“Como dice la biblia, lo que has recibido gratis lo debes dar gratis. Podría haberme ordenado en Ecuador, de hecho viajo el domingo 15, pero quise realizar esta ceremonia acá con la comunidad de la Capilla San Luis, que me aceptaron con mis cualidades y defectos, con la cual crecí interiormente y en la que pude ver como los mismos jóvenes se evangelizan”, señaló el estudiante del Teologado Internacional, Carlos Marcelo Triguero, quien desde el pasado 7 de diciembre es un nuevo Diácono de la Iglesia.
A esta fiesta, realizada en un templo sencillo pero colmado de fe, Marcelo fue acompañado por los feligreses con los cuales compartió durante casi tres años, sus padres que viajaron desde Guayaquil y sus hermanos salesianos, incluyendo el Inspector de los salesianos en Ecuador, P. Francisco Sánchez, y el Inspector chileno, P. Carlo Lira, quien presentó al candidato en la ceremonia.
“Veo con mucha esperanza los jóvenes que hoy se ordenan. Están más comprometidos, saben con más conciencia para donde van, también cuánto es Dios de exigente y la radicalidad que tienen que entregar. Eso me da motivos para decir que si bien no tenemos muchos, hoy tenemos muy buenos jóvenes que responden al llamado del Señor“, señaló el Mons. Alberto Lorenzelli (SDB), quien celebró la misa.
El lema escogido por Marcelo para la ocasión fue “Antes que tú nacieras; te conocía y te consagré”, que representa su profunda vocación, además de su total disponibilidad y preparación para recibir la gracia del Espíritu Santo. Convicción que también se pudo observar en el rito de postración, posterior a realizar su promesa.
“Pasó toda mi vida en ese momento. Pensaba en que vendrá, pero al mismo tiempo, recordaba la lectura donde Dios nos dice: no tengas miedo, yo estoy contigo”, describe Triguero al recibir la Estola y Dalmática, sus vestimentas diaconales oficiales.
Ceremonia colmada de emociones, que finalizó con un discurso del nuevo diácono, quien mirando a la congregación que ahora dejaba, expresó “les doy las gracias a todos ustedes porque han podido aportar en este camino de vida, en este camino vocacional. Como siempre les decía, nosotros tenemos que ser ejemplo, pero ustedes tienen que ayudar. Nosotros no podemos ser servidores sin el pueblo, porque todos juntos ayudamos a que este servicio sea siempre lo mejor posible para la gloria de Dios”.
Ver a Cristo en el barrio popular
La historia de fe de Marcelo Triguero nace a los 8 años, cuando era acólito en su parroquia en Guayaquil, en el barrio Bastión Popular. En esta experiencia conoce al padre salesiano de nacionalidad chilena, P. Pedro, llamándole la atención la figura del sacerdote en contacto con la gente y los más vulnerables. Fue él quien lo motivó a realizar el voluntariado en la misión salesiana de Zumbahua, con los hermanos indígenas.
“Para mí fue todo nuevo, pasar de la costa con 0 metros desde el nivel del mar a los 3800. Tenía apenas 17 años cumplidos y por primera vez salía de mi casa. En este voluntariado conocí el carisma salesiano. Volví a mi casa para ver los papeles y mi ropa, pero me ganó la pena de mis padres y me quedé, a pesar que estaba autorizado a entrar al Aspirantado. Este padre chileno no me dejó y comencé a ser voluntario durante el día en Los chicos de la calle", recuerda.
Un camino que comenzó hace 12 años y que lo trajo a Chile hace casi tres para seguir sus estudios en el Teologado Internacional Don Bosco de Lo Cañas. Período donde descubrió que los barrios populares son aquellos donde le gusta estar. Esto debido a que en aquellos niños se ve reflejado, queriendo devolver la mano que en su momento recibió de los salesianos en su infancia.
“A los niños solo les faltan oportunidades. Yo me siento muy identificado con los barrios populares porque yo vengo de uno. Siento que todo lo que he podido ser es gracias a los salesianos. Por eso cuando me preguntan dónde podría ir yo diré disponibilidad total, pero ojalá en algún barrio popular. Uno tiene que ser grato, porque como dice la biblia, lo que has recibido gratis lo debes dar gratis“, expresó.