En octubre de 1991 ocurrió la trágica muerte del P. Marco Aurelio Fonseca, salesiano misionero costarricense asesinado en Angola. El Rector Mayor de entonces, P. Egidio Viganó, escribió una carta a las Inspectorías de la Secretaría de la Cuenca del Plata -llamadas así a las de Uruguay, Paraguay, Brasil y Argentina- para solicitar a cada una el envío de un misionero al lugar, de manera de continuar con el trabajo. El martirio sufrido por el P. Fonseca no haría retirar a los Salesianos de dicha misión, decía el texto del P. Viganó, al contrario, el sucesor de Don Bosco llamaba a no quejarse ni lamentarse, sino a ser generosos.
A este llamado respondió el P. Guillermo Basañes, salesiano argentino que por entonces se encontraba en Buenos Aires en proceso de preparación para la profesión perpetua. Desde entonces está fuera de su tierra natal, hace ya 26 años, respondiendo al llamado de Dios como salesiano misionero, algún tiempo en la misión de La Candelaria en Tierra del Fuego, en otro momento como formador e Inspector de Angola, más tarde como Consejero General para la Región África-Madagascar y ahora como Consejero General para las Misiones.
Desde finales de marzo y hasta finales de mayo el P. Guillermo estará en nuestro país desarrollando la Visita Extraordinaria, proceso que se realiza cada seis años y que lo tendrá recorriendo todas las comunidades para asegurar un contacto directo con los salesianos y con los actores principales de las obras salesianas. “La idea es tener un conocimiento actualizado de cómo está la vida y la misión salesiana en cada uno de sus lugares y en el conjunto de la inspectoría y, también, ver su situación en relación a las indicaciones mundiales que el Rector Mayor da para toda la Congregación”.
Explica el P. Guillermo que la visita tiene la misma finalidad que las visitas canónicas que anualmente realiza el Inspector. En este sentido, se trata de un proceso habitual, con la diferencia que es por encargo del Rector Mayor. En principio, quien debería hacerla, es el Consejero Regional para América Cono Sur, el P. Natale Vitali, sin embargo, se estila que no sea así dado que que perteneció a la Inspectoría de Chile. “A los consejeros regionales que vienen de la inspectoría no se les pide hacer la visita extraordinaria. Eso me pasó cuando, siendo Regional para África-Madagascar, no hice la visita Angola, la inspectoría donde fui inspector, justamente para darle mayor objetividad y una visión desde afuera”.
Cuéntenos de su experiencia como Consejero General para las Misiones tras haber sido Consejero para la Región África - Madagascar
Es muy rica, desafiante y que como salesiano me ha hecho crecer mucho. He nacido en la Congregación como misionero ad gentes... mi vocación salesiana, desde el inicio, siempre estuvo muy marcada por la llamada misionera. Estando en Angola fui llamado a ser parte del Consejo General. Es una experiencia muy rica, sobre todo por el contacto directo con el sucesor de Don Bosco, durante seis años con el P. Pascual y ahora con el P. Ángel. Eso no solamente te pone en contacto con una persona, con un salesiano, sino que te hace abrazar y acompañar muy de cerca la vida salesiana en el mundo, los 134 países en los que estamos presentes.
¿Qué otro tipo de misión, además de la geográfica en lugares de frontera, le resulta a usted urgente realizar hoy en Inspectorías como la nuestra?
El gran desafío para la Iglesia y para los Salesianos de Don Bosco es mantener el espíritu misionero, más que conservar obras misioneras o regiones misioneras. El Papa Francisco, a partir de su iluminación en Evangelii Gaudium, habla de la transformación misionera a la que está llamada toda la iglesia... cuando se habla de transformación misionera no se trata de privilegiar zonas o estructuras, sino mantener vivo un espíritu. Es muy interesante en el documento, todas las veces que el Papa Francisco insiste ‘no se dejen robar el espíritu misionero’, ‘que no se apolille la pasión misionera’... la Iglesia y la Congregación serán siempre jóvenes en cuanto que se mantengan misioneras, no en cuanto hagan esfuerzos en conservar zonas que antiguamente fueron muy misioneras... se trata de mantener vivo un espíritu, no solamente en la selva o en el desierto, sino que ahí donde hay jóvenes que están deseosos de conocer a Jesucristo o que no lo conocen.
¿Cómo cree que debe hacerse el anuncio hoy de Jesucristo en sociedades tan secularizadas como la nuestra?
La respuesta es simple, pero, al mismo tiempo, muy desafiante. Lo que hace falta son testigos, o sea, discípulos enamorados de Jesucristo, familiarizados con la Palabra de Dios, que se dejen conducir por el Espíritu Santo. Eso es lo que hace falta. No hace falta estrategias muy complicadas. Los jóvenes del mundo de hoy son muy sensibles a los testigos auténticos. No hace falta hacer grandes discursos para tocar el corazón secularizado de los jóvenes. Evidentemente, lo complejo está en saber elegir adecuadamente las plataformas en las cuales estos testigos se hacen visibles. Uno cuando llega aquí, la casa inspectorial [Barrio República, Santiago] y ve este mar de jóvenes que pasa, puede ver allí un desafío enorme.
¿Cómo ha sido el proceso para definir el tema del Capítulo General 28?
Hemos estado diez días en sesión extraordinaria del Consejo General, justamente, para decidir ese tema. Esto ha sido fruto de todo un año en el que hemos estado escuchando región por región, en siete visitas de conjunto, tomándole el pulso a la Congregación del mundo entero. Como conclusión y a dos años del Capítulo General decidimos el tema ¿Qué salesianos para los jóvenes de hoy? Estamos provocando a toda la Congregación y a toda la comunidad salesiana a que pongan esto muy claro en la mente. No se trata solamente de decir qué estrategias tenemos que hacer para que las nuevas generaciones salesianas crezcan bien... se trata de poner oído a los jóvenes para saber cómo podemos responderles fielmente, porque ellos, secularizados o no, creyentes o no, tienen el derecho de conocer y de amar a Jesucristo.
Nuestra inspectoría está trabajando en un proyecto para ofrecer una propuesta a los universitarios del barrio República, aquí en el Centro de Santiago ¿Qué recomendaría para una iniciativa como esta?
Una estrategia fundamental es crear espacios de escucha, como ha hecho el Papa en el Sínodo de los jóvenes cuya primera fase acaba de concluir en Roma. Esto está indicando una forma de actuar, una Iglesia que sea capaz de escuchar, creando espacios y tiempos en los que los jóvenes se sientan cómodos porque, efectivamente, son escuchados. Esto, en contextos universitarios, es muy importante, saber cómo hacerlo, cómo articularlo. A veces son necesidades de escucha personal, íntima y familiar. Un joven necesita confrontarse con un adulto creyente que lo escuche, un sacerdote, un joven, etc. Crear, por ejemplo, espacios tipo foro donde se planteen preguntas adecuadas o donde se pueda discutir a partir de la Palabra de Dios... Un segundo elemento que está teniendo mucho fruto es la promoción del voluntariado misionero salesiano, o sea, la capacidad de suscitar entre los jóvenes universitarios esa atracción por ocuparse de los más débiles, de los más necesitados, de los más marginalizados, de acercarse, como dice el Papa Francisco, a tocar la carne de Jesús crucificado en estos pobre más pobres... a veces hay jóvenes sin ninguna pertenencia religiosa que se comprometen con proyectos de solidaridad que después se transforman en la puerta de un camino de fe, de encuentro con la persona de Jesús y con Dios.
Por Vicente Fritz, Periodista