“La familia más hermosa, protagonista y no problema, es la que sabe comunicar”, señala el papa Francisco en su mensaje para la 49ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. La Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales se celebra todos los años el domingo de la Ascensión del Señor. Este año 2015 corresponde al 17 de mayo. El mensaje ha sido dado a conocer este viernes 23 de enero, en la víspera de la fiesta de san Francisco de Sales, patrono de los periodistas y comunicadores. Lo han dado a conocer, en el aula Juan Pablo II de la oficina vaticana de Prensa, Mons. Claudio Maria Celli, presidente del Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales; la profesora Clara Giaccardi, de la Facultad de Letras y Filosofía de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, de Milán; y el profesor Mauro Magatti, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la misma casa de estudios. Familia no es terreno de batallas ideológicas En su mensaje, el papa Francisco afirma que la familia “no es un campo en el que se comunican opiniones, o un terreno en el que se combaten batallas ideológicas, sino un ambiente en el que se aprende a comunicar en la proximidad y un sujeto que comunica, una «comunidad comunicante». Una comunidad que sabe acompañar, festejar y fructificar”. En este sentido, el Pontífice considera posible restablecer “una mirada capaz de reconocer que la familia sigue siendo un gran recurso, y no sólo un problema o una institución en crisis”. Y al mismo tiempo invita a concebir la familia como el “espacio donde todos aprendemos lo que significa comunicar en el amor recibido y entregado”. Y propone hacerlo desde una nueva narración, fundada en el acto de “comprender que nuestras vidas están entrelazadas en una trama unitaria, que las voces son múltiples y que cada una es insustituible”. “La familia más hermosa, protagonista y no problema -explica el Papa- es la que sabe comunicar, partiendo del testimonio, la belleza y la riqueza de la relación entre hombre y mujer, y entre padres e hijos. No luchamos para defender el pasado, sino que trabajamos con paciencia y confianza, en todos los ambientes en que vivimos cotidianamente, para construir el futuro”. Agrega el Pontífice que “no existe la familia perfecta” y “no hay que tener miedo a la imperfección, a la fragilidad, ni siquiera a los conflictos”. En ese sentido, subraya que la familia en la que, con los propios límites y pecados, todos se quieren, se convierte en una escuela de perdón: “El perdón es una dinámica de comunicación: una comunicación que se desgasta, se rompe y que, mediante el arrepentimiento expresado y acogido, se puede reanudar y acrecentar. Un niño que aprende en la familia a escuchar a los demás, a hablar de modo respetuoso, expresando su propio punto de vista sin negar el de los demás, será un constructor de diálogo y reconciliación en la sociedad”. Fuente: PCCS – Comunicaciones CECh |
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