La educación de los hijos según “Amoris Laetitia”

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El Papa Francisco ha puesto en el centro de su Pontificado a la familia, consciente de los diversos problemas contemporáneos que la afectan. Es desde ahí que se genera la reflexión de los desafíos de distinta índole con los que se topara la Iglesia, servidora de la gran familia humana.

Hace unos meses, el Papa entregó la Exhortación Apostólica “Amoris Laetitia”, una conclusión importante del Sínodo de la Familia. Si podemos colocar el acento correcto en esta Exhortación, debemos mencionar: “acoger, acompañar, discernir e integrar”. Son en estos cuatro verbos donde el Papa Francisco sintetiza su receta para una pastoral de la familia. Es por medio de estos verbos que podemos acercarnos a un capítulo que no debe quedar en las sombras: “Fortalecer la educación de los hijos”.

El punto de partida de este capítulo ya es revelador: “Los padres siempre inciden en el desarrollo moral de sus hijos, para bien o para mal”. Nuestros niños no son espectadores pasivos de la dinámica familiar, al contrario, en edades muy tempranas adquieren y son influenciados por nuestras conductas. Así también se desarrollarán en la sociedad. Por lo mismo, es indispensable estar siempre en constante revisión de nuestro rol como educadores y en este examen es donde se espera de una compañía fructuosa por parte de la pastoral familiar.

En la actualidad ya no asombra ver a niños de corta edad abriendo y utilizando las distintas aplicaciones del celular de sus padres, situación que concebimos como una ventaja y habilidad, pero que debe ser orientada. El Papa menciona que “no se debe dejar de preguntar quiénes se ocupan de darles diversión y entretenimiento, quiénes entran en sus habitaciones a través de las pantallas, a quiénes los entregan para que los guíen en su tiempo libre”.

La información está al alcance de un click y mucha de esa información puede literalmente atentar contra los valores propuestos por los mismos padres, por eso, “los momentos que pasamos con ellos, hablando con sencillez y cariño de las cosas importantes, y las posibilidades sanas que creamos para que ellos ocupen su tiempo, permitirán evitar una nociva invasión”. Los padres deben orientar y prevenir para enfrentar situaciones donde pudiera haber riesgo.

En “Amoris laetitia” no sólo se mencionan riesgos que puedan vivir nuestros jóvenes y niños, sino también propone algunos puntos de acción, como lo son la “educación ética de los hijos” o el “valor de la sanción como estímulo”. Frente al primero recuerda que la formación moral en casa siempre será insustituible, el lugar privilegiado para “desarrollar hábitos”. Frente al segundo, invita a “despertar la capacidad de ponerse en el lugar del otro y de dolerse por su sufrimiento cuando se le ha hecho daño”, un consejo no menor sobre todo en la era del Bullying.

Al igual que el resto del documento, los pastores invitan a su lenta y rumiante meditación. Este es sólo una pequeña aproximación a descubrir el aporte que el Papa quiere hacer a los padres de hoy y mañana. Porque de algo él está seguro: “Tener un lugar a donde ir, se llama hogar. Tener personas a quien amar, se llama Familia, y tener ambas se llama Bendición”.

Alexis Parra
Vocero de Voces Católicas

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