En julio próximo se cumplirán dos años de la última Jornada Mundial de la Juventud realizada en Cracovia, instancia que fue recordada con cariño por el Papa Francisco en enero del 2017, al momento de enviarles una carta a los jóvenes del mundo para presentar el documento preparatorio para el XV Sínodo de Obispos que se llevará a cabo en octubre de este año.
“En Cracovia, durante la apertura de la última Jornada Mundial de la Juventud, les pregunté varias veces: las cosas ¿se pueden cambiar? Y ustedes exclamaron juntos a gran voz ¡sí! Esa es una respuesta que nace de un corazón joven que no soporta la injusticia y no puede doblegarse a la cultura del descarte, ni ceder ante la globalización de la indiferencia”.
Con la carta, el Papa Francisco invitaba a los jóvenes a participar y a ocupar el centro de la atención respecto de temas como los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, demostrando que la Iglesia Universal se encontraba abierta a escuchar sus opiniones.
Un año después de la carta, a Arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, replicó la misma fórmula para extender la invitación.
“Convoco a celebrar una asamblea sinodal de jóvenes, para profundizar el tema propuesto por el Santo Padre Francisco para el Sínodo de los Obispos de 2018: Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, con la finalidad de optimizar y vitalizar la Pastoral de Jóvenes de nuestra Iglesia diocesana, suscitando en ella la participación activa y responsable de los mismos jóvenes, en comunión con la Pastoral Orgánica de toda la Iglesia particular de Santiago”.
En la misiva del arzobispo también daba a conocer el equipo organizador de la asamblea, el cual estuvo conformado por mons. Pedro Ossandón, obispo auxiliar de Santiago, quien fue presidente junto a los presbíteros Héctor Gallardo, vicario pastoral; Francisco Llanca, vicario episcopal para la Esperanza Joven; Cristián Roncagliolo, responsable de la pastoral de la PUC; Álvaro Chiordi, asesor pastoral de Educación Superior de la Vicaría de la Educación; Claudio Cartes, sdb, delegado provincial de pastoral juvenil; Rodrigo Cordero, responsable de pastoral vocacional; Gerardo Boetsch, de la Pastoral DUOC-UC, y Juan Carlos Astudillo, secretario ejecutivo de la VEJ. Quienes tuvieron la tarea de convocar también a un(a) joven de cada vicaría zonal y cuatro jóvenes representantes de diversos movimientos juveniles presentes en la arquidiócesis.
Juventud NO, jóvenes SÍ
Alrededor de 300 jóvenes de todo el mundo estuvieron en Roma, desde el 19 al 24 de marzo, reuniéndose con el Papa Francisco en la preparación de la reunión presinodal de octubre, pero no solo ellos, sino que, de todas partes del mundo -inclusive Chile-, miles de jóvenes participaron e intervinieron a través de las redes sociales uniéndose a la reunión en Roma.
En este contexto, el Sumo Pontífice comunicó y desarrolló cuatro puntos, anunciando que este es un espacio que invita a escuchar la cultura de los jóvenes en coherencia con el Evangelio: un mensaje de proximidad que invita a encontrarnos y confrontarnos, a acogernos y amarnos en serio, a caminar juntos y compartir sin miedo.
¡La juventud no existe! exclamó fuerte el Papa ante la multitud de jóvenes en el pontificio colegio internacional “Maria Mater Ecclesiae” en Roma, haciendo alusión a que la juventud es un concepto que se estudia, se grafica, pero a diferencia de la juventud lo que realmente existe son los jóvenes; con un rostro, corazón, historia e identidad. “¡A los jóvenes hay que tomárselos en serio!”, continuó exclamando el Papa y apeló a la cultura que, por un lado, idolatra a la juventud, pero, por otro, excluye a los jóvenes de ser protagonistas.
Señaló que los jóvenes no están creciendo porque no se dejan interpelar, sino que son marginados de la vida pública y ese es un pecado de la sociedad. Pero esta marginación es parcial, porque “ustedes son constructores de cultura, con su estilo y originalidad”.
Y, precisamente, la voluntad de la Iglesia es ponerse a la escucha de todos los jóvenes, sin excluir a ninguno. “Si faltáis vosotros, nos falta parte del acceso a Dios”.
¿Qué buscas?
El Papa continuó su discurso refiriéndose a las condiciones para que los jóvenes estén acompañados en el discernimiento vocacional, es decir, en el “reconocer y acoger la llamada al amor y a la vida en plenitud”.
