Por mucho tiempo se creyó que Don Bosco nació en la Colina de I Becchi. Sin embargo, investigaciones exhaustivas lideradas por Segundo Caselle demostraron que la familia Bosco, antes de asentarse donde hoy se conoce que fue la casa del pequeño Juan, había vivido en un lugar cercano.
Herencia “Bosco”
El siglo XIX se caracterizó por ser un período de muchas transformaciones, tanto en el ámbito político como económico. Esta sería la época de las revoluciones francesa e industrial, las cuales serían la base para sustentar el nuevo sistema de gobierno: la democracia moderna.
Luego de la guerra de Waterloo se comienza a vivir una unificación conocida como el Risorggimento Italiano, proceso histórico que a lo largo del siglo llevó a la vinculación de los diversos estados de la península italiana.
La familia Bosco vivía en el territorio de Piamonte-La Cerdeña, un caserío de familias humildes que trabajaban el campo, en medio de la incertidumbre política y guerra territorial.
Conforme avanzaban las novedades políticas en la región, Felipe Antonio Bosco, abuelo de Juan Bosco, llegó a la región de Castelnuovo con toda su familia, en 1793.
En ese lugar debieron sortear diferentes imprevistos. Gracias a la Providencia, encuentran resguardo en los predios de la familia Biglione, quienes les ofrecen trabajar en sus terrenos en calidad de “massari”, personas de campo que viven en una casa dentro del predio de los patrones, laboran sus tierras y negocian las ganancias.
El abuelo paterno de Don Bosco murió en 1802, entregando su vida al servicio de la familia Biglione durante nueve años consecutivos. Más tarde, su hijo Francisco Bosco, viudo y padre de Antonio, conoce a Margarita Occhiena y contraen matrimonio en 1812. Él, aún viviendo dentro del terreno de los Biglione, decide comprar un modesto inmueble, el cual contaba con un establo adjunto y estaba cubierto por un tejado de barro. El lugar donde se ubicaba era I Becchi.
Con esta compra podría llevar a su familia a un terreno propio, trabajar la tierra y criar a sus hijos. Sin embargo, no alcanzó a vivir en esta casa debido a que muere en la finca Biglione a causa de una pulmonía. El pequeño Juan Bosco tenía aproximadamente 20 meses de nacido cuando este hecho ocurrió.
Finalmente, el 13 de noviembre 1817, Margarita Occhiena, decidida a educar a sus tres hijos, Antonio, José y Juan, resuelve salir de la casa del terreno de los Biglione, donde había nacido Juan, para ir a vivir a la casa que hoy conocemos como el hogar de Juan Bosco y donde tuvo el sueño de los nueve años. La familia Bosco le entregó su trabajo laborioso a los Biglione por 24 años consecutivos.
¿Qué pasó con la casa Biglione?
Se conoce que, en su momento, los Biglione vendieron este terreno a la familia Chiardi, en 1818, quienes la revendieron, a su vez, en 1846. Los Salesianos recuperaron la potestad del lugar luego de que Don Felipe Rinaldi, tercer sucesor de Don Bosco, comprara la casa en 1929.
Entre 1939 y 1945, tiempo de la Segunda Guerra Mundial, los superiores mayores de la congregación tuvieron la intención de construir cerca de la casa natal de Don Bosco un santuario que ayudara a los habitantes de la zona a incrementar el culto por el santo y oraran por la protección sobre la obra salesiana.
La construcción del templo fue posible entre 1961 y 1966, por parte del padre Renato Ziggiotti, quinto sucesor de Don Bosco, quien mandó a demoler la construcción en 1957 y levantar allí la gran edificación en honor de Don Bosco. El altar mayor de este santuario está sobre los cimientos que alguna vez resguardaron al santo en sus primeros días de nacido.
Alrededor de lo que fue la casa natal de Don Bosco, los Salesianos construyeron el Colle Don Bosco, un centro de peregrinación y atracción turística ligado a la figura internacional del santo fundador.
La importancia de I Becchi
Algunos historiadores de Don Bosco encuentran una relación curiosa y significativa entre el nombre “I Becchi” y el rol de pastorcillo de Juanito Bosco. Esto se debe a que becco, en italiano piamontés de la zona, significa “corderito”, mientras que I Becchi, “los corderitos”. Lo anterior deja ver un planteamiento interesante de la figura de Juan como pastor desde pequeño en la colina I Becchi.
Finalmente, por esos predios el pequeño Juan aprendió, aun sin haber descubierto el sentido real del sueño de la Buena Madre, todas aquellas actividades necesarias para ser un pastor de jóvenes, al que hasta el día de hoy reconocemos, respetamos, amamos y nos encomendamos.
Debido a esto, en la beatificación de Laura Vicuña, la familia Salesiana y el mismo Papa Juan Pablo II, hoy santo, denominaron al lugar como la Colina de las Bienaventuranzas Juveniles.
Por Gustavo Cano, periodista
Muy interesante el artículo, mientras mas leo sobre la vida de nuestro padre fundador, voy encontrando otros elementos enriquecedores para mis saberes salesianos.