Nuestra experiencia de colonias villa feliz
Nuestro país esconde una preocupante realidad de vulnerabilidad que afecta a miles de niños, adolescentes y jóvenes. En una columna hecha para el periódico El Mercurio -uno de los medios escritos más influyentes de nuestro país- Mario Waissbluth, del Centro de Sistemas Públicos de la Universidad de Chile, hace referencia a datos alarmantes respecto de la salud mental en nuestra infancia: “Hay una realidad abrumadora en materia de salud mental de niños y adolescentes en Chile. El 75% sufre algún tipo de violencia en el hogar de carácter grave. La prevalencia de trastornos psiquiátricos y/o discapacidad psicosocial en niños y adolescentes es de 22,5%, lo cual es una curiosa coincidencia con las tasas de abuso severo. Hay 20 mil sentencias condenatorias a adolescentes por año y el 47% de la población penal inicia su carrera delictual a los 13 años”. En el mismo texto, Waissbluth indica también que de 5 millones de niños y jóvenes, algo más de un millón está sufriendo y/o tiene su futuro comprometido.
En este contexto, las propuestas de acompañamiento y también formativas se vuelven aún más significativas por la urgencia de responder a tantas necesidades emanadas de las problemáticas que nos hace ver Waissbluth. Entre las opciones se encuentran las experiencias evangelizadoras que reaccionan y evidencian que la Iglesia y, en ella, el mundo salesiano, no renuncia a la esperanza. Entre los signos que preanuncian dolor y sufrimiento, siempre resurge la vida y la convicción de que otro mundo es posible. De lo contrario, vana sería nuestra fe. Como expresión particular de las semillas del Reino en la historia cotidiana, se destacan las Colonias Salesianas Villa Feliz.
Las Colonias Villa Feliz ya tienen bastante historia en la Pastoral Juvenil Salesiana de Chile. Desde nuestro país se difundió a diferentes partes del mundo dando lugar a lo que hoy conocemos como el Movimiento Juvenil Salesiano. Desde noviembre hasta enero, la mayoría de las obras salesianas en Chile preparan, organizan y ejecutan los centros de Colonias, realidad que hace referencia no a un lugar físico, sino a una propuesta salesiana para niños y adolescentes de sectores vulnerables y en riesgo social, a quienes se les ofrece momentos de evangelización, formación en diferentes campos, recreación, paseos, juegos y alimentación durante una o dos semanas.
Propuesta pastoral de evangelización
Las Colonias tienen un horizonte evangelizador que se ha ido consolidando en el tiempo:
- Un camino educativo que da preferencia a los últimos y más pobres: son los niños y preadolescentes principalmente quienes acuden desde sectores pobres. Cada año esperan este regalo de Dios en sus vidas.
- Se inicia con el encuentro entre niños y jóvenes en sus lugares de pertenencia: no es desarraigo, al contrario, están en sus ambientes cotidianos, dándoles frescor y nuevos aires a sus barrios.
- Lee y valora positivamente su patrimonio natural y sobrenatural: quienes intervienen con su servicio, parten reconociendo el valor de aquello que son y poseen como don de Dios; y que ayudan al “darse cuenta”.
- Ofrece un ambiente educativo lleno de vida y rico en propuestas, pues el tiempo que duran las Colonias, son “buenas noticias” para los pobres. Donde la vida trata de resurgir con mayores dosis de esperanzas.
- Propone un proyecto original de vida cristiana: Espiritualidad Juvenil Salesiana (EJS ). A dejar ese “plan vital” en cada niño y adolescente, para seguir caminando con ánimo en la vida cotidiana.
Metodología pedagógica
Los “tíos, tías” o monitores y asesores jóvenes más adultos, llegan a convertirse, de alguna manera, en agentes educativos y pastores cercanos. Esto, por una metodología internalizada con el aprendizaje y la experiencia desarrollada en el tiempo. Es decir:
- La voluntad de estar entre los niños y jóvenes
- La acogida y diálogo
- El criterio preventivo: desarrollar experiencias de bien
- Centralidad de la racionalidad, del sentido de Dios y del amor educativo
- Ambiente positivo: presencia de los educadores y protagonismo de los mismos niños y jóvenes
Un impacto existencial que anima a vivir
El trabajo de colonias desarrolla un estilo educativo pastoral donde se da la formación asistemática, la invitación a una mayor cercanía con Jesús, el aprender haciendo (P. Freire), el desarrollo de las “inteligencias múltiples”, favoreciendo el autodescubrimiento, el gusto por “lo nuevo”, conjugando deporte, música y canto, la expresión teatral y vinculación con lo corporal, la imaginación creativa, el lenguaje de los signos. Todo en un ambiente donde se reivindica el respeto por el otro diferente y necesario.
Se pasa por la valoración de la familia, los amigos, el propio barrio, la ecología, la indagación de la propia experiencia creyente, el perdón, la donación; en fin, que la vida, a pesar de sus dolores cotidianos y no menores, “vale la pena”.
Ciertamente impacta, interiormente, a tantos niños y adolescentes monitores que protagonizan las colonias, acercarse de alguna manera recreativa y alegre, a lo que sucede en la propia interioridad y que solo Dios ve. Abrirse a su propia verdad y al protagonismo y participación social; a reconciliarse de alguna manera (si no recomponer) el tejido social desde donde varias veces vienen dañados (familia, barrio, sociedad que se sueña). Y no menor, despertar, y en ocasiones dejar instalado, en sus orígenes, posibles líderes en su entorno social.
Desde una mirada Teológico pastoral
Tocar el mundo popular de los niños empobrecidos, de aquellos cuya condición de vida constituye un grito que clama al cielo, es tan propio al carisma salesiano que hace gozar cuando se encuentran con estas realidades. Interpela a responder en consonancia. En su base ciertamente está la reivindicación de los Derechos Humanos conculcados injustamente y que están en la epidermis de todo educador pastor (educación, recreación, alimentación, buen trato, reconocimiento como “existente”, etc). Pero está también el llamado a la misión; el que todos están llamados a gozar de los frutos del Reino: paz, justicia, fraternidad, solidaridad, alimentación, recreación, educación, perdón… Las Colonias Villa feliz hacen también rememorar o prefigurar lo que fue en el antiguo Israel, las “fiestas de las Tiendas” donde se juntan para orar, cuidarse, festejar y rememorar a un Padre que acompaña y protege a su pueblo peregrino por el desierto. Hoy parece más urgente, más allá de las estructuras salesianas (colegios, parroquias…) instalar o “montar tiendas” en barrios populares, una experiencia Oratoriana de excepción.
Por ello, Las Colonias vienen a constituir una experiencia propuesta contra cultural:
No es la competitividad -> Es la solidaridad
No es la pasividad -> Es la acción
No es la manipulación -> Es la libertad y creatividad
No es la indiferencia/abandono -> Es la misericordia
de los débiles
No es la increencia -> Es la experiencia de Jesús, de un padre/madre.
No son círculos cerrados -> Abiertos y acogedores
Sólo se les pone una condición para acceder a esta Experiencia de
las Colonias Salesianas Villa Feliz: “Saber o intentar silvar”.
Por César González N, equipo Inspectorial de Pastoral Juvenil