Ante esta coyuntura del triunfo del Rechazo a la propuesta de nuevo texto constitucional, propongo a cada uno de ustedes el “testimonio de solidaridad” compartido como Iglesia Católica, de cuantos empleamos medios para combatir la pobreza, las enfermedades, las injusticias, las ilegalidades, las violaciones de los derechos humanos y el deterioro del medioambiente.
Pensar que con el Rechazo a la propuesta de nueva Constitución se termina un proceso social importante de búsqueda de mayor justicia y de paz es no entender lo que estamos viviendo como sociedad. Frente a los desafíos, podemos tener la tentación de desanimarnos y refugiarnos en nuestro propio bienestar, en cambio, escuchar los signos de los tiempos, a la ciudadanía que se ha expresado en los votos, implica entender que si bien una gran mayoría quiere cambios y busca mejorar las condiciones sociales, Chile no quiere refundarse y valora nuestra institucionalidad republicana, así como valores inherentes a nuestra cultura nacional. No olvidemos que el primer vuelco de tendencia hacia el Rechazo desde el Apruebo se produjo cuando se aprobó la ley de aborto en tres causales.
Ante la gran riqueza que constituye la edad juvenil para nosotros, pero también para los demás, para la Iglesia y para el mundo, les recuerdo la creciente importancia de los valores de la humildad, del compartir y de la justicia en nombre del Evangelio, para hacer frente a un mundo dominado por el consumo, la acumulación de riquezas materiales y el ganar dinero. Una realidad que interpela al joven cristiano, porque las dimensiones personal y social de la fe son indisociables, hasta el punto de que el compromiso por la justicia social es una manera concreta de poner manos y pies a nuestra fe y a nuestro amor.
Este mes de septiembre, en el que celebramos a la Patria, es también una invitación a ser testigos del amor de Cristo para el mundo, ofreciendo testimonios en las comunidades, en las instituciones de enseñanza y en otros lugares pertinentes, con el fin de sensibilizar especialmente a los jóvenes sobre los grandes desafíos del mundo actual a la luz de la enseñanza social de la Iglesia.
Con afecto, P. Carlo Lira Airola, Inspector