Jorge, a quien apodan “El Clavo”, tiene unos 35 años de edad, varios de los cuales ha vivido privado de libertad.
Le restan cerca de dos meses para salir. Se encuentra a la espera de un beneficio que podría adelantar este proceso a solo unos 20 días, después de dos años de condena por robo.
Pronto a transformarse nuevamente en un ciudadano libre, comenta que la cárcel no es para nadie, que ha tenido una vida dura, lo que se refleja en su mirada y presencia. La dureza al hablar desaparece cuando se refiere a sus ansias de salir para reencontrarse con su esposa e hijas de 5 y 15 años. Reconoce que hace falta el hombre de la casa y la presencia del papá.
Sabe y asume que poner nuevamente los pies en la calle no será fácil con los antecedentes que lleva a cuestas, en una sociedad en la que aún hay muchos prejuicios que derribar y camino que recorrer en términos de reinserción social, sin embargo, no pierde la esperanza de dar un vuelco a su vida.
“El Clavo”, junto a otros internos, en su propósito de enmendar rumbo, se integró al Taller de Fútbol Adaptado de la Unidad Especial de Alta Seguridad (ex CAS), centro penitenciario en el que se encuentra, iniciativa a cargo del monitor Víctor Silva, seleccionado nacional de Fútbol Ciego, estudiante de Psicología de la Universidad Católica Silva Henríquez (UCSH).
Este taller forma parte de una de varias acciones que lleva a cabo el Programa Penitenciario Don Bosco de la Universidad Salesiana, que define como foco de atención prioritario a las personas privadas de libertad, compromiso formalizado mediante un convenio de colaboración con Gendarmería de Chile en 2008.
Programa Penitenciario Don Bosco
Esta apuesta se materializa por inspiración en el carisma salesiano y en el legado de San Juan Bosco y del Cardenal Raúl Silva Henríquez. Busca promover los Derechos Humanos de uno de los grupos más postergados de la sociedad.
Esta y otras iniciativas son desarrolladas por el Área de Responsabilidad Social Universitaria y Derechos Humanos de la Dirección de Vinculación con el Medio, ratificando el compromiso asumido frente a temáticas de inclusión y de Derechos Humanos que históricamente han sido ejes centrales en el trabajo de las diferentes unidades académicas y de gestión.
Según Juan Henríquez, Director de Vinculación con el Medio de la Vicerrectoría de Identidad y Desarrollo Estudiantil de la UCSH, todo es parte del crecimiento que ha tenido la universidad en coherencia con “ese compromiso responsable, significativo y con impacto respecto al trabajo con personas privadas de libertad. Lo que tenemos hoy como universidad no es azaroso”.
El programa cuenta también, desde 2011, con una iniciativa de Nivelación de Estudios en Recintos Penales a cargo del Centro de Extensión y Servicios (CES), que transforma a la Universidad Salesiana en la única en el país que trabaja en esta línea, tanto en el medio libre como en el medio cerrado.
La nivelación de estudios arrojó otras tantas necesidades y develó un alto índice de analfabetismo entre los internos, por lo que desde 2012 el CES, en conjunto con la Dirección de Pastoral Universitaria, inició el Proyecto de Alfabetización en el Centro de Detención Preventiva Santiago Sur (Ex Penitenciaría).
Una exitosa experiencia que fue cautivando cada vez más voluntarios; estudiantes de diferentes carreras que han puesto sus conocimientos a disposición y que han logrado ofrecer hoy un programa más amplio con la creación de talleres de Reforzamiento Escolar, de Desarrollo Personal y Acompañamiento, además de un Preuniversitario Penitenciario.
“No teníamos experiencia de cárcel; fuimos adquiriéndola en base a ensayo y error. Nos dimos cuenta que no estábamos dando abasto (en 2011) con la cantidad de población, por lo que buscamos más voluntarios que a la vez se retroalimentaran conociendo otra forma de prestar un servicio con la mística del Cardenal y de Don Bosco”, señala Sergio Espinoza, Coordinador de Nivelación de Estudios del CES.
El programa se instala formalmente en 2015, dentro de la Dirección de Vinculación con el Medio. Se institucionaliza y comienza a tener articulación con distintas unidades académicas y de gestión, ampliando a otras líneas de acción, todas orientadas a ser un apoyo para las personas privadas de libertad en el proceso de rehabilitación, inserción y reinserción en la sociedad, tales como educativas, recreativas, culturales, deportivas, investigativas, entre otras.
Karen Cravero, Coordinadora de Responsabilidad Social Universitaria y Derechos Humanos de Vinculación con el Medio, señala que “para nosotros es muy coherente, porque aseguramos la bidireccionalidad y la retroalimentación en la docencia”.
“Esto es muy importante, porque estamos formando estudiantes que sabemos serán socialmente responsables, profesionales con un sello salesiano, con un legado que va detrás y que les fomenta a ser distintos”, argumentó.
Dignidad, educación y reinserción
Actualmente el programa cuenta con unos cien monitores y voluntarios activos que trabajan para asegurar el acceso a la educación en Centros Penitenciarios, labor de apoyo a los liceos “intramuros”, que no dan abasto para el creciente número de población penal.
Según estadísticas de Gendarmería de Chile, el 70% de los internos del país no ha terminado cuarto medio, cifras que se vuelven preocupantes considerando que uno de los principales derechos humanos es la educación y también una de las principales herramientas para prevenir la reincidencia.
El número de estudiantes que se encuentra comprometido en esta iniciativa pareciera no ser muy alto en números, pero para Juan Henríquez, el valor es más alto en términos cualitativos que cuantitativos: “Cien es mucho en relación a la participación estudiantil que tenemos en esta universidad; contar con este número de personas es un tremendo esfuerzo”.
Sergio Espinoza hace un análisis de las personas privadas de libertad que acceden al Programa Penitenciario Don Bosco. Señala que la cantidad de participantes ha disminuido con el tiempo, sin embargo, el nivel de aprobación de los cursos y de certificación ha ido en aumento.
“Ya no tenemos solo alumnos que buscan un beneficio penitenciario, sino que realmente tienen interés por estudiar y, a partir de ahí, estamos trabajando en generar un cambio de mentalidad para que entiendan que éste es un beneficio que les puede servir para la vida y reintegrarse a la sociedad”, señala.
Denis Díaz, Encargada del Programa Penitenciario Don Bosco, comenta que los espacios de las escuelas permiten dignificar a las personas desde su humanidad, no desde la condena y desde la imagen paupérrima que nos entregan los medios de comunicación de las cárceles. “Nos permite poner acento en el derecho a la educación como una herramienta para proyectarse como una nueva persona”.
“Hay posibilidades, se logra, no es un imposible. Para eso trabajamos, para entregar las herramientas que nacen desde nuestros estudiantes y unidades académicas para fortalecer a través de la pedagogía, los procesos de reinserción educativa que van de la mano con la reinserción social”, concluye.
Los beneficiarios de este programa corresponden a población penal femenina y masculina de la Región Metropolitana, además de funcionarios civiles y uniformados que se ubican en estos centros: CDP Santiago Sur, Liceo Herbert Vargas Wallis, CDP Melipilla, CDP Puente Alto, Unidad Especial de Alta Seguridad, CDF San Joaquín, CDF San Miguel, Gendarmería de Chile, Liceo Santa María Eufrasia, Liceo Camino de Luz, CRS San Joaquín.
Por Verónica Soto, Periodista
Estimados, junto con saludarlos, escribo ya que esta nota tiene varios años y me gustaría, si fiera posible, obtener mas información y actualizada de este programa.
Muchas gracias
Magdalena Garretón Soler
Profesora.
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