordial de nuestra misión educativa y evangelizadora.

Miramos con atención la realidad de los jóvenes. Ellos tienen el deseo de que su vida tenga sentido, de aportar a la sociedad.

Los salesianos no nos podemos conformar con que los muchachos estén bien, sino que tenemos que darles a conocer con valentía a Jesucristo, que es quien puede dar sentido a sus vidas.

Desde sus orígenes, nuestra familia espiritual ha estado comprometida con la formación técnico-profesional e inserción laboral, en línea con la labor desempeñada por Don Bosco. La formación y el empleo son aspectos que van de la mano, sin embargo, los resultados recientes del Sence, así como las cifras relacionadas con salud mental, abandono escolar y otros indicadores, nos presentan una situación de profunda preocupación.

En el trabajo por y para los jóvenes, los laicos cobran cada vez más protagonismo. Nuestra mayor riqueza son las personas que comparten misión con nosotros. Este papel, promovido por el Concilio Vaticano II, se ha profundizado con el proceso sinodal, impulsado por el Papa Francisco.

En la sociedad chilena de hoy existen muchas muestras de indiferencia. Estamos saturados de escándalos de corrupción, abusos, incapacidad para atender las urgencias de seguridad ciudadana, terrorismo en La Araucanía, problemas de migración ilegal y muchos otros.

Tenemos que comprometernos a involucrarnos más en la transformación social, debemos tratar de llegar a un consenso constitucional que nos permita proyectar una convivencia social a mediano y largo plazo.

Pidamos a Don Bosco que nos ayude para responder con creatividad y redoblado compromiso por la construcción del Reino, especialmente entre los jóvenes. Este será, ciertamente, la mejor muestra de afecto sincero a él y al proyecto de vida apostólica recibido de Jesús.

VERSIÓN INTERACTIVA

Con afecto, P. Carlo Lira Airola, Inspector

Deja un comentario