“Nadie vive de sus lágrimas – expresó Monseñor Travez, Arzobispo de Quito – vive de tu ayuda”. Palabras tan duras, como tan comprometedoras. Y es una verdad cuando, después del terremoto, los que sufren son los niños. UNICEF y los socios humanitarios expresaron “que se requieren 23 millones de dólares para cubrir las necesidades de por lo menos 250.000 niños durante los próximos tres meses. Necesitamos que estos suministros lleguen a los niños lo antes posible”.
El terremoto que afectó a Ecuador devastó gravemente a ciudades como Pedernales, Manta, Portoviejo, Bahía de Caráquez, Esmeralda y Muisne, han informado que el saldo de personas fallecidas es de 654 personas y los heridos sobrepasan las 5.000.
El desastre afectó a la provincia de Manabí, a la ciudad de Manta y especialmente a la parroquia urbana Tarqui, una de las más populosas y pobladas, donde se encuentran obras salesianas gestionadas por la Comunidad de esa ciudad.
Familias enteras se hallan sin viviendas y con total desprotección. La escasez de alimentos y agua, así como las condiciones de deterioro al estar únicamente en la calle, sin los servicios básicos afectan en su integridad a los adultos, ancianos, jóvenes y de manera mucho más fuerte a los niños y niñas y adolescentes.
Los salesianos desde el primer momento trabajan en un plan de acción que prevé atender durante a más de 42.000 personas, que son damnificados.
Los salesianos en Ecuador están en coordinación con entidades gubernamentales y no gubernamentales que se hallan en la zona para mejorar el impacto y alcance de ésta ayuda de emergencia a los pobladores del Barrio Tarqui y de Crucita.
Posteriormente a esta ayuda de emergencia se atenderá a las labores de desescombro y de reconstrucción de las que la Inspectoría Salesiana de Ecuador informará.
Es cierto que “no podemos solucionar todo, pero podemos ayudar en algo”. La página Web de los salesianos en Ecuador tiene organizado un espacio para quienes deseen ser solidarios.
Fuente: InfoANS