La primera profesión religiosa de Ignacio Eyquem ha sido el centro de la Fiesta de Don Bosco celebrada por la Familia Salesiana de Santiago, el viernes 31 de enero, en el Santuario Nacional de La Cisterna.
La Eucaristía estuvo presidida por el padre provincial de los Salesianos en Chile, Carlo Lira, quien destacó la importancia de aceptar los designios que tiene Dios para cada uno, dejándose tocar por la vivencia de Jesús, tal y como lo hizo en su momento San Juan Bosco.
Luego de la proclamación de la palabra, el padre Félix Levín presentó al joven neoprofeso, quien, frente a toda la familia salesiana, juró vivir obediente, pobre y casto por un año, según lo estipulado en la constitución salesiana.
El P. Carlo en su mensaje señaló que Don Bosco es un bien de la Iglesia y para la humanidad entera, “No nos pertenece solamente a nosotros”. De igual manera, manifestó que como bautizados estamos llamados a ser sal y luz para el mundo, siendo fermento para la sociedad, dejándose guiar por la experiencia de Jesús, encontrándolo siempre en la oración.
“La raíz de la familia Salesiana parte desde la unión con Dios; no se entiende la vida salesiana sin conexión con el Señor”, aseguró el provincial.
Para el padre Carlo, el desafío como salesiano es seguir siendo signos y portadores del amor de Dios para los jóvenes, para que puedan alcanzar la plenitud de vida en Cristo en el contexto actual.
Fiel al llamado de Dios, Ignacio, frente a todos los presentes se comprometió a ser fiel a su vocación como bautizado y consagrado, asegurando: “Que mi vida sea el único evangelio que hoy puedan leer”.