¿El mejor camino? El que recorremos junto a los laicos en la misión y en la formación

A long straight road leading towards a snow capped mountain in New Zealand 

El Rector Mayor, don Ángel Fernández Artime, nos ha insistido desde el inicio de su ministerio en el tema de la misión compartida y la formación conjunta entre salesianos y laicos. No se trata de una emergencia o una concesión, ni siquiera de un camino de supervivencia, en 2014 afirmó con énfasis que “la misión compartida entre salesianos de Don Bosco y laicos ha dejado de ser opcional, si es que alguien lo sigue pensando así”.

Es un camino fundado sobre un derecho vocacional, que toca la misma identidad carismática y que no tiene punto de retorno, es “el único practicable en las condiciones actuales”.

El Oratorio, un entretejido de relaciones

Don Bosco gesta el modelo educativo del Oratorio desde una intuición profética, concebida como un adelanto de los nuevos tiempos marcados por la eclesiología del Vaticano II. Para nuestro padre no puede haber proceso educativo sin una experiencia de comunión recíproca y de espiritualidad compartida, como modo de vivir y trabajar, para salvar a los jóvenes con ellos y por medio de ellos.

Hoy nos queda claro que los salesianos, en todas nuestras obras, formamos la comunidad educativa-pastoral, y que esta, en un clima de familia, integra a jóvenes y adultos, padres y educadores, de modo que pueda convertirse en una experiencia de Iglesia, reveladora del plan de Dios.

Sinodalidad, palabra de moda que descoloca

“Sinodal” o “sinodalidad” son conceptos que tienen que ver con la Iglesia y que el Papa Francisco desempolvó y actualizó.

Ya en el siglo IV, san Juan Crisóstomo decía que “sínodo es el nombre de la Iglesia”. Por tanto, no es algo accidental, ni una mera añadidura, sino que brota de la identidad misma de la Iglesia.

Sinodal es el pueblo de Dios que “camina junto” en la historia, realizando la misión que Jesús encomendó hasta su regreso.

Esta estimulante y actualizada propuesta de “caminar juntos” lleva consigo un cambio de paradigma. No se trata de moverse por lo que indica la mayoría, ni de estar de acuerdo con un líder que unifique, es más bien una invitación a:

• Un nuevo modo de pensar: más desde “el nosotros” que desde el yo

• Un nuevo modo de escuchar: que no es un mero oír

• Un nuevo modo de discernir: que es una manera de conjugar las diferencias, hasta agotar los recursos de la unidad

Es construir juntos la presencia mística de la persona de Jesús en la historia: la Iglesia.

Más que un modelo operativo

El camino de formación y misión conjunta con los laicos, además de ser una experiencia que cualifica nuestra tarea educativo-pastoral, es la luz que inspira el modo de hacerlo y conlleva un objetivo esencial.

Se trata de una formación en común, que san Juan Bosco, la Iglesia y, sobre todo, los jóvenes de hoy esperan de salesianos y laicos. Es el regalo de nuestra santidad personal, de la comunidad educativo-pastoral y de la Familia Salesiana: una santidad compartida.

Por P. Luis Timossi, SDB. CSFPA

Deja un comentario