Punto de fusión entre la tierra y el cielo, María es unidad que encarnó el objetivo de la educación de Don Bosco: ser ciudadanos de esta tierra, con el corazón en el cielo.
De María de Nazaret tenemos muy poca información. Ninguna noticia en las crónicas, menos una biografía completa. Solo conocemos algunas pinceladas de su vida que nos narran los evangelistas, especialmente Lucas, no ciertamente focalizados en su persona, sino más bien en su relación con el Hijo que dio protagonismo inesperado a su vida.
Hoy, como Familia Salesiana, al igual que el Papa Francisco, queremos asumir que “María resplandece en el corazón de la Iglesia. Ella es el gran modelo para una Iglesia joven que quiere seguir a Cristo con frescura y docilidad”.
La chica del “sí” que cambió su vida
“Cuando era muy jovencita -escribe el Papa Francisco- recibió el anuncio del Ángel y no renunció a hacerle preguntas…, pero tenía un alma disponible y dijo: he aquí la esclava del Señor”. Y este anuncio, este “sí”, le cambió la vida.
Continúa el Papa comentándoles a los jóvenes: “Fue algo muy distinto a una aceptación pasiva o resignada. Fue muy diferente a un ‘sí’ dicho como un: ‘bien… probemos a ver qué pasa’. Fue algo grande, algo diverso. Fue el ‘sí’ de quien quiere comprometerse y arriesgar, de quien apuesta todo sin otra garantía que la certeza de saberse portadora de una promesa”.
“¡María no compró un seguro de vida! ¡María se jugó! ¡Por eso es fuerte, por eso es una influencer, es la influencer de Dios!”.
Una chica como tantas de las nuestras
María no tuvo una vida fácil y debió arremangarse para vivir, como tantas chicas de las nuestras. Sufrió incomprensiones y prejuicios: por su embarazo sorpresivo y ser esposa de José, se sometió a las leyes vigentes: ir a empadronarse a Belén. Padeció la pobreza, al dar a luz en una fría cueva; la persecución por la tiranía reinante; la migración, al huir a otro país y vivir en otro contexto. Su vida fue de trabajo y sacrificio para alimentar y dar educación a su hijo.
Pero su corazón, aunque traspasado, estaba lleno de amor. Por eso la conocemos como “una chica con los ojos iluminados por el Espíritu Santo, capaz de contemplar la vida con fe y custodiar todo en su corazón”.
Una chica ágil y disponible para ir a servir a su prima Isabel que la necesitaba. Una chica llena de alegría: es la creadora del primer patio salesiano, una chica cantora: entona a Dios un himno de alabanza; una chica fiel: siguió a su hijo hasta el pie de la cruz, como tantas chicas de las nuestras.
Ciudadana con el corazón en el cielo
María es maestra en el arte de vivir el lema “honrados ciudadanos y buenos cristianos”. Don Bosco tuvo la gracia de comprender cuánto la Virgen ama a los jóvenes y se sintió llamado a entregarle a Ella su corazón y su vida. Así les demostró a sus “birichini” que tienen una Madre que los cuida con predilección, una Maestra que los guía y los acompaña en la vida. María es toda de ellos.
Nuestro fundador, además de proponerla como Auxiliadora a quien amar e invocar, les enseña que María es el modelo a quien imitar. En Ella encontramos la síntesis realizada de esa gracia de unidad que une cielo y tierra, tierra y cielo. En Ella se da el punto de fusión. Nadie como Ella encarnó el objetivo de la educación que él ofrece: ser ciudadanos de esta tierra, con el corazón en el cielo.
En su mininovela, titulada “Angelita, la niña buena”, don Bosco les describe, con su excelente estilo pedagógico-narrativo, cómo tienen que hacer para imitar a la Virgen:
“¡Mi jornada con María! ¡Así harás tú también si cada día dices por la mañana: esta jornada la vivo con María! Todos los días de tu vida sean con María. No te consideres nunca sola. Tus compañeras, movidas por tus exhortaciones y más por tu ejemplo, harán lo mismo: ¡Como María! Cada día realiza tus acciones con aquellos pensamientos, afectos y diligencia, en el mismo modo en que los habría hecho la misma Santísima Virgen. Sus heroicas virtudes resplandezcan en tu mente, inflamen tu corazón y embellezcan cada una de tus acciones”.
Asumimos a María como modelo
Con el Papa Francisco, también hoy nosotros, Familia Salesiana, queremos asumir que “María resplandece en el corazón de la Iglesia. Ella es el gran modelo para una Iglesia joven que quiere seguir a Cristo con frescura y docilidad”.
Por P. Luis Timossi, sdb