Cardenal Ricardo Ezzati: “El deporte es una pedagogía extraordinaria”

El Arzobispo de Santiago, quien ofició de árbitro durante su juventud, explica en esta columna porqué no hay ninguna virtud cristiana que no pueda desarrollarse desde la práctica deportiva.

“Fui árbitro de fútbol a partir de un encargo pastoral que me confiaron cuando era estudiante de teología en Roma. En 1967 me asignaron una zona muy pobre de Roma. Allí el decanato tenía organizado, como un elemento de pastoral, el acompañamiento a chiquillos que, por supuesto, vibraban con el deporte. Los acompañaba los días de semana, cuando tenían reuniones por equipo en ámbitos de formación cristiana y también en la organización del decanato que hacía pastoral a partir del deporte. En varias ocasiones me tocó hacer de árbitro cuando el titular faltaba o llegaba tarde y para hacerlo bien hice el curso. Curiosamente ahora, cuando el Papa me creó Cardenal, me asignó una de las parroquias que pertenece a ese decanato, así es que en octubre, cuando asuma como titular, volveré a ese sector y lo haré con una alegría muy grande, porque la conocí en la cotidianeidad pastoral en ese sector periférico de Roma.

No creo en la eficacia de las tarjetas rojas. Creo más bien en el estímulo que hay que ofrecer a jóvenes, niños y a la sociedad entera con la tarjeta verde. Estoy convencido que el cultivo de lo bueno de las personas ayuda mucho más que el castigar las cosas malas.

El deporte no es solamente una competencia, es una posibilidad de crecimiento. Cuando fui rector del Colegio Salesiano de Concepción, dentro del programa educativo, los 1800 jóvenes tenían que hacer media hora de gimnasia todos los días al comienzo de la mañana. Así se crean hábitos humanos y cristianos como el cuidado de la salud, el desarrollo de los talentos, aprender las reglas de vida que supone practicar una disciplina, la capacidad de ser solidarios y honestos. No hay ninguna virtud humana y cristiana que no pueda tener un desarrollo a partir del deporte. Por consiguiente es un gran medio de evangelización, ya que permite que los jóvenes desarrollen virtudes que ayudan mucho en la vida. Por ejemplo, el empeño y compromiso de correr para obtener un gol tiene una transferencia en otro ámbito de la vida, que es saber que es necesaria la dedicación, el estudio constante y sacrificado para conseguir metas. El deporte es una pedagogía extraordinaria para la formación humana y también para la formación cristiana”.

Fuente: Periódico Encuentro.

www.periodicoencuentro.cl

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