Hasta mediados de agosto, más de siete millones de personas retiraron una parte de sus fondos de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), trámite posibilitado por la “Ley del 10%”, que buscaba ser respuesta a la crisis económica provocada por los efectos de la pandemia. Una medida que trajo diversas interrogantes sobre sus efectos.
A inicios del proceso, más del 90% de los afiliados retiraron el máximo permitido. Al respecto, el director de la Escuela de Administración y Economía de la Universidad Católica Silva Henríquez (UCSH), Cristián Gutiérrez, señaló que “de acuerdo a datos de la Asociación de AFP, al 11 de agosto, 2,6 millones de personas han recibido el depósito, con una estimación de 3.100 millones de dólares transferidos, algo más del 1% del PIB del país”.
Con solo unas semanas, diferentes analistas ya lograban observar su impacto sobre el mercado y el consumo, lo que se tradujo en un alivio transitorio para la economía local. No obstante, según encuestas, un tercio de las personas gastará ese dinero en alimentación.
“Los datos anteriores dan cuenta de la profundidad de la crisis económica y social que padece nuestro país producto de la pandemia de coronavirus. Estas cifras seguirán creciendo, toda vez que se espera que cerca de un 90% de los cotizantes haga efectivo su retiro del 10%”, indicó el profesional de la casa de estudios salesiana.
Efectos de corto y largo plazo
Si bien hasta el momento hay una mirada positiva de la iniciativa, Gutiérrez es cauto al hablar de reactivación económica. Indica que es preciso considerar otros factores para señalar efectos a corto y largo plazo, tales como las restricciones sanitarias a la movilidad y la producción, los patrones de consumo (mucho se destinará al pago de deudas) y los stocks de bienes existentes.
Frente al impacto en las futuras pensiones, describe que son más bien acotados. El especialista estima que, “en promedio, el costo sobre la pensión mensual futura, manteniendo la actual estructura de los fondos previsionales, va entre los $ 15 mil y los $ 10 mil (en pesos de junio de 2020), cifra que es superada, lejos, por las necesidades de consumo presente”.
Respecto del valor del dólar y el peso, el académico de la UCSH predice que este podría transitoriamente ir a la baja, favoreciendo las importaciones, como el combustible, pero nunca en magnitudes que afecten al sector exportador.
“No estamos ante el fin de los tiempos, ni estamos en el peor de los mundos; solo se satisfizo la urgente necesidad de liquidez que tienen las familias chilenas producto de la crisis económica. Esta medida no ha sido implementada solo en Chile, muchos países la han adoptado también”, expresó.
Por Liza Muñoz, periodista