En este contexto, los enfrentó con la pregunta “¿Qué buscas?” y continuó “porque no podemos hacer otra cosa que compartir con entusiasmo la búsqueda de la verdadera alegría de cada uno; y no podemos tener solo para nosotros a quien nos ha cambiado la vida: Jesús”.
Antes de concluir su discurso y refiriéndose al comentario de un joven, siguiendo la invitación de rejuvenecer el rostro de la Iglesia, el Papa Francisco destacó la cercanía que los hombres y mujeres consagradas han tenido en este sínodo, porque generan un ambiente de confianza al escuchar, aconsejar y ser cercanos a los jóvenes.
Con Toda Libertad
Pasó un largo año para que se iniciara el proceso sinodal en Santiago, que comenzó en mayo de 2017 con el inicio del tiempo presinodal, primera instancia que consistió en recabar información sobre la situación actual de los jóvenes y la Iglesia en la arquidiócesis Se realizó una consulta amplia en parroquias, movimientos, colegios y en las diferentes realidades pastorales, para luego pasar a las asambleas zonales, las que se desarrollaron entre octubre y noviembre de 2017.
El tiempo presinodal en Chile estuvo marcado por el hito de la visita apóstolica del Papa Francisco a nuestro país, en enero pasado, donde manifestó “el dolor y la vergüenza por el daño causado a niños por parte de ministros de la Iglesia”.
Días antes de la asamblea, el Papa Francisco se reunió con los obispos chilenos, quienes, después de seguidos encuentros, decidieron dejar sus cargos en manos del Santo Padre, para que él libremente decidiera respecto de cada uno de ellos.
Asamblea en Chile
A 20 años del último Sínodo de Santiago, la Iglesia local nuevamente recibió más de 500 jóvenes y adultos en el Colegio Sagrados Corazones de la Alameda.
La asamblea estuvo presidida por el arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, acompañado de sus obispos auxiliares y los vicarios zonales y ambientales. Y dirigieron el tema de la jornada hacia la realidad de los jóvenes de la capital como la antesala de la gran convocatoria que el Papa llamó a vivir en Roma para octubre próximo.
Pero ¿para qué es la Asamblea Sinodal? Esta pretende aportar al arzobispo de la arquidiócesis su reflexión y sus propuestas pastorales en relación al tema de los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional.
El pastor de la diócesis, en sus palabras iniciales, precisó que el significado de sínodo es “caminar juntos”, lo que a su vez implica discernir juntos en este mundo en que está la Iglesia. Además, agregó que este X Sínodo de Santiago tiene por desafío la transmisión de la fe a los jóvenes: “Queremos hacerles presente el don maravilloso de la fe, que les ayude a descubrir el sentido más bello y profundo de la existencia, la estatura alta de Jesucristo, el Señor, y les ayude a descubrir la misión que tienen en el mundo, de ser signo y constructores de esperanza”, enfatizó el cardenal Ezzati e hizo el llamado a estar “abiertos a lo que el Espíritu nos quiere decir, a lo que el Espíritu le quiere decir en esta hora a la Iglesia de Santiago”.
Vergüenza y dolor
Los propios jóvenes organizadores rompieron el esquema de la asamblea al solicitar a los obispos que se pronunciaran respecto de las palabras del Papa Francisco, sus llamados y la realidad que vive en este minuto la Iglesia en Chile.
“El discernimiento cristiano nos ingresa con mucha más profundidad al dolor del pecado ocasionado a los hermanos, especialmente a los más débiles, a los más pequeños. ¡Eso no se hace. Eso un cristiano no lo hace! (...) Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no da fruto. He entendido como nunca antes lo que significa morir a sí mismo para que la gloria de Dios brille”, señaló monseñor Pedro Ossandón, vicario de la Zona Sur y responsable del sínodo refiriéndose a su experiencia personal en este encuentro en El Vaticano.
“Veníamos desde hace mucho tiempo caminando con una herida abierta en nuestra Iglesia, y aunque hemos buscado poner remedio, ha sido insuficiente, y por eso necesitamos todavía buscar medicinas más radicales”, expresó el vicario de la Zona Oeste, monseñor Galo Fernández durante la jornada sinodal.
