Debido a los distintos cambios sociales, dice el Papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium, la pastoral juvenil ha sufrido golpes y ya no es la misma. Los jóvenes no encajan en las estructuras habituales. Sus preguntas, inquietudes y necesidades no han sido atendidas y a nosotros, los adultos, nos cuesta escucharlos con paciencia (n. 105).
Es por ello, continúa relatando el Papa, que las propuestas educativas no producen los frutos esperados. Hay una proliferación de asociaciones y movimientos que abren nuevas opciones, caminos y formas que se adaptan de mejor manera a lo que ellos están buscando y les genera un sentido de pertenencia más concreto.
Dentro de la Iglesia se han abierto lugares que promueven el protagonismo de los jóvenes. Sitios en los que se pretende que puedan desarrollar sus diversas facetas: sociales, culturales, espirituales, etc. Tal interés, de abrir estos sitios, se alinean a las palabras del Papa, quien ve en estas nuevas generaciones a los conductores de los cambios sociales y de las nuevas tendencias de la humanidad. Como señaló también en su exhortación, “los jóvenes nos llaman a despertar y acrecentar la esperanza, porque llevan en sí las nuevas tendencias de la humanidad y nos abren al futuro, de manera que no nos quedemos anclados en la nostalgia de estructuras y costumbres que ya no son cauces de vida en el mundo actual” (n. 108).
Más que una idea, un encuentro
Lugares nuevos y en constante definición, que buscan llenar las expectativas de un grupo en crecimiento que demanda ser escuchado. Para Jesús Rojano, salesiano y director de la Revista ‘Misión Joven’ de España, son lugares vitales para los jóvenes y aconseja formar este tipo de instancias intergeneracionales.
José Joaquín Gómez, salesiano y escritor que ha publicado más de 40 libros educativos y pastorales en España, extiende las fronteras del espacio juvenil, reflexionando sobre cómo internet se ha transformado en un campo fértil para la pastoral y prometedor para la evangelización.
El artista gráfico, músico y salesiano Jotallorente lo define desde la música como un lugar con gran fuerza, por la capacidad para canalizar los sentimientos y acompañarlos en su vida diaria.
Finalmente, Koldo Gutiérrez, director del Centro Nacional Salesiano de Pastoral Juvenil español, define que las características comunes de todo espacio juvenil son la “libertad y autonomía; relación y comunicación; espacios informales, creativos y abiertos”.
República de los jóvenes
La casa central de nuestra Congregación en Chile se ubica en un sector por el cual transitan diariamente más de 200 mil personas, principalmente jóvenes (Corporación para el Desarrollo de Santiago). El Barrio República, ubicado en Santiago Centro, concentra más de una docena de instituciones de educación superior, por lo que es conocido también como el Barrio Universitario. Un mar juvenil con necesidades propias de su contexto, al cual hace años se quería ofrecer una instancia de acompañamiento, aterrizando así la idea “Iglesia de salida”.
“Esta inquietud se da un contexto global de preocupación por la juventud. Se había convocado el Sínodo sobre los jóvenes y discernimiento vocacional en Roma, y la Iglesia de Santiago invitó a desarrollar uno local a finales de 2017. Fue así como se gestaron muchos diálogos al interior de la comunidad eclesial entre distintas instituciones, de los cuales surge el proyecto Espacio República”, explica el P. Claudio Cartes, delegado Inspectorial de la Pastoral Juvenil Salesiana.
Una iniciativa comunitaria, cuyo propósito es apoyar a la juventud de hoy que transita por el sector. Trabajo colaborativo que comenzaron la Congregación y la Vicaría para la Educación del Arzobispado de Santiago, al cual se sumaron 10 entidades más: Enac, Verbo Divino, Red Juvenil Ignaciana, Comunidad Shalom, ADSIS, EJE, Caetera Tolle, Duoc UC, Vicaría Zona Centro y Vicaría de la Esperanza Joven.
“Las mismas instituciones, de distintos carismas o desde el clero, convergieron como un signo de Iglesia en comunión que, desde una identidad cristiana, católica, eclesial, ya servían a los jóvenes. Debido a esa diversidad, el primer período fue de desarrollo de una mentalidad, pensamiento, criterio y visión común, en relación a las necesidades de los jóvenes en este lugar específico”, cuenta el P. Cartes.
Así es que se destina el espacio de la ex-Librería Salesiana para este proyecto, en 2017, mientras que en paralelo las instituciones buscaban el significado para un lugar de este tipo. Diálogos donde se comienza a interactuar con los jóvenes del entorno, descubriendo que una de sus necesidades eran espacios para el encuentro, el estudio y la escucha.
