Vivir tranquilos en cuarentena

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Probablemente, gran parte de la población no estaba preparada para este 2020. La pandemia del coronavirus trajo con ella el miedo y la incertidumbre, con cuarentenas para prevenir el contagio que han limitado el contacto social. Suma que necesariamente impacta en la salud mental de la población. ¿Esto afectará de manera particular a padres y madres?

“Actualmente tenemos una crisis importante en la salud mental y se debe, principalmente, a dos factores: somos seres sociales y estar impedidos de relacionarnos presencialmente nos genera una sensación de ahogo, más allá de lo físico, porque no toleramos la incertidumbre, ya que tener certezas nos tiende a dar tranquilidad y la pandemia genera mucha ansiedad”, señala la psicóloga y directora del Centro de Estudios y Atención a la Comunidad (CEAC) de la Universidad Católica Silva Henríquez, María Cecilia Besser.

Ansiedad que se cuela en los hogares, donde sus integrantes comparten las 24 horas del día y los siete días de la semana. Oficinas, centros de ventas, salas de clases instaladas en espacios comunes, sin límites claros, son hoy una realidad de las casas, independiente de sus tamaños. Circunstancias complejas donde, además, los adultos han asumido todos sus roles al mismo tiempo, procurando mantener la calma.

Problemas cotidianos con parejas, familiares, amigos y los mismos hijos hoy se acumulan. “Vamos llenando una mochila, donde generalmente ponemos todos estos roces. Antes salíamos a ver a alguien o a pasear al parque y la mochila se iba vaciando. Hoy se está llenando y no tenemos la opción de vaciarla. Momento complejo, donde el principal síntoma que hemos visto es la irritabilidad”, describe la experta.

Situaciones frente a las que antes se tenía más paciencia, como las travesuras de los niños, hoy día no son consideradas como tales. Ansiedad, nerviosismo, incertidumbre hacen que los adultos sufran de mucho estrés, el cual es visto por los niños, quienes también están más irritables, gritan más y se comportan cada vez peor. Un círculo vicioso que va en escalada, pero que según la especialista se puede convertir en uno virtuoso con cambios sencillos que ayudarán a los padres a alcanzar la tranquilidad y transmitirla a sus hijos.

DE LO VICIOSO A LO VIRTUOSO

Rutinas: Estas dan seguridad, tranquilidad y disminuyen la ansiedad. Hoy cambiaron y es importante que se adapten al contexto, fijando especialmente los horarios para almorzar, cenar, dormir y levantarse.

Flexibilidad: La casa para los niños es su colegio, sus amigos, su familia, su parque, su todo. Es tiempo de ser menos rígidos y aceptar, por ejemplo, que este es un tiempo de más desorden, porque si no, nos empezamos a sobreexigir y eso nos generará mucho estrés.

Vestirse: Andar en pijama todo el día, propio de la cuarentena, no se recomienda. El cerebro funciona muy lógicamente: me visto, me activo; estoy en pijama, es momento de descanso. Vestirse y ducharse es importante para activarnos y tener más energía.

Priorizar: Hay que entender que hoy día tenemos muchas más demandas de las que teníamos antes, por lo tanto, no podemos seguir con las mismas exigencias. Tenemos que definir lo importante.

Límites: Antes, que los padres estuviesen en casa, para los niños significaba que estaban solo para ellos. Hoy no es así y hay que establecer límites frente a diversas situaciones, como en qué momentos acudir a los padres, las reuniones de trabajo, etc. Probablemente rechazarán límites, pero eventualmente los aceptarán.

Espacios diferenciados: Para que los límites funcionen, estos deben ser claros. Definir el espacio de trabajo bajará la ansiedad de padres e hijos. Quien trabaja podrá tener la tranquilidad de cumplir su labor y los niños sabrán cuándo están disponibles los adultos.

Determinar un espacio de recreación: Los niños por origen necesitan atención y la buscarán llorando, dando besos, etc. Por eso es importante destinar por lo menos 20 minutos para jugar con ellos, ya que al tener ese espacio asegurado buscarán menos atención.

Reforzar positivamente: Si les damos atención a los niños solo cuando se portan mal, cada vez lo harán más. Dése el tiempo de halagarlos cuando jueguen tranquilos, hagan las tareas por iniciativa propia, etc. A partir de esa experiencia, tratarán de buscar atención a través de esas cosas.

Recreos virtuales: Es recomendable que los papás de niños pequeños fomenten los espacios que sean de comunicación directa, como el WhatsApp o las videoconferencias, mientras que a los adolescentes les den espacio para comunicarse con las herramientas que ellos conocen, ya que la tecnología es el medio para comunicarnos hoy.

Espacio para sí mismos: Establezca turnos con su pareja, donde se asegure al menos 30 minutos donde podrá dormir, ver una serie, pintarse las uñas, etc. Es un tiempo que cada miembro puede regalar al otro, para vaciar la mochila del día a día.

Por Lorena Jiménez Ubeda, periodista.

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