El Provincial de los Salesianos, P. Alberto Lorenzelli, repasó el caminar de la Congregación en Chile durante los últimos años y expresó su agradecimiento a los directores por la misión compartida.
Aprovechando la última reunión de directores de comunidades del año, el P. Alberto ofreció su síntesis y reflexiones del proceso que ha vivido la Congregación en el país durante sus seis años de animación y gobierno.
Compartió con los directores avances y desafíos pendientes en tres dimensiones: Vida Consagrada, Vida Fraterna y Misión.
Se refirió, por ejemplo, al proceso de unificación de comunidades orientado a fortalecer la vivencia de la vida comunitaria; la recolocación en Argentina de las comunidades formativas del Noviciado y Posnoviciado; la mantención del nombramiento de rectores de los colegios.
Asimismo, la actualización del Proyecto Orgánico Inspectorial, carta de navegación para la Congregación en el país; el Directorio Inspectorial, cuerpo normativo para las áreas de gestión y la vida religiosa; el proyecto de animación vocacional.
Por otra parte, la opción por la gratuidad de los colegios salesianos y la ampliación del servicio educativo en aquellos que presentan mayores indices de vulnerabilidad (Alto Hospicio, Antofagasta, La Serena, Copiapó y Concepción); la animación de un colegio en el sector más pobre de Calama, construido con estándares de vanguardia para dar las mejores oportunidades a quienes menos han tenido.
“Ustedes han marcado una huella imborrable en mi corazón”
Luego de repasar algunos de los principales procesos e hitos de la misión, el P. Alberto leyó un texto en el que expresó su sentir respecto de la experiencia de “revolución copernicana” -como le llama- a este tiempo de servicio en nuestra patria.
Reproducimos algunos fragmentos:
Los años vividos en esta querida Inspectoría de Chile fueron muy intensos, fuertes y hermosos.
He venido entre ustedes con espíritu de verdadera comunión, no ficticia, sin prejuicios.
Quiero agradecer especialmente a Dios por los seis años que me regaló al servicio de esta Inspectoría. Años llenos de encuentros, de alegría, de trabajos, de esperanza. Han sido años muy intensos y gozosos, en los que tampoco faltó, como no puede ser de otra manera, la cruz.
Han sido para mí, seis años muy intensos, que me han llenado de felicidad en el contacto con muchos hermanos ricos de espiritualidad, pasión, amor por Dios y por los jóvenes, transparentes, en una vida entregada totalmente y generosamente a la misión.
He probado la alegría de encontrar muchos de nuestros laicos colaboradores y corresponsables en la misión y en el amor a Don Bosco, con un compromiso claro y motivado. Cómo no expresar el gozo entre los numerosos jóvenes presentes en nuestras obras, con sus sueños, esperanzas, alegrías e inquietudes.
Sin duda que las Visitas inspectoriales han dejado una huella imborrable en mi espíritu. Recordar las consolaciones recibidas en las Visitas hace brotar de mi corazón sentimientos de agradecimiento hacia todas las comunidades, hacia los más jóvenes con tantas ilusiones, y hacia los más viejos con tanta esperanza.
Quizá haya personas descontentas porque, deseando actuar con la responsabilidad que el servicio de animación y gobierno me exigía, he sentido la obligación de no avalar ciertas propuestas o de cambiar determinadas cosas. He querido siempre que el diálogo y las razones aducidas abrieran el camino de la decisión a la luz del Evangelio y de las Constituciones, nuestra regla y proyecto de vida.
Siempre quise ser padre, pastor, amigo y hermano de todos. He buscado siempre el camino del diálogo y del consenso. Soy consciente de mis errores y limitaciones, pero he confiado en el Señor que me encomendó esta porción de la Congregación. Les pido perdón por los errores que pude haber cometido y por las cosas que no hice.
Les aseguro que nunca he faltado a la verdad con ustedes y en todo lo que era posible comunicar lo he hecho en la transparencia y lealtad.
Puedo decir que estamos en buen pié, tenemos mucha esperanza y estamos caminando en la dirección adecuada; sin embargo hay trabajo. Hay trabajo no sólo por los proyectos o acciones que se presentan en el camino, hay trabajo sobre todo entre nosotros, hermanos. La mejor herencia que podemos dejar a los hermanos jóvenes y a la Congregación, a los mismos jóvenes, es una Congregación más fiel. Más auténticamente fiel y creativa al carisma de don Bosco, a lo que don Bosco quería.
Ahora, al término de este tiempo, me pongo al servicio de la Congregación con corazón agradecido, en lo que la Congregación me diga.
Considérenme como su amigo. Yo dejo aquí parte de mi vida, no sólo como tiempo empleado sino sobre todo como alma que se ha repartido. Ustedes han marcado una huella imborrable en mi corazón.
Cabe recordar que el P. Alberto asumió como provincial en Chile el 3 de marzo de 2012, tras ser nombrado por el Rector Mayor de aquel entonces, P. Pascual Chávez.
Hasta antes de su nombramiento que lo trajo a nuestras tierras se desempeñaba como inspector de la Circunscripción Italia Central, encabezando el proceso de unificación de cuatro inspectorías que por ese entonces tenía 650 salesianos y 59 comunidades.
Fuente: Comunicaciones Salesianos Chile
Una extraordinaria labor y un inmenso legado nos ha regalado el P. Alberto.
Le deseo el mayor de los éxitos y gratificaciones en sus nuevas responsabilidades.
Que Dios los bendiga.
Un abrazo con el afecto de siempre.
Jaime Fuster Zavala