Este año, nuestra Familia Salesiana en Chile se alegra por el aniversario 130 de la llegada de las Hijas de María Auxiliadora a Punta Arenas. Monseñor Fagnano, tras la instalación de la misión en esa ciudad, el 21 de julio de 1887, consigue también traer a las salesianas para el trabajo con las muchachas: Sor Ángela Vallese, Sor Rosa Masobrio, Sor Luisa Ruffino, Sor Ángela Marmo y Sor Luisa Nicola llegan junto a seis salesianos, el 3 de diciembre de 1888, para evangelizar y educar a la gente del pueblo sencillo y, especialmente, a los indígenas de Tierra del Fuego.
Hoy, en memoria agradecida, quisiéramos ser profecía de futuro para el bien de los jóvenes. El mismo carisma, la misma vocación y la misma misión nos interpelan a la unidad de la Familia Salesiana como una expresión de ser Iglesia que hay que resaltar, no solo con palabras, sino con la comunión de vida y la acción conjunta.
La Familia Salesiana quiere ser portadora de ese don carismático allí donde se detecte la necesidad de educación y de evangelización, entre los jóvenes y la gente sencilla. Deseamos trabajar en el mundo según el estilo del Sistema Preventivo de Don Bosco, en todos los ambientes donde sea útil o necesario. Por esto, pongamos el acento en la colaboración y en el acuerdo entre los diversos grupos existentes en un mismo territorio.
Este año, en asamblea inspectorial, hemos acordado, con todos quienes nos sentimos vinculados por esta espiritualidad, celebrar los 24 de cada mes como expresión de la común devoción a María Auxiliadora y constituir en todas las presencias una consulta local de la Familia Salesiana. Además, se ha expresado la necesidad de formarse mutuamente en corresponsabilidad: consagrados y laicos, comprometidos en un proyecto común.
Otro aspecto importante para la Familia Salesiana es la animación vocacional. Los laicos están invitados a participar en la preocupación vocacional de los religiosos, y los religiosos están invitados, también, a suscitar vocaciones laicales comprometidas. Es conveniente que recordemos a este propósito que Don Bosco leía en clave vocacional todo su trabajo pastoral. El aspecto vocacional no consiste tan solo en el compromiso por buscar mano de obra necesaria para la supervivencia de la Congregación, o del Instituto, o de cualquier grupo de la Familia Salesiana, sino, como un particular aspecto de la misión de Don Bosco, que entiende como parte de su quehacer educativo y evangelizador ayudar a descubrir su vocación a todos.
La organización y la consolidación de los grupos de la Familia Salesiana como conjunto, en colaboración, en red, se está convirtiendo en una necesidad, y esto creemos dará fuerza a la misión. Aquí vuelve de nuevo el tema de la presencia en la Iglesia y en la sociedad, conexionándonos con los diversos entes eclesiales y civiles. Es un reclamo también que en las estructuras salesianas se facilite la conexión de los jóvenes, especialmente los del MJS, con los grupos de la Familia Salesiana, de tal forma que se les ayude a conocer y a elegir uno u otro grupo en el momento de discernir su vocación.
Con esperanza los animo a caminar en este esfuerzo de comunión. El Señor lo hará fecundo, como lo hizo con quienes nos precedieron, Ramón Ángel Jara, José Fagnano, Ángela Vallese y tantos salesianos consagrados y laicos de la primera hora que nos legaron lo que hoy somos.
Les bendice,
Por Carlo Lira Airola, Inspector