La comunidad salesiana de la Casa Generalicia celebró los 50 años de profesión religiosa de Don Pascual Chávez, Rector Mayor emérito; de Mons. Francesco Panfilo, SDB, arzobispo de Rabaul, Papúa Nueva Guinea, y don Francesco Motto, del Instituto Histórico Salesiano. Fue una oportunidad para reflexionar sobre el valor y el significado profético de la vida religiosa en la vida de la Iglesia. En las “Buenas noches”, ayer, frente a los hermanos con los que compartió más de 18 años de vida cotidiana, el Rector Mayor emérito quiso trazar un breve recorrido histórico en el que relató el viaje de su vida religiosa y las reflexiones y las corrientes religiosas que simultáneamente se desarrollaron sobre la vida consagrada – desde las tendencias post-conciliares que deseaban relegarla a la marginalidad, hasta las de la teología latinoamericana de la liberación. Un camino a través del cual fue confirmada cada vez más la dimensión profética de la vida religiosa, como camino para seguir a Cristo y testimonio en el corazón de la Iglesia al mundo. Después de un ágape fraterno, en la noche de ayer, también con la comunidad salesiana del Vaticano, la reflexión continuó en la Eucaristía comunitaria de hoy: “Hablar de la vida religiosa y Profecía es en cierto modo una tautología, en el sentido de que por su naturaleza la vida religiosa es Profecía, aunque ésta no se limita a ello, ya que es ante todo carismática (…). Hoy más que nunca, la Iglesia y el mundo nos necesitan, amantes de una vida consagrada profética de anuncia el maravilloso designio de Dios, denuncia todo aquello que la amenaza y que lo encarna en la propia vida”, dijo don Chávez en su homilía. Un papel profético, el evocado por el salesiano, que no tiene nada que ver con los profetas de la fatalidad, los profetas de la corte o de los que hacen reivindicaciones sociales: “Nuestra profecía nace de la compasión de un Dios apasionado por la salvación del hombre (…) La vida consagrada es profética, se sabe hacer testimonio del amor apasionado de Dios”. Por consiguiente, concluyó su homilía invocando la bendición de María con el fin de que a la vida consagrada en general, y la Salesiana en particular, puedan continuar en el camino de la santidad para aquellos llamados, en la conciencia del sensus Ecclesiae, que le es propio. Al final de la Misa tomó la palabra Don Ángel Fernández Artime, Rector Mayor, quien en nombre de todos expresó su agradecimiento a Don Chávez: “La Congregación y la Familia Salesiana han tenido en ti un Padre, un Maestro y un Guía en nuestro camino. Gracias, gracias de corazón, por su vida y su testimonio. Que la Auxiliadora, quien sigue haciendo todo, te bendiga y te acompañe. Un fuerte abrazo de nosotros, querido Rector Mayor Emérito”. Fuente: InfoANS |
|
Noticias relacionadas:
{module 98} {module 67} |