“Han sido días pesados, uno se siente incómodo, se interpela, se siente cuestionado y está bien que sea así, porque aquí hay una realidad histórica de muchos años, que evidencia problemas sistemáticos que ha habido en nuestra Iglesia en Chile (...), porque nos alejamos de Dios”, puntualizó el vicario de la Esperanza Joven y obispo auxiliar de Santiago, monseñor Cristián Roncagliolo.
“Mucho dolor, con vergüenza, sin palabras para poder explicar todo. Sentí la responsabilidad de que somos pastores” y agregó que lo que generalmente aparece es el pecado de la Iglesia y no brilla Jesucristo: “Es un desafío grande de todos de que Jesucristo aparezca”, señaló monseñor Jorge Concha, vicario de la Pastoral Social Cáritas.
Los participantes de la asamblea prosiguieron con el trabajo y respondieron a tres preguntas: cómo me siento con lo que está ocurriendo en nuestra Iglesia chilena, qué propongo para poner a Jesucristo en el centro de nuestra vida de Iglesia y con qué acción me comprometo para poner a Cristo en el centro de nuestra Iglesia.
En la jornada del domingo 20 los sinodales participaron en las misas matinales de sus comunidades donde contaron lo vivido durante la jornada inicial.
Concluyeron la jornada dominical profundizando en temas propuestos para el trabajo de la asamblea considerando la situación actual de la Iglesia como aspecto mediador en los diálogos.
Luego de intensos días de trabajo, los 500 sinodales se reunieron el lunes 21 de mayo para culminar el X Sínodo de Santiago. En la misa final, el arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, llamó a no desconocer la dolorosa y grave situación por la que pasa la Iglesia chilena.
El trabajo en los distintos círculos; menores, intermedios y mayores, homogéneos y heterogéneos contribuyó en aportar propuestas pastorales; los obispos auxiliares hablaron con franqueza luego del encuentro con el Papa en Roma; los jóvenes intervinieron y hablaron con sinceridad sobre la realidad actual y sus perspectivas futuras, y el mensaje final del cardenal Ezzati marcaron el desarrollo del encuentro sinodal.
Poner a Cristo en el centro
El resultado del trabajo de los tres días se vio reflejado en las 48 propuestas aprobadas por la asamblea, dentro de las cuales se encuentran algunas como el mejoramiento de los procesos de formación frente a temas como el abuso, el fortalecimiento de la participación laical juvenil y la relación de los colegios con las parroquias.
Una de las principales conclusiones fue la carta de los sinodales, la que lleva por nombre “Poner a Cristo en el centro”, donde expresaron su parecer frente a la situación actual de los jóvenes y la Iglesia.
“Son muchas las personas, en especial los jóvenes, que se han alejado de la Iglesia, que ya no quieren saber nada de ella. Esto se explica, entre otras causas, por los abusos y por nuestra incapacidad para enfrentarlos en la verdad. Los comprendemos e, incluso, en muchas ocasiones, compartimos sus mismos sentimientos. Sin embargo, nosotros queremos seguir siendo parte de esta Iglesia que somos todos. Y lo hacemos porque hemos experimentado el amor de Jesús, que nos invita a seguirlo junto a otros”.
Respecto de la compleja situación que vive la Iglesia en Chile, los sinodales afirmaron estar conscientes de la gravedad de la crisis eclesial, pero esperanzados con lo sucedido en los encuentros entre el Papa Francisco con víctimas de abusos y los obispos chilenos, donde se muestra un camino de diálogo que busca la reparación de las víctimas y la renovación de la misión profética de la Iglesia en Chile.
“Una Iglesia centrada en Cristo es una Iglesia que unida a Él hace suya su misión por la misma gracia del Espíritu. Esto implica, especialmente, una relación profunda con Cristo en la oración personal y comunitaria, estructuras eclesiales renovadas, actuar en coherencia y transparencia con el proyecto de Dios, acompañar al pueblo en sus necesidades sociales y ser puente para aquellos que han quedado marginados o se han sentido discriminados”.
El 6 de junio se reunieron participantes de las cinco comisiones que participaron en la Asamblea Sinodal con el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, para hacerle entrega de las propuestas aprobadas. Ahora será él, el encargado de llevar las proposiciones al Sínodo de Obispos que se realizará en Roma en octubre, encuentro que será el preámbulo para una nueva Jornada Mundial de la Juventud a realizarse en Panamá en enero del 2019.
Por Karina Velarde y Joaquín Castro, Periodistas