En dos años Luis Toro ha confeccionado más de 3 mil cruces de madera que reparte antes de Misa y en actividades masivas del Santuario Laura Vicuña, lugar de oración dedicado a la beata salesiana ubicado en Santiago, a las faldas del Cerro Colorado, en la comuna de Renca.
‘Don Nano’, como lo llaman sus conocidos, recorre las calles de su población recogiendo, entre escombros, algún trozo de madera que le permita confeccionar sus cruces. De vez en cuando recibe también donaciones de sus vecinos.
A sus bien traídos 83 años ha encontrado un nuevo sentido a la vida a través de esta actividad y ha transformado al Santuario de Laurita -como cariñosamente la llama- en su refugio.
“Le pedí fuerzas a Dios y a la Laurita”
Desde que se iniciara en el año 2000 esta obra de las Hijas de María Auxiliadora, Don Nano comenzó a integrarse junto a su
esposa, fallecida hace ya tres años.
“Tenía un furgón que adapté como kiosco ambulante, con el que trabajé hasta que mi señora se agravó. Ella tenía un meningioma al cerebro inoperable; después se le declaró alzhéimer. Mi hija me pidió que dejara de trabajar, que no nos iba a faltar nada”.
“Vendí el furgón, pagamos todo, quedamos sin deudas y recorría la población con ella en silla de ruedas, cuando el día estaba lindo. Los últimos años los dediqué exclusivamente a ella”.
Entre lágrimas –inevitablemente, mías también- dijo: “Yo sé lo que es perder papá, mamá, hermanos, incluso una hija, pero la pérdida de mi vieja fue mucho más grande. En los momentos más difíciles de mi vida, cuando me sentía agobiado, con pena, con dolor, este fue mi refugio. Supe aceptarlo porque le pedí fuerzas a Dios y a la Laurita”.
“Señor, ¿Cómo te puedo ayudar?”
Don Nano relata que una noche, luego de haber perdido a su esposa, eleva esta oración: ‘Señor, estoy solo… no tengo ningún resentimiento por haberte llevado a mi señora, porque sé que está en tus manos. Dime cómo te puedo ayudar’. “Al otro día amanezco con la idea de hacer cruces”.
Recurre, entonces, a Sor Rosa Suazo, Directora de la comunidad del Santuario Laura Vicuña, Vicaria Provincial de las Hijas de María Auxiliadora en Chile, para contarle sobre esta idea que traía en mente: “La hermana me dijo ¡hagámoslo!”.
Actualmente Don Nano invierte varias horas del día en buscar el material y en la confección y decoración de las cruces. Para él esta ocupación ayuda a que Jesús y Laura lleguen a la casa y a la vida de las personas: “Para el aniversario de Laurita -22 de enero repartimos 500 cruces. Hemos logrado que personas que jamás colocaron una cruz en su puerta, hoy la tengan puesta, porque es distinto cuando es un regalo”, señaló.
La devoción y colaboración de Don Nano al Santuario no se queda ahí. En sus inicios, cuando aún estaba su esposa, se instalaba con su furgón a la subida del Cerro Colorado para subir a los fieles que acudían los domingos a Misa. Recientemente tuvo la idea de regalar agua bendita en ocasiones especiales.
“Me acordé que tenía un amigo que es gerente de una fábrica de envases. Le conté lo que quería hacer, pero me dijo que no creía. Aún así nos regaló 400 y después nos mandó 2 mil botellitas más”.
“Muchos me dicen que tengo que cobrar y yo les digo: ‘Fíjate que tengo 83 años, una salud de fierro y Dios no me cobra por tenerme como me mantiene. Las cosas que hago para Él no son negocio. Además, me siento parte del Santuario’”, concluye.
Un Santuario para la familia
El Santuario comenzó a funcionar el 3 de septiembre del año 2000, día en que se celebra el aniversario de la beatificación de Laura Vicuña. El predio ocupa 30 hectáreas en las faldas del Cerro Colorado de Renca y en él se encuentra un Templo con una capacidad para 150 personas y un Centro de Espiritualidad con salas para encuentros y reuniones.
La construcción y administración está a cargo de la Fundación Laura Vicuña y está dirigido por Sor Rosa Suazo, Hija de María Auxiliadora, quien considera que, tras 17 años de construcción, este espacio de encuentro y de oración tiene el permanente desafío de seguir consolidándose como santuario para seguir convocando a muchas personas.
“Vienen adultos, jóvenes y familias a rezar por sus enfermos; algunos vienen por deporte y otros vienen derechamente porque ya conocen a Laura Vicuña”.
“Las personas vienen porque buscan a Dios; quieren respuestas a preguntas que nadie les ha podido responder, a situaciones angustiosas, personales, de soledad, de pena; hay muchos que vienen a agradecerle a Laurita porque está haciendo algo en sus vidas y también han venido personas en situación límite, decididos a quitarse la vida, que se han encontrado con esto a mitad del camino, han entrado y han salido con otra visión”, cuenta la religiosa.
Sor Rosa señala que es importante que se conozca la figura de Laura Vicuña y que se reconozca como una protectora de la familia: “Que la puedan sentir como alguien que supo salir adelante ante la adversidad, que amó mucho a Dios y que eso la hizo superar muchas dificultades. Nos gustaría que viniera más gente a visitarnos, que vengan a conocer a Laurita, una niña de 12 años que tiene toda la fortaleza para ayudar a todo el que le pida”.
Eucaristía todos los domingos a las 18:00 horas.
Primer domingo de cada mes: Bendición y entrega de agua bendita.
Segundo domingo de cada mes: Bendición de niños, niñas y jóvenes.
Tercer domingo de cada mes: Bendición de adultos mayores y enfermos.
Cuarto domingo de cada mes: Domingo Solidario, se reciben alimentos no perecibles en la Misa, los que serán entregados a familias del sector que lo necesiten.
22 de cada mes a las 18:00 horas. Conmemoración de Laura Vicuña y bendición de signos que serán entregados a los presentes.
El Santuario atiende de lunes a domingo de 08:00 a 18:00 horas.
Por Verónica Soto, Periodista