Además de compartir el cariño por las plantas y los huertos, estas dos mujeres comparten también el mismo nombre, Sofía. No son familiares ni conocidas, pero su conexión trasciende kilómetros de distancia uniéndolas a la misma tierra que aloja el cultivo de sus manos.
Con su ejemplo nos invitan a reconectar con la naturaleza y a entenderla como la Casa Común, nueva visión de la ecología en la que todos debemos tomar parte. De nuestro compromiso depende la construcción de una sociedad más consciente y respetuosa con el entorno que habitamos.