“No es que estén vacíos de espiritualidad, sino que no han encontrado un espacio para poder ejercerla. La guía espiritual busca ayudar al discernimiento a quienes la requieran, ya sea vocacional, por una crisis existencial u otras. Se trata de escuchar, no de decir qué hacer. Es quien plantea las preguntas y dice ¿qué crees que diría o haría Dios en tu lugar?”, relata una de las coordinadoras jóvenes del espacio, Ghislaine Fuentes.
Debido a esto, la arquitectura de este espacio está orientada a acompañar a los jóvenes en sus necesidades: un primer piso donde puedan compartir fraternalmente almuerzo, diálogos; mientras que el segundo está destinado al estudio, acompañamiento espiritual, además de una capilla que permita la oración. Se trata de un servicio gratuito para el que voluntarios ya han sido habilitados y donde los mismos jóvenes del sector puedan vivir una experiencia de compartir.
Insertarse en los lugares juveniles es una tarea a ratos compleja, pero que gracias a estos espacios logran establecerse puntos de encuentro. Atreverse a innovar y cambiar aquello que “siempre se ha hecho así” es una apuesta que muestra un nuevo rostro de la Iglesia.
“Esta es una propuesta inclusiva para los jóvenes en tiempos difíciles, donde a la Iglesia no le es fácil llegar a ellos. La idea es invitarlos a compartir una oferta de acompañamiento y un sinnúmero de otras actividades escuchándolos, porque no se trata de imponer, sino de trabajar en conjunto”, afirma Ana Leyton, directora de la Pastoral de Educación Superior de la Vicaría para la Educación.
Con esto se respeta la diversidad de este grupo y se rescata una de las claves del espacio: los jóvenes son protagonistas, no porque pertenezcan a algún lugar, sino por el simple hecho de ser jóvenes.
Este lugar, ubicado en plena Alameda, frente a la calle República, fue inaugurado oficialmente en agosto de este año y bendecido por el Administrador Apostólico de Santiago, Celestino Aós, en compañía del obispo auxiliar, Mons. Alberto Lorenzelli, uno de los promotores de la iniciativa mientras se desempeñaba como provincial salesiano. Desde entonces está abierto a todos los jóvenes que transitan por el Barrio Universitario, ya sean trabajadores o estudiantes, siendo acogidos desde mediodía hasta las 21 horas.
“Se espera que Espacio República sea un punto de referencia, pero que en los alrededores se haga una propuesta evangelizadora carismática para que los jóvenes conozcan a Jesús con el testimonio de los mismos voluntarios. Creemos que el devenir mismo del proyecto no está pensado solo en un lugar físico, sino en la calle, como espacio evangelizador de jóvenes para jóvenes”, finaliza el P. Claudio Cartes.
Alto Hospicio: Concretar el sueño de Don Bosco
La esencia del carisma salesiano siempre ha sido la juventud, especialmente la más vulnerable. Por eso la Congregación en nuestro país ha buscado potenciar proyectos que fomenten espacios de encuentro donde cada niño y joven se desarrolle en los ámbitos humano, educacional y espiritual, como son los oratorios y centros juveniles.
Un ejemplo de esto es lo realizado en Alto Hospicio, comuna ubicada en la Cordillera de la Costa de la Región de Tarapacá. Un 30% de sus habitantes son menores de 14 años, según el Censo de 2017, y registra 25 denuncias de delitos violentos por cada 100 personas, según lo informado por la Subsecretaría de Prevención del Delito chilena. En este contexto de vulnerabilidad social se funda, en 2002, el Colegio Salesiano Domingo Savio, hoy con un proyecto educativo y evangelizador que atiende a cerca de 1.500 alumnos y en el que se desarrollan también talleres de capacitación para adultos orientados a mejorar sus condiciones de empleabilidad.
Para dar respuesta a la gran necesidad de espacios de recreación seguros, en 2015 surgió la idea de construir un centro juvenil que complementara lo realizado en 2013 con la cancha de baby fútbol de pasto sintético. El párroco de ese tiempo, P. Juan Pablo Lyon, expresaba: “Es el inicio de una nueva etapa de la obra de Alto Hospicio, un nuevo tipo de presencia que hace que la parroquia vaya más allá de lo sacramental y se abra a cuestiones de promoción humana y evangelización”.
Como centro juvenil comenzó en una sala de la parroquia. En 2017 se proyectó una construcción independiente dentro del mismo sitio. El edificio se inauguró el 7 de septiembre de 2019, siendo bendecido por Mons. Guillermo Vera, Obispo de la diócesis de Iquique, y por el P. Oliver Villarroel como párroco de Nuestra Señora de la Paz y responsable actual de la iniciativa.
La construcción cuenta con dos salones, uno con capacidad para 50 personas y otro para 30. Una sala de reuniones para 15 personas y una oficina, la cual es utilizada por el equipo de asesores juveniles. Cuenta, además, con un amplio hall de entrada techado y un patio para el desarrollo de las actividades al aire libre.
