Las horas y horas previas al sol no mermaron el entusiasmo y la vitalidad de miles de jóvenes que llegaron hasta el Templo Votivo de Maipú para el encuentro con el Papa Francisco, este miércoles 17 de enero, tercer y penúltimo día de la histórica visita del Santo Padre a nuestro país.
Para preparar el corazón de los muchachos y muchachas, que poco a poco llegaban hasta la explanada de este histórico lugar de peregrinaje -incluidos los integrantes del Movimiento Juvenil Salesiano-, la organización previó la animación a través de grupos musicales pastorales.
Una hora antes de la llegada del Papa al Templo tuvo lugar uno de los momentos más emotivos: la procesión de la imagen de la Virgen del Carmen, Patrona de Chile, junto a grupos de bailes religiosos, hasta el lugar central, para que fuera Ella quien presidiera este encuentro.
Media hora antes de los establecido inicialmente por los organizadores, el Papamóvil entró en la explanada e hizo un recorrido para que el Papa alcanzara a saludar a los participantes que se encontraban distribuidos en diferentes plazas mientras el cantante Américo interpretaba el himno de esta visita “Mi Paz les doy”, compuesto por el mismo artista.
En su mensaje el Santo Padre pidió a los jóvenes no claudicar en sus ideas, proyectos y sueños y usó la analogía de la reconexión -en alusión a los aparatos electrónicos- como manera de vivir una vida plena y fecunda según la voluntad de Dios.
Al principio les dijo: “La Virgen del Carmen los acompaña para que sean los protagonistas del Chile que sus corazones sueñan”.
En alusión al desarrollo de los jóvenes el Papa señaló que madurar NO es aceptar la injusticia, ni aceptar que nada podemos hacer, al contrario, dijo que eso es corrupción. “Madurar es crecer y hacer crecer los sueños y las ilusiones”.
Invitándolos a entender que de ellos, de los jóvenes, depende el rostro joven de la Iglesia, el Papa dijo:
“Ayudemos a que la Iglesia tenga un rostro joven, no precisamente por maquillarse con cremas rejuvenecedoras, sino porque desde su corazón se deja interpelar, se deja cuestionar por sus hijos para poder ser cada día más fiel al Evangelio”.
Recordando una anécdota en la que un joven le contaba que aquello que le ponía de mal humor era queda sin conexión, el Papa propuso una clave para reconectar, preguntarse lo que San Alberto Hurtado invitaba a preguntarse: “¿Qué haría Cristo en mi lugar?”.
“En la escuela, en la universidad, en la calle, en la casa, entre amigos, en el trabajo, frente al que le hacen Bullying ¿Qué haría Cristo en mi lugar”.
“Sin conexión con Jesús terminamos ahogando nuestras ideas, nuestros sueños, nuestra fe y nos llenamos de mal humor”.
Fuente: Comunicaciones Salesianos Chile