Educar la personalidad no es tarea fácil, pues reviste un importante desafío en el que la labor formativa debe ser conectada y articulada con los saberes de las distintas disciplinas, asignaturas y espacios curriculares para dotarlos de sentido. La buena noticia es que, desde la mirada salesiana y su sistema preventivo, podemos obtener la claridad necesaria que guiará nuestras prácticas esenciales para el camino de protección, prevención y corrección amorosa de nuestros estudiantes, favoreciendo y promoviendo el autoconocimiento, el desarrollo de la propia afectividad y el equilibrio personal, todo ello a través de un proyecto educativo claro y de una comunidad que acompaña y lleva adelante los diversos procesos.
La Ley General de Educación explicita que el objetivo de la educación es “alcanzar el pleno desarrollo espiritual, ético, moral, afectivo, intelectual, artístico y físico, mediante el cultivo de valores, conocimientos y destrezas, enmarcada en el respeto y la valoración de los derechos humanos, las libertades fundamentales, la diversidad multicultural y de la paz e identidad nacional, generando las condiciones para que los estudiantes puedan conducir su vida en forma plena, para convivir y participar en forma responsable, tolerante, solidaria, democrática y activa en la comunidad, y contribuir al desarrollo del país” (LGE Art 2°).
Para abrir una trayectoria hacia el desarrollo de la persona, los objetivos de los Aprendizajes Transversales contribuyen a darle un marco regulador … “tienen un carácter comprensivo y general, y apuntan al desarrollo personal, ético, social e intelectual de los estudiantes”.
La labor de acompañar a nuestras niñas, niños y jóvenes en su desarrollo nos compromete como comunidad a no abandonar ni descuidar a nuestros estudiantes; implica, entonces, alistarnos para educar, guiar y proteger su espiritualidad y sensibilidad hacia el entorno, fomentando una inserción progresiva, activa y transformadora en la sociedad.
Para conseguir tan desafiante tarea, como Congregación Salesiana en Chile, animadora de la labor educativa en 22 colegios a lo largo de todo el territorio, nos hemos dispuesto a elaborar los Planes de Formación que asumimos como una oportunidad de generar nuevas cartas de navegación que nos brinden herramientas para aportar al desarrollo integral desde una construcción colaborativa de aprendizajes entre el estudiante, su familia y la escuela, vinculando las normas educativas con nuestros principios identitarios y el sistema preventivo para formar “Buenos Cristianos y Honestos Ciudadanos”.
El marco regulatorio propone seis planes: Formación Ciudadana, Inclusión, Afectividad, Sexualidad y Género, Convivencia Escolar, Seguridad Escolar, Desarrollo Docente y hemos añadido uno más: el Plan Ético Moral, en coherencia con nuestra identidad.
A continuación, les ofrecemos una breve reseña de estos.
Plan Ético Moral
Considera que el aprendizaje no es un mero saber de contenidos intelectuales, sino más bien abarca el desarrollo de la persona para alcanzar su propia trascendencia. A través de su implementación se pretende contribuir a la realización plena del ser humano, desarrollando un instrumental pedagógico y didáctico como medio específico y propio, a la autonomía de los estudiantes, su sentido crítico de la realidad y asumir responsabilidades, además de jerarquizar valores tomando conciencia de las motivaciones y juicios desde la reflexión ética y una vida práctica orientada por tales valores.
Plan de Sexualidad, Afectividad y Género
Proyecta que los estudiantes cuenten con oportunidades de aprendizaje para explorar valores y actitudes en torno a las relaciones sociales y sexuales, favoreciendo un mayor conocimiento de sí mismos, que les permita comprender la etapa del desarrollo que están viviendo, pudiendo integrar la afectividad y sexualidad de manera responsable respecto de sus derechos y los de las demás personas, respetando también las diferencias. Se sustenta en la Ley de Salud N° 20.418, que fija normas sobre información, orientación y prestaciones en materia de regulación de la fertilidad.
Plan de apoyo a la Inclusión
En este plan se propone orientar el proceso de transformación institucional, pedagógica y cultural elementos fundamentales para la propuesta de un enfoque inclusivo. La idea es definir diversas acciones que promuevan y favorezcan el apoyo y respuesta asertiva hacia las necesidades educativas, al acceso, presencia, participación y aprendizaje, y que resguarde la continuidad en la trayectoria educativa de cada estudiante. Se sustenta en la Ley de Inclusión Nº 20.845.
Plan de Convivencia Escolar
Busca fomentar e integrar en el desempeño diario de los estudiantes una actitud positiva hacia su entorno y sí mismo, incorporando la reflexión activa, la adquisición de habilidades y actitudes que los disponga a saber escuchar y ponerse en el lugar del otro, autorregular sus impulsos y emociones, descubrir las diferencias como algo legítimo, aprender a reconocer errores y ser asertivos para expresar con exactitud las necesidades.
Plan de Formación Ciudadana
Este plan busca promover el desarrollo de conocimientos acerca de deberes, derechos y actitudes necesarios para ejercer una participación crítica, responsable y honesta, adquiriendo valores que les proporcionen aprecio y respeto por la diversidad social y cultural del país, además de proponer un itinerario de actividades que les permita practicar las habilidades necesarias para contribuir a una sociedad democrática. La Ley 20.911 establece la obligatoriedad de este plan.
Plan de Seguridad Escolar
A través de este plan se propone determinar un conjunto de acciones planificadas, que aseguren el resguardo de la seguridad dentro de la escuela, generando una cultura preventiva, así como también conocer diversos procedimientos y practicar conductas de protección y seguridad que preparen a la comunidad escolar para reconocer potenciales riesgos y saber cómo evitarlos. Se funda en la resolución N° 51/2001 de la ONEMI.
Plan de Desarrollo Docente
Este plan debe entenderse como un proceso planificado que pretende fomentar el crecimiento y mejora del propio conocimiento respecto de las capacidades profesionales, así como también a las actitudes y habilidades que un docente salesiano debe poseer, por lo cual procura potenciar la interrelación entre las necesidades de desarrollo profesional y personal con los requerimientos que implica dar forma y experiencia al Proyecto Educativo Pastoral Salesiano. Se sustenta en la Ley de Sistema de Desarrollo Profesional Docente N° 20.903.
La necesidad de explicitar prácticas que vigorizan el desarrollo de la persona nos ha motivado a elaborar los planes de formación. Queremos impregnarlos de nuestra identidad salesiana, cuyo contenido admita el advenimiento y renovación del bien común y el sentido de pertenencia, aportando con esperanza a la cohesión social, formando buenos cristianos: de buen corazón, capaces de amar, y honestos ciudadanos: tolerantes, respetuosos, cuya presencia establezca relaciones auténticas para una convivencia fraterna.
Vanessa Valentini, Departamento de Educación Congregación Salesiana en Chile