Estimados miembros de la Familia Salesiana, amigos de Don Bosco:
La advocación de María “Auxilio de los cristianos” es un título antiguo dado a María, madre de Jesús. Ya San Juan Crisóstomo, obispo de Constantinopla, desde el año 398 la llamaba «Auxilio potentísimo, fuerte y eficaz de los que siguen a Cristo». Este título tomó fuerza en Occidente con el Papa Pío V, quien, después del triunfo en la Batalla de Lepanto en el siglo XVI, la agregó a las letanías de la Virgen.
En 1809 Napoleón puso en prisión al Papa Pío VII, quien en su cautiverio prometió a la Virgen que, si recuperaba su libertad y volvía a Roma, declararía ese día como solemne en honor suyo bajo el título “Auxilio de los cristianos”. El Papa recuperó su libertad; llegó a Roma el 24 de mayo de 1814 y cumplió su promesa. De este acontecimiento viene la tradición de la Solemnidad de María Auxiliadora cada 24 de mayo.
Pero esta invocación a la Virgen María fue definitivamente popularizada por nuestro fundador, San Juan Bosco, quien veía en el florecimiento de sus obras apostólicas y educativas entre los jóvenes la intercesión de la Madre de Dios. Don Bosco comienza a referirse a ella con el nombre de María Auxiliadora a partir de 1860, año en el que relata que la Virgen le manifestó su deseo de ser honorada bajo dicho título y su voluntad de que se le construyera un templo. Es posible que este deseo de María de ser invocada como “Auxilio de los cristianos” tenga su razón de ser en la difícil época que nuestra Iglesia Católica vivía en Italia por su unificación.
Bien pronto la expansión de las obras salesianas en los cinco continentes tendría como consecuencia la expansión de esta advocación. Por otra parte, el mismo Don Bosco, convencido de que su trabajo en medio de la juventud más pobre, abandonada y en peligro se debe a una asistencia especial de la mamá de Jesús que es su auxilio, funda el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora con el fin de llevar el Sistema Preventivo Salesiano a las muchachas y como un monumento vivo en honor a la Virgen.
Hoy queremos renovar nuestra devoción a María Santísima e invocarla bajo este título, razón por la cual lanzamos una campaña para extender su devoción, pidiendo por cada uno de nosotros, nuestras familias y, sobre todo, por nuestra Iglesia, que una vez más atraviesa por tiempos difíciles. Estamos seguros de que su presencia amorosa nos ayudará a renovar la fe y bajo su auxilio podremos fortalecer nuestro testimonio personal y comunitario.
Pidamos especialmente por nuestros pastores que tienen el desafío de convocarnos y animarnos a seguir a Jesús, el Buen Pastor. Don Bosco hoy nos llama a no dejarnos desalentar por nada ni nadie, pues el bien que hacemos y podemos llegar a realizar, apoyados por el auxilio materno de la Virgen, son y serán la evidencia más clara de que Dios está actuando en nuestras vidas y en las vidas de quienes nos rodean, manifestación de que es Él quien conduce la historia de la humanidad y la nuestra en forma particular a la salvación.
Les bendice, P. Carlo Lira Airola, Inspector