El segundo día del II Congreso de Educación Católica comenzó con una reflexión de Mons. Ricardo Ezzati en la que enfatizó en que la centralidad de la persona humana es la base de una educación de calidad, que debe orientarse a la justicia social. El arzobispo de Santiago y presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Ricardo Ezzati, comenzó su ponencia recordando los frutos del Concilio Vaticano II en cuanto a la educación, que aseguraba que era necesario preparar a los jóvenes para la vida social, ya que así se logra el bien común. Luego hizo hincapié en que el documento de Aparecida constata que al parecer se ha perdido esa dimensión de apertura a sentirse parte y responsable de una comunidad. Aseguró Mons. Ezzati que hoy existe una crisis de educación y de confianza que tiene raíces lejanas y que además no es una experiencia local, sino que universal, y su gravedad radica en que es “imposible educar en desconfianza”. El presidente de la Conferencia Episcopal señaló que debiese ser la política el espacio en el que esta “emergencia educativa” se solucione, pero “la contraposición exasperada, la fuerza ciega de intereses contrapuestos o la flojera intelectual han dificultado el diálogo de quienes quieren una educación más justa, más equitativa, y de mayor calidad”. Mons. Ezzati luego profundizó en el significado de la educación, explicando que es un encuentro entre quien tiene algo valioso que transmitir, y otro que quiere aprender: “Se trata fundamentalmente de una alianza en la educación, todo lo demás acompaña y ayuda. El gran riesgo que tenemos es perder lo esencial, y que todo lo que es secundario ocupe el lugar central. De este mal entendido nacen falsos problemas que no tienen solución. Una educación que se defina por el dinero lo contamina todo, y puede llegar hasta el lucro indebido”. Una buena educación entonces, es cuando esta alianza funciona. En cuanto a la calidad de la educación, Mons. Ezzati aseguró que ésta debe poner a la persona al centro, tanto del estudiante, como del maestro, y pasar de una antropología instrumental a una de sentido, en la que la esencia del ser humano sea el fundamento, ya que así la persona es consciente de sí misma y abierta a los demás. La educación además debe ser integral, es decir, que contemple todas las dimensiones de la persona a la luz del Evangelio. De esta manera tendremos una educación abierta a la justicia social que ayude a la sociedad y la haga crecer. La ponencia de Mons. Ricardo Ezzati fue comentada en primer lugar por Mariana Aylwin, quien actualmente apoya proyectos educativos en el contexto de la pobreza. De acuerdo a la ex ministra de educación, históricamente en Chile nos ha costado mucho decidir sobre el sistema de educación, pero sí hay avances como la Ley General de Educación. Luego el padre Ángel Astorgano, secretario general de la Oficina Internacional de la Educación Católica (OIEC), planteó que debemos preguntarnos sobre qué vida queremos para nuestros jóvenes, si una vida enfocada en el sólo producir, o en una vida plena de personas creadas a imagen de Dios, y hermanas de Dios hecho hombre. Para la tarde de este segundo día de trabajos, se esperan reflexiones sobre el “Desafío curricular de la Escuela Católica”, “Identidad católica en el currículo escolar” y la presentación de experiencias educativas en sectores vulnerables. El sábado en la mañana en tanto, se realizará un panel con los siguientes temas: “Prevención de abusos contra menores”, “Ley de no discriminación” y “Nueva institucionalidad en educación”. Fuente: Prensa CECh |
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