Ya observamos la primera de las tres superlunas de este año, por lo que nos preparamos para la segunda, que además coincidirá con un eclipse que teñirá nuestro satélite de rojo.
Las cuarentenas progresivas y toques de queda, desde el comienzo de la pandemia, han acotado mucho lo que la gente puede hacer en sus tiempos libres. Las posibilidades hoy se viven casi invariablemente en el hogar, pero este 2021 quiere darnos un regalo para disfrutar solos o en familia del cielo nocturno: tres superlunas, y si nuestra ubicación nos lo permite, un eclipse lunar.
En la sociedad actual, donde la tendencia es que cada acción preste una utilidad, el estudio de los cielos resulta superfluo. Sin embargo, es fundamental para la construcción del conocimiento y el desarrollo del mundo moderno.
Entre los astros que nos han enseñado más de nosotros mismos que de ellos en sí está la Luna, satélite natural cuya observación ayudó a la gestación de la agricultura, las matemáticas fundamentales para la construcción de grandes estructuras, y en la física la gravedad, que no tan solo nos permitió entender su rol en el cambio de mareas, sino que fue vital para un sinfín de avances que nos llevaron a viajar más allá de nuestro planeta.
A través de sus fases y trayectorias se establecieron los calendarios que actualmente utilizamos. Mientras que su luminosidad nos señala su ubicación en la elipsis que recorre alrededor del planeta, y su tamaño nos señala que tan cerca está de nosotros, lo que da origen a las popularmente denominadas superlunas.
En el perigeo
Así como la Tierra no es una esfera perfecta, el camino que traza este satélite no es circular, sino elíptico, como un aro achatado. Por eso, dentro de este periodo hay momentos en que está más lejos y otros más cerca.
Son poco más de 27 días los que tarda la Luna en dar una vuelta alrededor de nuestro planeta, llamado mes sideral. Sin embargo, debido a la traslación de la Tierra en torno al Sol, hace que lo que se demora la Luna en llegar a la misma fase, de “llena” a la próxima “llena”, por ejemplo, sea más largo: sobre 29 días. Esto se llama mes sinódico, período que veremos entre estas lunas tan singulares.
Mirándolo desde este punto de vista, todos los meses deberíamos tener una superluna, pero no es así. El movimiento de la Tierra alrededor del Sol cambia la orientación lunar, por lo que su elipsis está en ciertos periodos más próxima, llamando a su punto más cercano perigeo. Una luna llena coincide con este punto cada 13 meses, aproximadamente, convirtiéndose en superluna.
Singulares
¿Por qué tres seguidas? Para ser denominada una luna de perigeo, su nombre científico, solo debe tener una distancia de 10 grados del mismo, por lo que suelen darse tres lunas llenas consecutivas en este punto tan cercano al planeta.
La primera superluna de 2021 fue la observada el 27 de abril. Su punto más luminoso fue justo en las primeras horas del día, destacándose por sobre las otras tres debido a esta particularidad.
La próxima podrá ser avistada el 26 de mayo, la cual llegará a su fase más luminosa entrada la madrugada, coincidiendo con el inicio del eclipse lunar total a las 4 am, que podrá ser visto parcialmente hasta las 7 am. La conjunción de fenómenos da lugar a la denominada “luna de sangre” o roja, debido al efecto que produce la luz que atraviesa la atmósfera terrestre y se proyecta en el satélite.
Esto se debe a la “dispersión de Rayleigh”, descrita por el físico John Tyndall. Es este mismo principio el que nos ayudó a comprender que el cielo es azul cuando la longitud de onda es menor, es decir, cuando los rayos del sol llegan directamente sobre nuestras cabezas; mientras que es rojo cuando la onda es más larga, como en los atardeceres y amaneceres. Ahora imaginen que atraviesen todo el cielo y llegan a otro cuerpo celeste.
Oportunidad
Los efectos de este fenómeno en nuestro planeta están asociados principalmente a la atracción gravitacional que este satélite tiene sobre la Tierra, principalmente observado en el aumento de las mareas, pero hasta el momento no hay información concluyente sobre riesgos para los cuales prepararse.
Por eso, lo más llamativo de este evento es poder verlo a ojo descubierto. Si no pudiste observarlo en abril, o te pierdes el que viene, la última superluna podrá ser vista el 27 de junio, mostrando su mejor fase bien entrado el amanecer, por lo que puede ser visible durante la mañana.
Tres oportunidades para detenernos y contemplar los cielos, algo tal vez más atractivo para las personas que viven en grandes ciudades, donde la contaminación lumínica impide el avistamiento de las estrellas y la luna cobra protagonismo.
Por Lorena Jiménez, periodista.