Conmemoración 40 años del Comité Pro Paz y la Vicaría de la Solidaridad

Este 4 de octubre se rememoró, en el Palacio arzobispal, la acción valiente de muchos religiosos y laicos, que incluso dieron su vida por la causa de los derechos humanos.

Profundamente conmovidas, cientos de personas caminaron nuevamente por los pasillos del Palacio Arzobispal- que albergó la Vicaría de la Solidaridad años atrás- para recordar un nuevo aniversario del Comité Pro Paz, que dio inicio a la labor de defensa y promoción de los derechos humanos de parte de la Iglesia en dictadura.

Cuarenta años ya han transcurrido desde que el Arzobispo de Santiago, Cardenal Raúl Silva Henríquez, en una acción profética, constituyó en colaboración con la Iglesia Luterana, la comunidad Israelita y otras confesiones cristianas del país, el COPACHI, y este 4 de octubre con sus protagonistas se celebró su legado.

En el inicio del acto y a nombre del directorio de la Fundación de Documentación y Archivo de la Vicaría de la Solidaridad, Enrique Palet, reconoció la labor de cada uno de los colaboradores de esta causa y dijo que “cumplimos una misión que ninguno de nosotros se imaginó en esos momentos. Lo hicimos con una entrega incondicional y creo que estamos agradecidos por haber podido realizar este servicio, más allá de los costos que tuvieron, entre ellos el más alto de todos, la vida de nuestro querido José Manuel Parada”.

Monseñor Manuel Camilo Vial, director del área social de la Conferencia Episcopal, recalcó en la oración que el comité y la vicaría fueron instancias donde se vivió el amor al prójimo y además, invitó a leer nuevamente invocando al Señor, la carta del Cardenal Silva Henríquez “Mi sueño de Chile”.

Posteriormente, se exhibió un video en que se recordaba la labor realizada, a las personas que colaboraron y actividades culturales de promoción de los derechos humanos.

A nombre de la agrupación de detenidos desaparecidos, Viviana Díaz, agradeció el apoyo recibido y rememorando pasajes difíciles de nuestra historia, recordó la presencia de estas entidades, diciendo que “la vicaría parecía un oasis en medio del desierto de deshumanización en el que vivíamos”. Y agregó que “pase lo que pase, el legado de la Iglesia Católica, a través del Cardenal y su Vicaría de la Solidaridad, es para nosotros fuente inagotable de riqueza humana e inolvidable apoyo”.

Monseñor Cristián Contreras Villarroel, Obispo Auxiliar de Santiago, por su parte, agradeció el legado de tantas personas que hicieron posible esta obra, y expresó que “es la actitud propia de quien recibe una valiosa herencia sabiendo que sin memoria no hay pasado, ni promesa de futuro”.

Y añadió: “Doy gracias a Dios por la profecía caritativa y solidaria inscrita en el corazón de don Raúl y de sus colaboradores más cercanos, que dieron vida a estas iniciativas que- más allá de lo esperado- marcaron a fuego la pastoral de la Iglesia, salvando vidas, defendiendo a los caídos, acompañando a los encarcelados, solidarizando activamente con todo aquel que necesitara la mano tendida de Cristo Buen Samaritano”.

Uno de los momentos más emotivos de la conmemoración fue el homenaje que se realizó a José Manuel Parada, uno de los sociólogos emblemáticos de la Vicaría y que fue degollado por carabineros el 29 de marzo de 1985. Tras escuchar la voz declamante de su padre, el actor Roberto Parada, se le entregó un cuadro con su foto a su viuda, Estela Ortíz, y a su hija Javiera.

Fue justamente Javiera, quien a nombre de su familia agradeció este reconocimiento y les señaló a los presentes que recordaba su infancia en los pasillos de la Vicaría junto a otros niños. Y añadió que “ustedes siguieron amando no dejaron que el horror reinara, fueron capaces de ganarle al odio y la muerte, gracias a ellos somos lo que somos. Ustedes nos enseñaron que hasta los que torturaron y mataron también tenían derechos humanos y había que respetarlos”. Además, se comprometió a “tomar la batuta” y asumir junto a las nuevas generaciones, un compromiso de seguir defendiendo y promoviendo la causa, “hasta que todos vean sus derechos respetados”.

El abogado José Zalaquet ofreció una breve mirada acerca de la situación de hoy, indicando que la agenda de derechos humanos ha cambiado, ya que “las violaciones hoy se han transformado en su naturaleza” y que el desafío para países que han sufrido este tipo de horrores es “cómo reconstruir una convivencia transgredida y construir una sociedad más justa”. Y refiriéndose a Chile, declaró que “en nuestro caso ha tardado la justicia y la verdad, hay avances pero es insuficiente. Las deudas que mantenemos con el pasado pueden comprometer el futuro”.

Y recordando el decálogo de los Derechos Humanos de 1978, los presentes al acto de conmemoración, releyeron el texto volviendo a comprometerse con sus postulados.

Una emocionada Isabel Aldunate finalizó el acto interpretando sentidamente “Yo te nombro libertad”, canción que fue coreada por todos los asistentes.

Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago

www.iglesiadesantiago.cl

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