Por su desarrollo y resultados, por los equipos que estuvieron y los que no alcanzaron a llegar, por quienes, con el rótulo de superestrellas no conocieron más que el fracaso y por los desconocidos de deslumbraron, el Mundial de Fútbol de Rusia 2018, realizado entre junio y julio de este año, dejó perplejos a muchos.
La fase clasificatoria para este evento, en las diferentes confederaciones, dio tempranamente pistas de un torneo especial. Potencias históricas del balompié como Italia y Holanda no lograron obtener un cupo. Asimismo, nuestra selección bicampeona de América, dotada de la, considerada, mejor generación de jugadores de su historia, tampoco logró los puntos necesarios.
Mientras algunos directores técnicos prepararon a sus jugadores más experimentados, Didier Deschamp, estratega francés -campeón del mundo en el 98 como jugador-, arriesgó por una nómina joven. El equipo galo enfrentó el Mundial con un promedio de edad de 26 años, que lo situó como la tercera selección más joven en la historia en ganar la copa. El récord lo tiene Brasil, con un promedio de 25 años en la participación de la edición de 1970 celebrada en México.
Una de las figuras que llamaron la atención en Rusia fue, sin duda, Kylian Mbappé. Con solo 19 años obtuvo el premio al Mejor Jugador Joven del torneo.
Otro jugador que destacó, también con 19 años, es Trent Alexander- rnold, de la selección inglesa, quien ya forma parte del Liverpool, club desde el cual fue convocado a la escuadra nacional. En su debut ante Bélgica jugó 79 minutos.
Brasil también dejó ver nuevos “retoños” deportivos. Con solo 21 años, Gabriel Jesús es jugador del Manchester City, uno de los principales clubes de Inglaterra. “Será la nueva promesa del fútbol brasilero”, afirmó de él Neymar, la superestrella del París Saint-Germain.
El uruguayo Rodrigo Betancour, de 21 años, fichado por la Juventus, es la perfecta combinación entre talento y precisión, características que despertaron el interés del Barcelona. Destacó en el Mundial al combinar energía a la hora de recuperar balones y rapidez en ataque, dualidad de funciones que le aseguró un lugar en el esquema de Óscar Washington Tabárez, técnico charrúa de larga trayectoria que habitúa confiar en los jugadores jóvenes. Expertos aseguran que este jugador es una de las joyas del fútbol uruguayo, no del futuro, sino de la actualidad.
Números que no mienten
Francia, Bélgica e Inglaterra cuentan con un gran número de jugadores que son hijos de padres inmigrantes. Veamos qué dicen los números:
Dieciséis de 23 jugadores de Francia tienen, al menos, un padre o madre que nació fuera del país. Otros dos nacieron en las islas del Caribe francés. Once jugadores de Bélgica y seis de Inglaterra son hijos de un inmigrante y otros cuatro jugadores británicos tienen ascendencia afrocaribeña.
El campeón
El año en el que se gatilla el ‘boom’ migratorio en la selección francesa es 1998, con el gran Zinedine Zidane a la cabeza, descendiente argelino que lideró a los galos en la obtención de su primer título del mundo. El equipo contaba con jugadores de raíces armenias, sudamericanas y africanas. Se habló de una selección ‘Black, Beur, Blanc’ (negro, blanco, árabe), para simbolizar la diversidad de procedencia.
De la selección gala recientemente ganadora, Paul Pogba es hijo de padres originarios de Guinea y el defensa Rafael Varane posee raíces en Martinica. Otros dos titulares indiscutibles, N’Golo Kanté y Blaise Matuidi tienen ascendencia de Mali y el Congo. El defensa Samuel Untiti nació en Camerún; Tomás Lemar, en la isla de Guadalupe, y Steve Mandanda, en el Congo. En total, 16 jugadores franceses proceden o tienen familia de países africanos y árabes.
Bélgica en 16 años
El equipo de Bélgica tuvo 11 jugadores con, al menos, un padre inmigrante, entre ellos Romelu Lukaku y Vincent Company, de ascendencia congoleña.
De la alineación inicial que jugó contra Brasil en los cuartos de final, cinco jugadores tienen un padre inmigrante: Romelu Lukaku (RD Congo), Axel Witsel (Martinica), Vincent Kompany (RD Congo), Marouane Fellaini (Marruecos) y Nacer Chadli (Marruecos).
Esta situación es muy diferente a la del equipo del Mundial Corea Japón 2002, cuando solo dos jugadores tenían esta condición.
Inglaterra caribeña y africana
Los hijos de inmigrantes también estuvieron representados en la selección británica. El equipo del director técnico Gareth Southgate tuvo entre sus filas seis jugadores de, al menos, un padre foráneo al Reino Unido.
Del equipo que jugó contra Suecia en los cuartos de final, cuatro jugadores son hijos de un padre inmigrante: Ashley Young y Raheem Sterling, de Jamaica; Dele Alli, de Nigeria; y Harry Kane, de Irlanda.
La presencia de jugadores que compiten en ligas caracterizadas por la diversidad, como la Premier en Inglaterra, donde los extranjeros ocupan el 70% del total de las plazas, es una situación cada vez más generalizada, que toca incluso a nuestro país. Así que a prepararnos para las nuevas generaciones de nuestro fútbol nacional.
Por Gustavo Cano, periodista / Felipe "Lana" Valdés, comunicador social