Rodeado de su familia, hermanos salesianos y educadores y jóvenes de la Fundación Don Bosco, el salesiano coadjutor Juan Gatica Cerda fue despedido el viernes 30 de agosto. Como discípulo misionero ha dejado su servicio en Chile para estar entre los jóvenes de Angola. La despedida se realizó en el contexto de la Eucaristía, celebrada en la capilla del Colegio “El Patrocinio de San José” de Providencia, a cuya comunidad religiosa pertenece Juan. Fue presidida por el Obispo de Temuco, Monseñor Héctor Vargas, de gran cercanía con Juan dado que, en el ejercicio de su servicio en la Congregación antes de recibir el Ministerio Episcopal, fue quién participó en el momento de su ingreso a la formación religiosa salesiana. Entre los concelebrantes, el P. Inspector Alberto Lorenzelli; miembros del Consejo Inspectorial; el Director de la comunidad dueña de casa, P. José Lino Yáñez; y salesianos de varias comunidades que por amistad, cariño y cercanía con Juan le acompañaron en esta despedida. En la asamblea participaron varios integrantes de los grupos de la Familia Salesiana, entre quienes se distinguía un gran número de Hijas de María Auxiliadora. También miembros de la comunidad el Patrocinio e integrantes de la Fundación Don Bosco. La capilla del PSJ estaba preparada y adornada con varios signos referidos a la ocasión: la bandera de Angola y de Chile. Globos con los colores angoleños, la imagen de María Auxiliadora. Apenas iniciada la celebración, fue evidente la inmediata emoción de Juan, quien vivió intensamente los momentos junto a sus padres, hermana y sobrina. Ayudar a cumplir los sueños de Don Bosco En su homilía Mons. Vargas destacó la acción Dios por medio del Espíritu en Juan, que ha obrado y le ha preparado para emprender el vuelo y así colaborar en hacer realidad los sueños de Don Bosco. Respecto de la partida, el Pastor destacó la generosidad de los papás que ven partir a un hijo. También resaltó la disponibilidad de Juan para la misión. “Tienes que partir de tu tierra, no solamente de la tierra física. Así como el Papa habla de las fronteras existenciales, también partes de tierras que son parte vital de tu existencia. Implica renuncias, dejar muchas cosas: afectos, proyectos, sueños de vida; dejar tu cultura… en el fondo significa dejarlo todo, pero es para encontrarlo todo”. Monseñor Vargas dijo a Juan que donde vaya, Don Bosco estará ahí, y donde vaya habrá incontable cantidad de jóvenes que en él encontrarán razón para seguir creyendo, amando y esperando. Concluyó su mensaje Mons. Vargas interpelando a los jóvenes: “Busquen con pasión y generosidad la voluntad de Dios en sus vidas. Para cada uno de ustedes, queridos muchachos, queridas chiquillas, el Señor tiene un sueño, un proyecto, un plan de vida. Por algo viniste al mundo… Vive inquieto hasta que no encuentres lo que Dios quiere de ti”. Su vocación es también la nuestra También entregó un breve mensaje el P. Inspector Alberto Lorenzelli, quien agradeció la disponibilidad de Juan. Señaló que su vocación misionera “tiene que ser vocación de cada uno de nosotros, para vivirla ahí donde el Señor lo puso y en donde quiere que ofrezcamos nuestra vida, nuestra entrega y nuestro corazón”. En cuanto al servicio que realizará en Angola, el P. Alberto indicó que lo primero que Juan puede ofrecer es la riqueza de su humanidad; segundo, su vocación cristiana, sobre todo en la iglesia angolana que como nación ha sufrido mucho por las guerras; también su vocación salesiana, para hacer que en esa tierra el rostro de Don Bosco sea vivo; y por último, la vocación misionera, que es de total generosidad y entrega. El rostro de Dios en tanta gente Muy emocionado Juan agradeció a todos quienes le acompañaron en este momento y a quienes también le acompañaron en su formación y vida como consagrado salesiano en Chile. También señaló que conoció a Dios por sus padres y que, desde entonces, el Señor se ha encargo de enviar personas a su vida, entre ellos niños, jóvenes y adultos, que siempre le han mostrado su rostro. Agradeció también a la Congregación a la cual conoce desde su adolescencia, cuando sus padres lo llevaron a un colegio salesiano. “Desde los 13 años, don Bosco no me ha soltado más la mano… La Congregación me ha dado todo, mi formación humana, profesional y espiritual. Gracias a la Inspectoría de Chile”. Fuente: Oficina de Información Salesiana – OFISA Noticias relacionadas:
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