Este nuevo espacio abierto a la comunidad tiene por objetivo promover un lugar de formación, en clave salesiana, donde niños, niñas y jóvenes puedan desenvolverse libremente, desarrollar sus capacidades y, sobre todo, contar con un lugar privilegiado de encuentro con Jesús Resucitado.
“Un espacio como este dignifica a las personas, más cuando está pensado y diseñado para la atención de los más vulnerables. Para nuestra obra en Alto Hospicio es un significativo aporte, ya que no es un proyecto solo de carácter parroquial, sino que también ayuda en el trabajo que lleva adelante el Colegio Domingo Savio”, explica el P. Villarroel.
Patio Punitaqui: Oratorio para grandes y pequeños
Una de las obras sociales más significativas que tiene en su ADN la cultura de la Iglesia en salida es Fundación Don Bosco. Durante décadas se ha preocupado de realizar un trabajo constante por la dignidad de las personas, especialmente por aquellas que se encuentran viviendo una situación extrema de vulneración de derechos.
“Podemos ser sacados de nosotros mismos para reconocer la belleza oculta en cada ser humano, su dignidad, su grandeza como imagen de Dios e hijo del Padre. El Espíritu Santo quiere impulsarnos para que salgamos de nosotros mismos, abracemos a los demás con el amor y busquemos su bien”, expresa el Papa Francisco sobre la cultura del encuentro, lo que está en sintonía con los diferentes programas de la Fundación, que contemplan atención a personas en situación de calle, drogadicción, privación de libertad o pobreza.
“Fui mamá, papá, abuelo, abuela, de todo”, es lo que recuerda la señora Haydée, quien ha vivido toda su vida en la población Villa Nuevo Amanecer, de la comuna de La Florida. Anteriormente, vivía en un campamento y llegó al lugar cuando “le salió la casa”. Trabajó de nana, camarera, incluso en la feria. Hizo de todo para cuidar a sus hijos, pero dejó de trabajar para encargarse de sus nietos y así ayudar para que su hija surgiera.
La ex pareja de una de sus hijas se involucró en las drogas y empezó a robar, hasta que un día cayó preso. Fue allí, en un profundo dolor familiar, donde conoció el trabajo de Fundación Don Bosco en el Patio Punitaqui, espacio de acogida para niños, jóvenes y adultos del sector. “Un día llegaron a la casa y me dijeron que venían de una fundación que apoya a personas privadas de libertad. Empezaron a realizar visitas semanales y comenzaron a ganarse nuestra confianza. Luego visitamos ‘el patio’ y toda la familia fue incluida en el programa Abriendo Caminos”.
La Sra. Haydée vive con una de sus hijas y con cinco nietos, los cuales tienen desde cuatro hasta 17 años. La atención profesional, acompañamiento y los talleres les han cambiado la vida. “El programa nos ayudó psicológica y económicamente. Nos hizo entender que no perdimos nuestra dignidad por tener un familiar detenido. Quienes nos visitaban se ponían en nuestros zapatos y, al final, salíamos siendo familia. Gracias a ellos ahora tenemos electricidad y dormitorios que no se llueven”, expresó.
El Patio Punitaqui es un oratorio permanente que abre sus puertas de lunes a viernes, entre 16 y 21 horas. Cuenta con una plaza de juegos para los niños más pequeños, talleres recreativos y formativos: circo, jardinería, reciclaje, música, barbería, estética integral, manicure y entrenamiento físico. Además, un profesor realiza reforzamiento escolar. El objetivo es ser ese patio con techo que las familias no tienen en sus casas.
A sus más de 60 años, la Sra. Haydée se emociona hasta las lágrimas cuando habla de su familia y lo que ha realizado este programa por ellos. “Miro a mis hijas, a mis nietos y los veo felices. Para ellos, este espacio es como su casa, porque aquí les dieron cariño, los comprendieron. Aquí siempre nos trataron como personas y dieron respeto. Yo creo que lo mejor que nos ha pasado como familia fue conocer el Patio Punitaqui”.
“De Don Bosco hemos aprendido su pasión evangelizadora para acercar a cada joven al encuentro con Jesús. Por eso, no podremos renunciar nunca a ser evangelizadores de los jóvenes, sabiendo que la evangelización también busca el crecimiento, que implica tomarse muy en serio a cada persona y el proyecto que Dios tiene sobre ella”, dice el P. Ángel Fernández, Rector Mayor de los Salesianos, en su mensaje anual para el año 2020.
Nuestra congregación en Chile y en todo el mundo no descansa en la misión de hacer realidad el sueño de Don Bosco, que los oratorios se transformen en una verdadera casa que acoge, escuela que educa para la vida, parroquia que evangeliza y un patio donde encontrarse con los amigos.
Por Karina Velarde y Joaquín Castro, periodistas