A la espera de la aprobación, por parte de la Santa Sede, del documento que certifica sus virtudes heroicas, monseñor Ricardo Ezzati puntualizó que el testimonio de un sacerdote ejemplar “contribuirá enormemente en el proceso de nueva evangelización de Chile”. “En nombre de Dios, yo René Mauricio Cabezón Yañez sscc, presidente de la Comisión Histórica en el proceso sobre la vida, virtudes y fama de santidad del padre Esteban Gumucio Vives, juro haber cumplido fielmente el encargo que se me confió”. Era el acto solemne que faltaba en la causa para la beatificación del sacerdote fallecido en 2001 y fue lo que se realizó este miércoles 19 de junio ante la presencia del Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, el Canciller de la Curia, padre Oscar Muñoz Toledo, junto al padre Jaime Correa sj, presidente del tribunal para la causa, el nuevo vicepostulador, padre Rafael Domínguez, y los notarios Patricia Abarca y Cristián Venegas. “Con la presencia del Señor, vamos a realizar este acto que nos compromete desde la verdad de la propia consciencia para realizar esta tarea –expresó el Pastor de Santiago–, que ciertamente ayudará inmensamente a esta causa en la cual personalmente creo profundamente. Creo que contribuirá enormemente en el proceso de nueva evangelización en Chile a través del testimonio de vida de un sacerdote ejemplar de nuestra Iglesia”. En mayo de 2010, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz había decretado el inicio del proceso de beatificación, constituyéndose el tribunal para la causa. Casi un año después, en enero de 2011, monseñor Ricardo Ezzati clausuraba la investigación sobre su vida y enviaba los antecedentes a Roma. Así, el 5 de noviembre del mismo año la Congregación para la Causa de los Santos de la Santa Sede abría oficialmente la causa del Padre Esteban Gumucio, pero faltaba el solemne juramento. “Roma es eterna y cada paso toma mucho tiempo –sostuvo el padre Jaime Correa sj, quien fuera vicepostulador en el proceso de canonización del Padre Alberto Hurtado–, cuando le preguntaban al postulador general cómo iba la causa del Padre Hurtado, contestaba: ‘Io non sono il Santo Padre (Yo no soy el Santo Padre)’. Sin embargo –agregó–, lo que tendría que pasar ahora es que los teólogos reunidos en la Congregación para las Causas de los Santos en Roma tendrían que aprobar la positio (el documento que recoge las virtudes heroicas) por mayoría absoluta de votos, con lo cual pasaría a ser venerable. Si después se hace un proceso sobre un posible milagro realizado por el padre Esteban Gumucio, podría ser beatificado. Luego, si se produce un milagro posterior a la beatificación, podría ser canonizado. Pero algunos procesos se han demorado 300 años y todavía no terminan”, afirmó. Un Siervo de Dios para los pobres El padre Esteban Gumucio nació en Santiago de Chile, el 3 de septiembre de 1914, bautizado con el nombre de Joaquín Benedicto. Cursó sus estudios de humanidades en el Colegio los Sagrados Corazones de Alameda. Ingresó a la congregación a los 18 años de edad. Después de haber efectuado sus estudios filosóficos y teológicos en la casa de formación de Los Perales, recibió el 17 de diciembre de 1938 en Valparaíso la ordenación sacerdotal de manos de Monseñor Rafael Lira Infante. Desde inicios de 1964 es destinado a Santiago, donde funda una nueva parroquia en un naciente sector obrero del sur de la ciudad: la parroquia San Pedro y San Pablo, de la cual es su primer párroco, entre los años 1965 y 1971, y donde trabajaría hasta su muerte. Desarrolló un muy amplio servicio de predicación de retiros al clero, religiosos, religiosas y laicos, a lo largo de todo Chile, y en países latinoamericanos. Una especial dedicación y afecto tuvo desde muchos años por el movimiento de Encuentros matrimoniales. En su ancianidad tuvo también un particular cuidado por ayudar a las personas de tercera edad, tanto a través de escritos, como por medio de jornadas y retiros. En mayo de 2000 le fue diagnosticado un cáncer de páncreas. En la fiesta litúrgica del Buen Pastor, domingo 6 de mayo de 2001, a las 18:20 horas, el Señor lo recibió en sus brazos. “Una vez un hombre ateo –recuerda Rafael Domínguez– le dijo al padre Esteban Gumucio: ‘si Dios se parece un poco a usted, me gustaría creer en él’. Yo creo que el testimonio de él hace muy bien a Chile y al mundo”, asegura. Para el nuevo vicepostulador de la causa, el padre Gumucio marcó profundamente a la Iglesia desde su modo de ser intensamente evangélico. “Muchos le han colgado colores políticos a una persona cuya preocupación social estuvo siempre inspirada por el espíritu del Evangelio –agrega–, siempre buscando que reinara el querer de Dios. Eso lo vivió con una coherencia muy grande. Era alguien que producía, al estar con él, una experiencia de estar con un hombre de Dios”, afirma y agrega que no hay que desconocer su intensa labor literaria. El padre Esteban Gumucio escribió su primer poema a los 7 años, impresionado por una estampa religiosa en que aparecía Jesús llorando sobre la ciudad de Jerusalén. Luego surgieron letras para canciones religiosas que aún perduran, como La Oración, El Peregrino de Emaús, El Ángelus, Camino del Viernes Santo o Jerusalén está en fiesta. Un hito importante en este contexto lo constituyó la composición de la Cantata a los Derechos Humanos, que se estrenó en noviembre de 1978 en la Catedral de Santiago. Se reestrenó veinte años después en el salón de honor del ex Congreso Nacional, y una vez más el 5 de mayo de 2001, el día previo a la muerte del padre, en el edificio Diego Portales. Fuente: Iglesia de Santiago www.iglesiadesantiago.cl |
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