La vocación de especial consagración a la vida religiosa salesiana, inspirada en el carisma de Don Bosco, sigue llamando la atención de los jóvenes de nuestro país. El camino de discernimiento y formación se desarrolla durante varios años, con el objetivo de discernir el llamado de Dios y la idoneidad de los candidatos.
Entre las primeras instancias que un joven con inquietud por la vocación salesiana vive están las etapas formativas del aspirantado y prenoviciado, que desde 2016 ofrecen una nueva experiencia para los candidatos de la provincia de Chile, orientada a formar en los lugares de misión.
Tras largos años desarrollándose en Lo Cañas, donde históricamente se han concentrado la mayoría de las casas formativas salesianas, hoy ambas etapas tienen por sede la comunidad religiosa de La Cisterna, desde donde los salesianos animan el trabajo educativo y evangelizador en varios frentes: dos colegios, dos parroquias y una casa juvenil que, entre sus actividades, desarrolla un oratorio.
“Esta transición (cambio de Lo Cañas a La Cisterna) garantiza que los jóvenes formandos conozcan más de cerca la realidad de una comunidad religiosa que trabaja de una manera tan diversa como la nuestra”, explica el P. Darío Navarro, encargado de la formación de aspirantes y prenovicios.
En medio del oratorio, el estudio, la oración y la vida comunitaria, los jóvenes vocacionales descubren y potencian su vocación en miras a decirle “sí” a Jesucristo al estilo de Don Bosco.
Dentro de sus actividades, participan en la pastoral juvenil de los colegios que anima la comunidad: Liceo Manuel Arriarán Barros de La Cisterna y Colegio Domingo Savio de San Ramón, particularmente en el Club Domingo Savio, comunidades apostólicas salesianas, Encuentro de Niños en el Espíritu (ENE) y también en la casa juvenil con la pastoral sacramental: Primera Comunión y Confirmación. Asimismo, estudian Pedagogía y bachiller en Filosofía en la Universidad Católica Silva Henríquez.
En la línea del crecimiento comunitario, aspirantes y prenovicios dedican la tarde del lunes a compartir con la comunidad religiosa. Reciben acompañamiento espiritual, viven encuentros de formación sobre la vida de Don Bosco y la espiritualidad salesiana y un retiro mensual. De igual modo, dentro de su horario tienen asignado un tiempo para el deporte, el trabajo en la casa y la música.
Para crecer en la dimensión espiritual, los formandos viven momentos que les ayudan en el discernimiento vocacional, tales como la celebración de la Eucaristía, la meditación, el rezo del oficio diario (laudes y vísperas), el rezo del Rosario y adoración al Santísimo Sacramento.
Todas estas actividades están orientadas a la formación de un salesiano consagrado, que pueda dar respuestas asertivas a la sociedad, capaz de estar en el patio con los jóvenes, sin perder contacto con la realidad.
En su visita a nuestro país, el P. Guillermo Basañez, miembro del Consejo General de la Congregación, delegado mundial para las misiones, destacó lo positivo de llevar estas etapas formativas a un lugar de misión como es la comunidad de La Cisterna, donde se puede evidenciar el trabajo concreto.
Nuevas respuestas
Para los formadores ha resultado positivo que los aspirantes puedan estar inmersos en la realidad del trabajo. “Como formadores nos permite conocerlos de una forma real en su servicio apostólico. Nos permite conocer sus interrogantes, sus propuestas, sus puntos de vista ante los temas de Iglesia que van surgiendo”, aseguró el P. Navarro.
El cambio de Lo Cañas a La Cisterna se lee también como una respuesta a la realidad que viven hoy día la Iglesia y la sociedad en Chile. Se testimonia el hecho de que jóvenes puedan optar por la vida religiosa en los nuevos contextos.
“Antes también se hacía una buena formación, pero al contexto de la época, una realidad eclesial y social distinta a la de hoy, donde las intenciones vocacionales eran mayores, por lo cual se justificaba que la casa de formación fuera en un lugar apartado, con una actividad pastoral esporádica”, explica el P. Navarro.
Se espera que los nuevos elementos de la formación ayuden a la coherencia en la opción vocacional por Cristo, la creatividad en la acción, disposición al apostolado social y la valentía para responder a los nuevos escenarios sociales y eclesiales.
Por Gustavo Cano, Periodista