José Luis Maldonado tiene 17 años de edad. A los 6 un accidente le provocó una lesión bucal que le generó serias dificultades para el lenguaje oral y, con ello, una discapacidad intelectual. Aunque de carácter moderado, esta condición se vio agudizada por el hecho de que nunca había sido integrado a una comunidad que lo ayudara en un proceso educativo de acompañamiento y estimulación. Vivió en una situación de privación sociocultural y apatía comunicativa, hasta 2016, cuando ingresa a la Escuela Especial del Centro Comunitario Laura Vicuña de Puerto Montt, centro educativo que forma parte de los diversos frentes de la misión salesiana en la ciudad y en la Región de los Lagos.
El alto grado de vulnerabilidad y los aspectos disfuncionales de su familia hicieron que en un primer momento el trabajo escuela-hogar se viera desfavorecido, sin embargo, la acogida y el profesionalismo del equipo de educadoras, y el convencimiento de sus padres por darle mejores oportunidades, lograron revertir completamente la situación. “Hoy es un joven que se ha demostrado muy capaz. Aprendió a valorarse, respetarse y, sobre todo, a saber que existen redes que lo apoyan”, comenta Johanna Gómez, directora de la escuela salesiana.
Sus educadoras cuentan que registra un 100% de asistencia. Es más, cuesta convencerlo de no ir a la escuela los días feriados. Tampoco la lluvia, muy característica de la zona, hacen claudicar a sus padres en el esfuerzo de prepararlo para la tarea cotidiana. “Es el primero en ayudar en todo acontecimiento abierto a la comunidad, como exposiciones de materiales y actos escolares. Siempre está alegre, empapado del espíritu salesiano que nos identifica”, comenta también la directora.
La experiencia educativa con José Luis refleja la búsqueda permanente de esta obra salesiana con todos los alumnos, lograr avances en su desarrollo integral, asegurando aquello que es clave en la propuesta salesiana, que los niños y jóvenes sientan que se les quiere y valora.
Sello Salesiano
La Escuela especial fue creada en 1996 para apoyar a jóvenes con discapacidad intelectual ofreciéndoles talleres de estimulación. Este propósito se fue ampliando y pronto cubrió los niveles de educación especial básico y pre básico. La dimensión espiritual con el sello salesiano siempre ha sido relevante en la propuesta formativa, para ayudar a los estudiantes a descubrir la presencia de Dios en el quehacer cotidiano.
Los alumnos tienen posibilidad de participar en talleres de manualidades, cocina y danza-teatro, diseñados para fortalecer su vida independiente, proporcionarles herramientas que les brinden la posibilidad de interpretar y dar a conocer sus emociones y pensamientos y favorecer su inclusión laboral.
La escuela atiende alumnos y alumnas con discapacidad intelectual en diferentes grados, desde leve a profundo. El equipo profesional está integrado por tres educadoras diferenciales, una kinesióloga, una fonoaudióloga, un profesor de educación física, una psicóloga, dos asistentes de sala, una auxiliar de aseo y una administradora.
Grandes proyectos
En los últimos años este centro educativo ha emprendido un camino para ofrecer una propuesta de vanguardia según la Ley de Inclusión -basada en el diseño universal de aprendizaje- y según también el curriculum nacional, todo gracias a un equipo multidisciplinario de calidad y comprometido. Para su conformación ha sido clave el aporte recibido por medio de un proyecto cofinanciado por el Rector Mayor, máxima autoridad de la Congregación Salesiana en el mundo, entre 2016 y 2017, gestionado a través de la Oficina de Planificación y Desarrollo de la Congregación en Chile, encabezada por Enrico Marinucci.
A través de esta fuente de financiamiento se ha podido, además, crear una sala para sesiones educativas, ampliar los espacios para el taller de cocina, refaccionar la cancha techada, adquirir equipamiento e insumos para actividades terapéuticas y los talleres, entre otras iniciativas.
Lo anterior ha permitido que la Escuela cuente con ambientes adecuados para realizar programas educativos, en línea con modernos establecimientos especiales, que aseguran las condiciones para que los alumnos desarrollen capacidades en comprensión-lenguaje y psimotricidad a partir de programas individuales y grupales.
La oficina de planificación, junto a los educadores de la escuela, continúan trabajando en la gestión de más recursos para ampliar aún más el equipo profesional, los ambientes y el equipamiento. Esta vez, el propósito es potenciar los talleres de cocina, manualidades y educación física, y realizar otros orientados al fortalecimiento de las habilidades de comunicación y cuerpo- mente. Asimismo, implementar una nueva sala de informática e iniciar diálogos con instituciones y empresas locales para facilitar el acceso a las pasantías de los alumnos.
Escuela de excelencia
La alta calidad educativa de la Escuela la ha hecho merecedora de la excelencia académica, reconocimiento otorgado por el Ministerio de Educación en dos bienios: 2016-2017 y recién renovado por el actual bienio 2018-2019, por el 100%.
Los establecimientos mejor evaluados por este sistema se hacen acreedores de la Subvención por Desempeño de Excelencia destinada a otorgar incentivos remuneracionales a los docentes y asistentes de la educación. “Este logro es significativo y representativo de que la labor hecha por nuestra plana docente es efectiva y a beneficio de nuestros estudiantes”, comenta la directora.
Por Vicente Fritz, Periodista.