Fragmentos bíblicos hallados en Israel

Se trata del descubrimiento arqueológico de pergaminos bíblicos más importante de los últimos 60 años. En el desierto de Judá, el territorio que se extiende entre el Estado de Israel y Cisjordania, gracias a una compleja operación de excavación llevada a cabo por la Autoridad de Antigüedades de Israel, han salido a la luz nuevos fragmentos de pergaminos bíblicos que datan de hace 2.000 años.

Los hallazgos están escritos principalmente en griego y contienen porciones de los doce profetas menores, en particular Zacarías y Naum. En la operación también se descubrió un alijo de monedas raras de la época de Bar-Kokhba, el líder judío que dirigió la revuelta contra los romanos entre el 132 y el 135 d.C.; un esqueleto infantil de 6.000 años de antigüedad, probablemente femenino, envuelto en tela y momificado; y una gran cesta intacta que data de hace 10.500 años.

Es parte de la herencia depositada en las cuevas del desierto de Judá durante los grandes levantamientos antirromanos del pueblo judío. Marcello Fidanzio, profesor de ambiente bíblico en la Facultad de Teología de Lugano y director del Instituto de Arqueología y Cultura de las Tierras Bíblicas, puntualizó sobre el significado de este descubrimiento.

Entrevista a Marcello Fidanzio

"Durante las dos revueltas -dice Fidanzio- algunos refugiados se escondieron en las cuevas porque eran perseguidos por los romanos. En este caso concreto nos referimos a una cueva con un nombre dramático, se llama la Cueva de los Horrores". ¿Por qué este nombre? "Unos 40 hombres, mujeres y niños murieron aquí de hambre y sed. En este lugar, durante su huida, habían traído algunos de sus objetos más preciados: posesiones, utensilios y textos escritos: documentos y textos bíblicos".

El valor del descubrimiento

Se trata de un descubrimiento importante porque, "después de los grandes descubrimientos de los años cuarenta y cincuenta, especialmente en Qumrán y en el desierto de Judá, no había vuelto a ocurrir nada parecido en relación con los textos bíblicos". Descubrimientos de tal importancia reavivan la ilusión de los pioneros".

Es un patrimonio que nunca se imaginó que existiera, "una nueva página en la historia de las excavaciones arqueológicas". Ahora los conocedores se preguntan si se trata del último de una serie de descubrimientos o, por el contrario, está revelando nuevas posibilidades que hay que investigar.

"Es algo que nos apasiona a los estudiosos de la Biblia", confiesa Fidanzio, "pero también interesa mucho a los israelíes, que subrayan que esta investigación está ligada a su identidad, a la historia de su presencia en la tierra de Israel". Por ello, no es gratuito que la Autoridad de Antigüedades de Israel haya dado especial importancia a la campaña de excavación.

"Hasta ahora -añade el erudito de Lugano- los grandes descubrimientos se han realizado mediante excavaciones clandestinas". En este caso, sin embargo, este resultado se ha conseguido "con una cadena de rastreo llevada a cabo por una Autoridad de Antigüedades que ha trabajado metódicamente y que ha permitido salvar antigüedades como textos bíblicos, un cesto con tapa de hace 1.500 años, quizá el más antiguo encontrado hasta ahora, o el esqueleto de una niña depositado allí, envuelto en una tela de lino hace más de seis mil años".

Un periodo histórico fascinante

¿Qué aporta este descubrimiento a nuestro conocimiento de la Biblia? "Nos encontramos ante pequeños fragmentos, por tanto, un número limitado de líneas de texto escritas en griego relativas al Antiguo Testamento. Son una prueba de lo que los estudiosos llaman fluidez textual, la época en que el texto de la Biblia aún no era estable y único. Sólo más tarde las Escrituras fueron canonizadas, fijadas y luego transmitidas con gran fidelidad hasta nuestros días".

"Estos descubrimientos nos introducen en un momento extremadamente fascinante de la historia: aquel en el que la Biblia encuentra su forma, se constituye". Entre las muchas características que se desprenden del estudio de los fragmentos, surge un detalle: en el texto griego, las cuatro letras impronunciables del nombre de Dios están escritas en paleo-hebreo, la antigua escritura que se utilizaba en la época del Primer Templo (hasta el 586 a.C.).

"Ya existía en aquella época, como en los pergaminos utilizados en la época de Jesús, un gran respeto por el impronunciable Nombre de Dios. Escribirlo con otro alfabeto -concluye Fidanzio- es una estrategia del escriba, destinada a inducir al lector a centrar su atención en esas letras. Es decir, es un punto del texto que requiere gran respeto y sacralidad".

FOTOS: Autoridad de Antigüedades de Israel

FUENTE: Vatican News
 

Hay 1 Comentario

  1. Publicado por VICTOR VERA VILLALOBOS

    Precioso..

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